Una de las personas más adineradas fue Jean Paul Getty, gracias a los grandes negocios del petróleo. Pero su fama no se creó tanto por su fortuna, sino por su codicia desmedida, que lo llevó a ser acreedor del título del “hombre más tacaño del mundo”.
Instaló teléfonos monederos en su casa
Nació en Estados Unidos en el año 1892, en el estado de Minesota. Primero, se hizo famoso por haber superado los US $1000 millones, proeza que muy pocos habían logrado en el siglo XX. En aquel entonces, formó un imperio petrolífero llamado Getty-Oil, que crecía a pasos agigantados. Los premios Guinnes le otorgaron la condecoración por ser el “ciudadano privado más rico”. En el momento de fallecer, sus bienes superaban los 3 mil millones de dólares.
Se mostraba como un conocedor de la música y la pintura, por lo que frecuentaba comprar obras de mucho valor. Pero lo que más resaltan sus allegados y quienes lo conocieron, es que se trataba de un hombre extremadamente tacaño. Cierto día, cuando se dio cuenta de que cualquiera de sus empleados podía usar el teléfono en su exorbitante mansión, mandó instalar teléfonos monederos y así evitó que salieran llamadas gratis.
El colmo de los colmos de lo tacaño
Pero el colmo de los colmos, se dio cuando secuestraron a un nieto llamado J Paul Getty III. Esto sucedió en Italia, en el año 1973. En aquella oportunidad, los criminales se encargaron de hacer llegar una nota a la familia, que indicaba que el joven estaba secuestrado y que si querían volverlo a ver con vida, deberían pagar la suma de US $17 millones.
Entonces, lo primero que quiso pensar el anciano multimillonario fue que su nieto se había auto secuestrado para sonsacarle el dinero. Pero al poco tiempo, los delincuentes se manifestaron, demostrando que no estaban jugando para nada. Entonces, enviaron un sobre en el que había un mechón de pelo del muchacho, junto con una de sus orejas, lo cual enviaron a un importante medio de comunicación.
Pero ni si quiera viendo semejante escena terrorífica y dolorosa, el viejo Getty quiso pagar la liberación. Por el contrario, afirmaba que si accedía a darles el monto que le exigían, luego harían lo mismo con sus otros 13 nietos. Pero los secuestradores no jugaban y advirtieron que de no pagar la suma, a la semana siguiente enviarían la otra oreja y en últimas, lo matarían.
Al final, después de la tremenda presión y sollozos de su propia familia, el multimillonario Jean Paul Getty aceptó pagar. Pero no tan fácil, pues él mismo se apropió de la negociación y resultó convenciendo a los delincuentes, de sólo darles US $2 millones, mismos que resultó cobrando a su hijo, padre del joven secuestrado, haciendo que se los pagara a cuotas, como si fuese un préstamo con intereses del 4%. Todo el mundo quedó sorprendido de la tacañez extrema de este sujeto.
A lo largo de su vida contrajo nupcias en 5 oportunidades y sus esposas, aunque estaban casadas con uno de los hombres más pudientes del planeta, finalmente la avaricia de Getty las terminó alejando a todas. También era muy estricto y duro con sus hijos; una vez desheredó a uno de sus primogénitos, porque se casó con alguien que el anciano no consideraba digna de pertenecer a su familia: Thalita Pol, una reconocida actriz del momento.
Cuando falleció, su dinero se había multiplicado y sus empresas prosperado cuantiosamente. Pero a pesar de todo, nunca disfrutó más allá del 5% de sus bienes y todos sus esfuerzos fueron reducidos a cenizas por ese proceso inevitable llamado muerte.
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