Para continuar con la historia es necesario que nos situemos en el año 540 a.C, año en el que el rey Ciro II tenía como objetivo expandir su territorio por toda Europa y el cercano Oriente. La próxima meta era invadir Babilonia, pero en su camino se topó con un río, el Gyndes: este era un río lleno de remolinos y saltos, peligroso y sólo accesible mediante barcas.

Como buen estratega, el rey se encontraba preparado y ya había dispuesto distintas embarcaciones para poder cruzar. Pero antes de que pudiera realizar tal hazaña uno de los caballos del rey saltó al río y murió ahogado frente a los sorprendidos ojos de su dueño.

Nadie deshonra al rey

Ciro suspendió su lucha contra Babilonia y empezó su guerra contra el río: el hombre les ordenó a sus soldados que debían dejar al río “tan desvalido e insignificante que hasta una mujer pudiera atravesarlo sin que el agua les llegase a las rodillas.”

Fue así como las tropas empezaron a cavar a cada margen del río unas 180 acequias (Zanja o canal pequeño que conduce agua, especialmente para el riego.) El trabajo de los hombres fue bastante duro: como podrán imaginar Ciro no quedaría conforme con cualquier labor. El hombre era bastante terco y quería comprobar por todos los medios que él era insuperable.

Tardaron tres meses en que esas 180 acequias convirtieron al río en 360 canales que dejaron casi seco al Gyndes. Para demostrar su poderío el rey atravesó el río para probar que había vencido. Pero como podrán suponer por más empeño que le pongas al asunto de ir contra la madre naturaleza jamás habrá posibilidad de derrotarla. Con el tiempo, el río volvería a su curso natural.

Fuentes:

1. https://historiageneral.com/2013/05/02/ciro-ii-el-rey-que-condeno-a-un-rio/

Imagen: latrompeta.es