Japón es uno de los países más excéntricos del mundo y este título no lo han adquirido de la noche a la mañana, porque cada día nos sorprenden con costumbres o eventos que a nosotros, los occidentales, nos dejan totalmente sorprendidos.
Japón es un país cuya población consta de 60% de ancianos y tiene una de las tasas de mortalidad más altas del mundo: cerca del 1% anual y las empresas de incineración no dan abasto para quemar los cadáveres que les llegan cada día.
Confortables recamaras para difuntos
Hisayoshi Teramura, un hombre que lleva 40 años en el negocio de las funerarias, abrió el primer hotel para muertos del país, en Yokohama, y recibe el nombre de Lastel.
Los japoneses ahora pueden enviar a sus familiares fallecidos a pasar la noche en un primer hotel para muertos, situado en un suburbio de Yokohama, en el este del país. El local tiene el mismo aspecto que cualquiera de los pequeños alojamientos de la ciudad, con la diferencia de que aquí se alojan exclusivamente difuntos. Por un precio de unos 154 dólares por noche, los familiares pueden dejar los restos de sus seres queridos en alguna de las 18 habitaciones con refrigeración con las que cuenta el hotel.
Preferible pagar hotel que dejar el muerto en casa
Aunque en occidente, este servicio lo ofrece una funeraria común y corriente, en Japón, les ofrecen servicio de masajes post morten y de maquillaje, cosa que en occidente hacemos, pero es cuestión de un solo día. Los parientes de los fallecidos están obligados a esperar el acceso a un horno crematorio al menos 4 días, así que prefieren recurrir al servicio de la hostelería en lugar de mantener los cadáveres en su casa.
Según los datos del Gobierno nipón, tan solo en 2010 en Japón fallecieron unos 1,2 millones de personas, 55.000 más que la medida de la década anterior. Lo peor es que se espera que hacia 2040, las casas de funerales reciban 1,66 millones de cadáveres al año.
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