En toda la historia que se ha podido registrar de manera oficial, no se conoce ningún otro hombre tan alto como Robert Pershing Wadlow, un ser humano gigante.
El gigante de Alton no paraba de crecer
Lo llamaban “el gigante de Alton”, pues nació en ese poblado del estado de Illinois, Estados Unidos, en el año 1918. Cualquier que se hiciera al lado de este señor, parecía un verdadero enano. Cuando cumplió 22 años, estaba alcanzando su mayor estatura y era el centro de atracción por donde quiera que fuera, sin manera de poder disimularlo, si quiera un poco.
Pero precisamente a esa edad, falleció a causa de que se le infectó un tobillo, porque lo aquejaba una mala circulación. Su deceso ocurrió 30 días después de que le dieron el premio Guinness por ser “el hombre más alto de la historia”, el 15 de julio del 40.
Llegó a medir en aquel entonces, 2 metros con 73 centímetros y pesaba casi 200 kilos, al momento de perder la vida. Las medidas tan excesivas se debieron a un tumor que le salió en la glándula pituitaria. Aunque parezca increíble, lo único que detuvo su crecimiento fue la muerte, porque nunca paró de estirarse, mes tras mes.
Sus zapatos eran número 70
Usaba zapatos de 48 centímetros de largo, lo que correspondería a la talla número 70 en calzado y sus manos también eran enormes; medían 33 cms desde el hueso de la muñeca hasta el extremo del dedo corazón.
Robert y su familia se percataron de que algo andaba mal, cuando cumplió cinco años y ya medía 1 metro con 68 cms. No paraba de crecer y a la edad de 12, superaba los 2 metros con 10 centímetros y finalmente, casi completa los tres metros. El origen preciso de la infección de su tobillo, fue una herida que le provocó un artefacto ortopédico, lo cual lo condujo a su muerte prematura.
En Alton, se puede apreciar una gran estatua de tamaño real, que en homenaje le erigieron sus paisanos, en 1980.
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