Está demostrado por los hechos, que el fanatismo religioso ha conllevado a que las personas cometan los peores errores de la vida, motivados por creencias basadas en el temor y la superstición. Uno de esos casos es el de un pastor que les prendió fuego a cerca de 800 personas que creyeron en sus apocalípticas predicciones. Esta es la historia:
Estaba convencido totalmente sus mentiras
Joseph Kibweteere, un líder religioso de Uganda, en el año 2000 afirmaba que el mundo terminaría antes de abril de esa fecha. Alrededor de 800 personas lo seguían ciegamente y confiaban en que todo se daría tal cual lo afirmaba el pastor de la secta llamada “Restauración de los Diez Mandamientos de Dios”.
Aquel hombre gritaba a los cuatro vientos que el apocalipsis se presentaría inevitablemente en ese mismo año y que aquellos que realizaran grandes ofrendas, rituales y sacrificios, podrían ser salvados por la Virgen, quien según él, bajaría de los cielos y rescataría a los creyentes. Eso conllevó a que se presentara “el mayor suicidio colectivo de la historia”.
Joseph, el primer convencido de sus propias mentiras, en un caso extremo de mitomanía, advirtió que el planeta ardería el 17 de marzo de 2000. Días antes de lo señalado, un total de 778 personas se congregaron en la las instalaciones de esa iglesia, en el poblado de Kanunga, y oficiaron toda clase de rituales y ofrendas, como comerse dos vacas enteras con 70 cajas de bebidas gaseosas, pues el pastor les decía que habían sido bendecidas.
Un sacrificio dantesco
Sellaron cualquier entrada, puertas y ventanas, por si alguien se arrepentía del gran sacrificio que se iba a realizar. Entonces, llegado el 17 de marzo, esparcieron gasolina por doquier y aquel pastor enloquecido, sin más, sacó los fósforos y le prendió fuego a todo y a todos. Obviamente, las víctimas terminaron carbonizadas, en medio de gritos infernales.
Kibweteere antes de su locura fanática, se desempeñaba como político del partido demócrata, en los años 60’s, pero al fracasar en unas elecciones, su existencia dio un vuelco de 180 grados. Duró desaparecido alrededor de ocho años y cuando apareció nuevamente, decía que Jesucristo y la Virgen se le habían presentado físicamente y que inclusive, los pudo grabar en una cinta, misma que jamás mostró.
Según él, Jesús fue explícito en detallarle que todos aquellos quienes anhelaran ser salvados, deberían ofrecer sus vidas, inmolándose en nombre de la divinidad y serían llevados al cielo. Los vecinos del lugar relataron que los gritos fueron espantosos y la escena completamente dantesca. Igualmente, todos los habitantes de esa población estaban previendo que algo grande acontecería, porque los fanáticos de la secta habían vendido todos sus bienes y se habían despedido de todos sus amigos y familiares.
La cifra exacta varía según los medios de información, pero la cifra se aproxima a 778 muertos, aunque hay quienes dicen que superaban los mil, sobrepasando la tragedia de Guyana en 1978, en el que 914 individuos bebieron voluntariamente cianuro, dirigidos por el pastor Jim Jones. Muchos otros casos similares se han presentado en aumento desde el siglo XX y la entrada al nuevo milenio.
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