El Pensante

El poco conocido desastre de las praderas secas canadienses

Imagen 1. El poco conocido desastre de las praderas secas canadienses

Agricultura

La agricultura ha sido una parte fundamental de la economía humana desde los orígenes mismos de la civilización (hace unos 10 mil años, quizás, en el Levante) y aunque actualmente ha perdido prelación frente a la Industria, sigue siendo fundamental en la obtención de innumerables materias primas y, además, de la minucia que son los alimentos que consumimos.

Pero la agricultura también ha sido la fuerza motriz del desarrollo de varios países, en particular aquellas ex-colonias británicas ubicadas en las regiones templadas (Canadá, Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos). Estos países se convirtieron en el siglo XIX en el granero de Europa, región ocupada en una acelerada industrialización y que por lo tanto no tenía suficiente producción para alimentar a toda su población obrera; por esta razón, la agricultura fue central en el proceso de desarrollo de estos países.

Canadá no fue la excepción. Sus gigantescos territorios estaban a disposición de los colonos (los nativos indígenas fueron rápidamente desplazados) y sus cultivos pronto se convirtieron en una de las mayores riquezas del país. Los dirigentes estaban interesados en ampliar aún más las áreas de colonización, para lo cual comenzaron a pensar en extenderse hacia el occidente, hacia la región de las grandes praderas de Alberta y Saskatchewan. Estas regiones, caracterizadas por suelos muy fértiles pero un clima extremadamente árido, se prometieron como la nueva frontera que brindaría grandes riquezas al país y daría tierras a los colonos.

La colonización de 1905

Hasta 1905, lo árido del territorio había convencido a los colonos que debían mantenerse fuera de este lugar y la región era usada ante todo para criar ganado, que se dejaba suelto en las praderas. Sin embargo, este año un comité del gobierno canadiense comenzó a plantearse la posibilidad de convertirla en tierra agrícola y pronto levantó las prohibiciones que pesaban sobre ella. Miles de colonos llegaron y comenzaron sus actividades.

Al principio todo marchó bien. Las cosechas de 1915 y 1916 fueron verdaderamente monumentales, incrementando la llegada de colonos y reafirmando las intenciones del gobierno canadiense. Nuevas técnicas agrícolas, basadas en el uso de aguas subterráneas y la cuidadosa irrigación, comenzaron a aplicarse de manera masiva con grandes éxitos iniciales. Pero pronto los canadienses se darían cuenta de que las fuerzas de la naturaleza no solo son impredecibles, sino increíblemente poderosas.

La gran sequía

A partir de 1916 el clima comenzó a volverse progresivamente más seco. Los años siguientes no hubo buenas cosechas y a partir de 1920 prácticamente no se obtuvo cosecha alguna. Lo que es peor, los métodos de cultivo habían desprovisto las praderas de algunas plantas nativas que tenían la capacidad de retener el suelo aún en sequía, y pronto miles de toneladas de polvo comenzaron a volar, creando verdaderas tormentas de arena que arruinaron aún más a los colonos. Para 1927 algunas regiones habían perdido el 80% de sus habitantes y los que quedaban estaban hundidos bajos terribles deudas, pues no habían tenido ganancias en años.

La Gran Depresión, que comenzaría pocos años después, no fue más que la cereza del pastel para estos pobladores, que llevaban más de una década sintiendo las inclemencias del tiempo. Al final, los canadienses fueron capaces de cultivar algunas regiones en el cinturón seco, pero a costa de ingentes esfuerzos y grandes obras, imposibles a principios de siglo. Lo demás, reino del polvo y la sequía, se dejó en manos de la naturaleza.

Imágenes: 1: thecanadianencyclopedia.ca, 2: activehistory.ca