Un lago en el norte helado
El lago Iliamna en Alaska es el mayor del estado norteamericano y el segundo más grande de todos los Estados Unidos. Su superficie supera los 2500 km², con alrededor de 125 km de ancho por 35 km de largo. Se encuentra en el extremo sudoccidental de Alaska y presenta una profundidad promedio de alrededor de 44 metros, con un punto máximo de 300. Curiosamente, pese a encontrarse apenas a 15 metros sobre el nivel del mar, sus aguas no son saladas, aunque sí tiene contacto con el mar por medio del río Kvichak.
Las historias del monstruo del lago Iliamna tienen una larga data. Las primeras referencias son bien anteriores a la colonización rusa y provienen de los nativos Tinglit de la región, que hablaban de un demonio subacuático llamado “Gonakadet”. La criatura, afirmaban, era acuática, con una cola y una cabeza parecidas a un lobo y el cuerpo más grande que el de una orca (recordar que estos cazadores acuáticos pueden a veces superar los 11 metros de longitud). “Gonakadet” se consideraba un dios – pez y como tal era adorado por los Tinglit; aparecen pictogramas de la criatura a lo largo y ancho de las costas de Alaska e, incluso, de la Columbia Británica. Pero los avistamientos históricos de la criatura no terminan aquí.
El monstruo en la Historia
Los pueblos Alelut, también nativos de la región, hablaron a los exploradores de unas criaturas conocidas como los “Jig-ig-nak”, monstruos semejantes a peces – pero gigantes – que viajaban en grupos y atacaban las canoas para devorar a los guerreros indígenas. Los Alelut temían y respetaban a estas criaturas y jamás organizaban expediciones de pesca en busca de una de ellas.
Los reportes de los nativos comenzaron a despertar el interés de los pescadores en la criatura, pero no sería hasta los 1940’s que los nuevos ocupantes de la región se encontrarían con el monstruo. El primer suceso de importancia ocurrió en el año 1942 cuando un pescador en compañía de un investigador – Bill Hammersley y Babe Aylesworth – se encontraban sobrevolando el lago. A más de 300 metros de altura vieron unas figuras plateadas que, calcularon, tendrían unos 4 metros de longitud, pero decidieron bajar para obtener una mejor visibilidad. Al dar algunas vueltas con su hidroplano y descender por debajo de los 60 metros se dieron cuenta del grave error de cálculo que habían cometido. Las criaturas – más de una docena – superaban fácilmente los 10 metros de longitud (Hammersley diría luego que más que peces parecían “pequeños submarinos”), y esto sin tener en cuenta la profundidad a la que se encontraban. Los siguieron por un largo rato hasta que desaparecieron, debatiendo sobre su naturaleza y sobre la imposibilidad de que se tratara de una ballena (como lo indicaban el movimiento de la cola y el hecho de que jamás ascendieron a tomar aire).
¿Aparecerá el monstruo?
A partir de este testimonio el interés en el lago aumentó y los intentos de probar la existencia de las misteriosas criaturas tomaron impulso. Un caso particular llamó la atención del público: en 1967 uno de los amigos del misionero de la región declaró que su aeroplano había sido volteado en el lago y había tenido que nadar por una larga distancia para alcanzar la costa. El hombre habría puesto varios cables de acero con una carnada amarrados a la base del avión, y cuando recuperaron la aeronave tres de los cables ya no estaban y los agujeros en los que quedaban eran de más de 30 cm de profundidad.
La mayoría de los avistamientos ocurrieron en los 50’s y 60’s; la criatura parece estarse volviendo más reservada – o quizás, desapareciendo debido a la intervención humana –. Pese a una recompensa de 100.000 dólares ofrecida por el periódico Anchorage Daily News en 1979, nadie ha sido capaz de presentar pruebas concluyentes de la existencia del monstruo. Aunque claro, la lejanía del lugar y las dificultades para llegar, de la mano con el gigantesco tamaño del lago, no facilitan la labor.
¿De qué criatura podría tratarse?
Existen varias teorías sobre qué podría ser la misteriosa criatura que ronda las profundidades del Iliamna. Algunas le apuntan a diversos animales gigantes que de vez en cuando rondan las profundidades: por ejemplo, en el caso del avión volcado que mencionamos más arriba se habla de la posibilidad de que fuera un grupo de belugas, ballenas de alrededor de 6 metros de longitud que de vez en cuando ascienden desde el océano en busca de alimento.
Otra teoría le apunta al tiburón somnoliento, habitante de los mares del norte, quién también ascendería al lago de vez en cuando. Sin embargo, este tiburón no se mueve en grupos ni muestra un comportamiento tan activo como el presenciado por los testigos – como su nombre lo indica, es un animal más bien calmado –.
Por último, tras la aparición del misterio en el programa “Monstruos de Río” del canal Animal Planet, está tomando fuerza la teoría de que se trata de alguna subespecie gigante del esturión blanco. El animal no solo es plateado y puede fácilmente superar los 6 metros de longitud, sino que su comportamiento coincide perfectamente con el de los relatos. Tiene una espalda dentada con la que podría dañar seriamente las embarcaciones (aparentando una mordedura), habita las profundidades y rara vez asciende a la superficie, lo que explicaría lo raro de los avistamientos. Los biólogos estipulan que en un ambiente libre de depredadores y con abundancia de alimentos los esturiones – que pueden vivir más de 100 años – podrían alcanzar los tamaños gigantescos descritos por los testigos de hasta 13 metros de longitud. Hasta el momento esta parece ser la teoría que más se ajusta a la realidad de los avistamientos.
Nadie sabe a ciencia cierta qué habita en el lago Iliamna, pero de tratarse de un esturión sería el mayor conocido hasta el momento. Por ahora, el misterio sigue sin explicación. Y tú, ¿conoces algún caso semejante?
Fuente de imágenes: 1: vignette2.wikia.nocookie.net; 2: unknownexplorers.com; 3: snakeriversturgeonfishing.com.
