La conspiración del Petróleo
Todos conocemos las limitaciones que tiene el petróleo y su importancia para muchas economías, incluyendo, por supuesto, a la de los Estados Unidos. Más importante, se han hecho bastantes intentos por generar energías más “limpias”, pero han recibido poco apoyo de los gobiernos y, en particular, de aquel de los Estados Unidos.
Una de las razones de la importancia de los motores a gasolina es la ausencia de un sustituto eficiente. Los motores eléctricos tienen la desventaja del almacenamiento (las mejores baterías son tremendamente costosas y solo duran un promedio de 4 a 7 años), los motores a gas están poco desarrollados aún y las alternativas son solo prototipos (Alemania produjo un automóvil que funciona con una batería de sales y puede recargarse con agua tratada especialmente para ello, pero al 2015 aún es un prototipo y no se produce en masa). Sin embargo, muchos inventores claman que han creado un automóvil que no requiere de ningún tipo de combustible para funcionar más que de agua.
Hagamos un pequeño paréntesis: recientemente se han creado tecnologías que hidrolizan agua a partir de la energía eléctrica del vehículo y la usan para hacer más eficiente la combustión. Es decir, separan las moléculas de hidrógeno y oxígeno, luego añaden el hidrógeno a la gasolina para que se queme y genere energía que a su vez mueva el carro. No está claro si el sistema es tan eficiente como dicen que es (algunas empresas claman que reduce el consumo de gasolina hasta una sexta parte), lo cierto es que solo responde a una solución parcial, y es diferente a estos vehículos de los que se afirma que pueden andar completamente a base de agua y sin necesidad de otro combustible.
La historia del carro de agua
El más famoso de estos vehículos fue construido por Stanley Meyer, quién argumentó que la energía para separar las moléculas de agua podía obtenerse de la energía cinética del vehículo mediante una “célula de combustible” especial, algo que sus detractores consideran irreal, ya que viola las leyes de la termodinámica. En todo caso Meyer murió poco después de una demanda en su contra, cuando salió gritando “¡me envenenaron!” de un restaurante en el que se encontraba con su hermano; la afirmación de las autoridades de que se trató de una aneurisma fue más tarde desestimada por éste.
No es el único caso. John Kanzius descubrió que la hidrólisis puede llevarse a cabo con microondas en el año 2008 y murió 6 años después. Arturo Estévez Varela, inventor español, desarrolló un motor de hidrógeno que regaló al gobierno y cuyas patentes no aparecen por ningún lado. Muchas personas afirman que todo se debe a una conspiración de los gobiernos para evitar el surgimiento de nuevas tecnologías, mientras que los detractores de esta teoría afirman que Kanzius mismo afirmó que el proceso consumía demasiada energía para ser rentable, mientras que Estévez Varela buscaba probar la idoneidad de hidrógeno aunque sabía que la obtención del hidrógeno era demasiado costosa en ese momento.
Conspiración o no, lo cierto es que las mareas parecen estar cambiando. El automóvil alemán mencionado arriba es solo un ejemplo, a lo largo y ancho del mundo se están publicando novedades como un carro que funciona a base de gases generados por reacciones biológicas con agua (Colombia), una moto liviana que funciona con desechos humanos (Japón), pasando por las nuevas tecnologías que van haciendo más accesibles los autos eléctricos y a gas… incluso en los Estados Unidos. Es muy probable que nuestra generación sea la última en presenciar una dependencia tan alta del petróleo y la primera en vivir enteramente con tecnologías alternativas.
Fuente imagen 1: transformacomm.com
Fuente imagen 2: miguelgarciavega.com