En los casos de agresión y abuso sexual, las víctimas no solo son mujeres y niños; los ancianos también forman parte de las personas más vulnerables a estos delitos. Un ejemplo preciso es el siguiente suceso:
Su deber era cuidarlo y lo violó
En abril de 2016, un anciano que para entonces tenía 72 años de edad, confesó abiertamente a su familia que el sujeto al que habían contratado para que lo cuidara, lo violó indiscriminadamente. Claro está, que ante semejante acusación, los familiares acudieron inmediatamente a entablar una denuncia penal en contra de aquel hombre que llevaba tan sólo 15 días en ese empleo.
En consecuencia, se emitió una orden de captura contra el señor Edgar Félix Moreno Castillo, de 37 años para esa época. Este individuo, aprovechándose de la falta de fuerza y capacidad para defenderse del anciano, sin más, procedió a abusar sexualmente de él, cuando su trabajo era brindarle protección y cuidados, ya que la víctima ni si quiera podía vestirse él mismo, ni ir al baño solo.
El exceso de confianza
A Moreno le pagaban 2 mil pesos mexicanos al mes, por cuidar del abuelito. Pero nadie imaginó que la persona a la que depositaban la confianza de asistir y velar por un ser querido, resultara cometiendo toda una crueldad contra el adulto mayor, lo cual es causal del delito denominado “violación agravada”.
El abuelo relata que tan pronto como quedaban a solas, el hombre se transformaba en un psicópata y comenzaba a tocarlo en sus partes íntimas, le quitaba la ropa y lo ultrajaba. También lo amenazaba de que si decía algo lo mataba. Por eso pasaron varios días, hasta que decidió hablar. Moreno, en vez de enfermero, resultó ser un enfermo. Una fuerte lección para esa familia, en cuanto saber elegir adecuadamente el personal de confianza para una labor tan importante.
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