Dentro de la Historia del Arte, se conoce con el nombre de Impresionismo al movimiento artístico, sobre todo pictórico, desarrollado en Europa, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y cuya principal motivación era dibujar la impresión que daba la luz en los objetos, por lo que este movimiento puede ser identificado también como una ruptura en contra de la pintura figurativa, que había dominado durante siglos, así como una antesala de los movimientos artísticos que se materializarían en la vanguardias posteriores.
Historia del Impresionismo
Con respecto a su historia, quizás sería importante separar este tema en dos momentos específico: en primer lugar, el contexto en el que surge este movimiento; en segunda instancia, el nacimiento de la palabra “impresionismo”, la cual terminó por nombrar esta visión artística. A continuación, cada uno de ellos:
Contexto histórico del Impresionismo
Como suele suceder, el Arte imperante de una época se encuentra vitalmente relacionada con el momento en que surge, bien porque lo refleje o porque intente adversarlo. En el caso del Impresionismo, las distintas fuentes señalan que este movimiento puede ser considerado casi como una resultado de los eventos sociales, políticos, económicos y artísticos que sucedieron entre las últimas décadas del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX.
Dentro de los muchos cambios que surgieron a lo largo de estos sesenta o setenta años, pueden nombrarse por ejemplo nada más y nada menos la Revolución industrial, la Revolución francesa, el imperio napoleónico, así como una nueva conformación de las clases sociales europeas, en donde el cambio más relevante fue el surgimiento de la Burguesía, lo cual llevó a los artistas también a replantearse el objetivo del Arte, queriendo pintar más que la belleza de los objetos, la Libertad, como reflejo del pensamiento socialista que recorría Europa.
En el ámbito artístico, también se viven importantes cambios, pues la sociedad Europea ha visto el final del Romanticismo, dejando atrás la necesidad de abordar temas como la imaginación, los sentimientos o las pasiones humanas, y sintiendo mucha más inclinación por ocuparte entonces de los ideales de esta sociedad aburguesada y positivista, la cual veía en el nacionalismo y el socialismo los grandes temas del hombre.
De igual manera, tal como han señalado algunos especialistas, la época en la que surge el Impresionismo se encuentra marcada también por grandes avances tecnológicos, entre los que se encuentran por ejemplo la invención del ferrocarril, máquina que le permitió al ser humano percibir la realidad a otra velocidad, mostrándole por primera vez un paisaje distorsionado ante la imposibilidad de la retina por captar lo que veía en el viaje.
Así mismo, otro invento que pudo influir de forma importante en el impresionismo, de acuerdo a lo que señalan los investigadores es el descubrimiento de la fotografía, sobre todo los estudios que se hacían respecto a ellos, y que empezaron poco a poco a instaurar la idea de que lo que logra la visión de una imagen es el cómo ella refleja la luz y está compuesta de color, y no el dibujo en sí. También se instauró la idea de la instantánea, la cual se cree que influyó de manera importante por ejemplo en los estudios pictóricos de Degas.
Nacimiento del término Impresionismo
Con respecto a la partícula que ha sido usada durante la historia del Arte reciente para nombrar este movimiento pictórico europeo, los Historiadores han señalado que de forma irónica, en realidad quien usó por primera vez esta palabra para nombrar este tipo de pintura, no buscaba definirlo, sino en realidad despreciarlo.
En este sentido, la mayoría de textos históricos señalan que el término “impresionismo” puede ser atribuido por primera vez a Louis Leroy, crítico de Arte, que tuvo la oportunidad de visitar en 1874 el Salón de artistas independientes de París, en donde podían encontrarse algunos cuadros de Pissarro, Renoir, Cézanne y Monet. De hecho, la historia señala que fue el cuadro Impresión, sol naciente de Claude Monet quien hizo que este crítico, buscando menospreciar las obras de estos artistas, usaran el término “impresionista”. Desde ese momento, y aun cuando se ha intentado aplicar en otros género, el término “impresionista” ha sido usado para nombrar un tipo de pintura, que se interesa más por captar la luz que las formas.
Principales características del Impresionismo
Por igual, se hace necesario detenerse un momento en las principales características o rasgos que pueden encontrarse en el Impresionismo, siendo entonces las siguientes:
- En primer lugar, el Impresionismo será un movimiento artístico que tenga el paisaje como tema central, por ende sus artistas también se desarrollan y crean sus obras al aire libre, buscando captar cómo este paisaje luce ante un tipo de luz particular. En esta búsqueda o estudio de la luz, se encuentra también como gran tema recurrente de la pintura impresionista el agua o la nieve, quizás como importante reflectores de la luz. De igual forma, en algunos pintores como Degas, también puede verse como tema de interés la velocidad, o cómo cambia la forma la velocidad del objeto observado.
- Así mismo, en la pintura impresionista puede verse cierto interés por la velocidad, o la instantánea, por lo que en estas obras se evidencian pinceladas bastante rápidas, largas y con bastante carga de pintura. Algunos especialistas señalan que además del intento por captar el momento de luz exacto, el impresionismo pudo verse influido también por el ritmo de vida de su época, en donde el hombre –debido a la Revolución industrial- se enfrentaba a un nuevo tiempo desde el cual concebir la vida.
- El uso del color es otra de las más importantes características del Impresionismo, pues cuenta con decisiones radicales, como por ejemplo el suprimir por completo el negro, quizás por esta idea de plasmar la luz en su totalidad, así como la manera en que bañaba o afectaba las formas. Incluso, tal como han señalado algunos especialistas, las sombras no son pintadas en negro, sino coloreadas. De igual forma, otro rasgo es la no existencia del blanco puro. El pintor impresionista se vale entonces de los múltiples matices que podía crear la mezcla de los diferentes colores directamente en el lienzo.
- Rompiendo con la tradición de los últimos siglos, desde el Renacimiento, el Impresionismo destierra el concepto de perspectiva de sus obras, por lo que entonces sus cuadros, en términos geométricos, pueden ser considerados como representaciones planas o bidimensionales, en un intento de reflejar el paisaje tal como es percibido por la retina, y no como quiere representarse.
Final del impresionismo
Pese a su vitalidad, el Impresionismo también llegó a su final. Según señalan las distinta fuentes de Historia del Arte, este momento sucedió a finales de 1860, cuando los Impresionistas comenzaron a seguir caminos distintos, sintiendo quizás –en palabras de algunos especialistas- deseos de profundizar un poco más sus necesidades expresivas y su arte, deseando quizás experimentar mucho más en cuanto a sus propios estilos.
Así también, la Historia del Arte considera que existen movimientos artísticos que pueden ser considerados como herederos directos del arte impresionista, como lo son por ejemplo el Puntillismo –llamado por algunos investigadores y escuelas como Neoimpresionismo- así como también el propio Postimpresionismo.
Algunos especialistas en Arte han señalado que lo ocurrido con este movimiento puede considerarse un proceso natural, puesto que aun cuando los participantes de esta visión artística lograron efectivamente crear un nuevo lenguaje pictórico, en realidad en algún momento concibieron también su propia chaqueta de fuerza o callejón sin salida, lo cual los llevaría también a buscar, como artistas, nuevos códigos y búsquedas personales, situaciones que desencadenaría entonces la disolución de este movimiento.
Imagen: Obra Campo de Amapolas cerca de Argenteuil (1873) del pintor impresionista Claude Monet / Fuente: pixabay.com