El pintor Boronali en acción
El exceso en todo es un fracaso, dijo un asno. Todo lo contrario, proclamamos nosotros, el exceso en todo es una fuerza, la única fuerza
Manifiesto Expresivista
Le Lapin au Gill
Literalmente “Conejo a la Gill”, este era el nombre de un conocido bar/cabaret en la ciudad francesa de Montmarte reconocido por ser frecuentado por innumerables artistas (entre ellos Picasso). A principios del siglo XX el cabaret pasó a manos de un nuevo dueño: Frédéric Gerard, mejor conocido como Papá Frédé.
¿Y por qué es importante esto? Bueno, resulta que Papá Frédé tenía dos hábitos bastante curiosos. Primero, no tenía ningún problema en servir a indigentes y vagabundos… y esto incluía parte importante de la población de artistas bohemios, que realmente no tenían donde caerse muertos. En general les cobraba con pinturas o adornos, y por esta razón su cantina (que distaba mucho de ser un lugar refinado) estaba llena de cuadros que luego se venderían por millones de dólares. Incluso había dos de Picasso.
La otra peculiaridad de Papá Frédé era su amor por los animales. Quien entrase a su cantina tendría que compartir lugar, de buena gana, con un mono (Théodule), una cabra (Blanchette), un perro, varios ratones… y Lolo, el burro. Y el consentido de Frédé.
Roland Dorgelès y la crítica a la Sociedad de Artistas
¿Han visto esas burlas que se hacen del arte abstracto? Muchos pensarían que es un asunto de tiempos recientes. Pero lo cierto es que en 1910 ya había un escritor harto del esnobismo de los artistas y deseoso de dejarlos en evidencia. Se llamaba Roland Dorgelès y, cómo no, era un visitante asiduo de Le Lapin au Gill (que por cierto para estas fechas ya se había convertido en Le Lapin Agil: el conejo ágil). Y con un par de compinches, y el beneplácito de Papá Frédé, decidió poner en marcha su plan.
Primero buscó un par de pintores y les pidió que pintaran el fondo de un lienzo de colores vivos. Nada detallado, simplemente era para tener un fondo sobre el qué trabajar. Y después fue y buscó a Lolo.
Y ya con Lolo entretenido le amarró un pincel a la cola y puso el lienzo detrás. Y se puso a jugar, molestar y entretener al burrito para que con los movimientos de su cola finalizara la obra de arte. Lo más gracioso del asunto es que todo se realizó frente a un notario, que cuidadosamente llevó registro del evento.
La pintura «expresivita» de Boronali
Joachim-Raphaël Boronali
Los conspiradores inventaron entonces la identidad de un joven pintor italiano llamado Joachim-Raphaël Boronali, y escribieron una carta a su nombre postulando lo que llamaban “expresivismo”. El supuesto movimiento incluso tuvo un manifiesto (escrito por el mismo Dorgelès) y la obra de arte fue bautizada Y el Sol se quedó dormido sobre el Adriático. Y los críticos de arte cayeron redondos en la trampa.
La pintura duró 15 días publicada en el sitio de la Sociedad de Artistas Independientes junto a frescos de Matisse y Rousseau, entre otros, y fue alabada por unos y criticada por otros. El Manifiesto Expresivista fue citado en repetidas ocasiones durante estas críticas. Dorgelès esperó unos días más y luego fue al periódico Le Matin con los documentos notariales que certificaban que todo era una broma pesada.
Evidentemente, la Sociedad de Artistas Independientes quedó en ridículo. Y más cuando Dorgelès reveló que Boronali no era más que un acrónimo de Aliboron, el nombre del asno en la famosa fábula de la Fontaine Los ladrones y el Asno.
Fuentes:
Imágenes: 1: aworldelsewhere-finn.blogspot.com.co, 2: wikipedia.org