Resulta que en uno de sus viajes habituales por alta mar, Julio César cayó presó por unos piratas de Sicilia, quienes creyeron que el noble era un soldado común y corriente y como tal decidieron pedir por su prisionero 20 talentos. A la sazón con 25 años, el joven noble -ya caracterizado por una actitud bastante altiva y arrogante- les dijo que por él podrían llegar a pedir al menos 50… y que más adelante, cuando lo dejaran libre, él mismo los buscaría, capturaría y crucificaría. Los piratas hicieron caso a medias al misterioso prisionero y pidieron más por él (aunque no lo liberaron), sin imaginarse de verdad a quien tendrían en su poder. Mientras esperaban que se hiciera realidad el trato, el emperador aprovechó su tiempo.

Prisionero y Vengador

Julio César parecía disfrutar junto a los piratas, los trataba como iguales y participaba en sus juegos y ejercicios, incluso como si fuera su líder les enseñaba y guiaba, uno podría pensar que el futuro emperador estaba sufriendo el síndrome de Estocolmo.

El prisionero también aprovechó su tiempo en escribir poemas y discursos y por esto se ganó la admiración de los piratas, y así pasaron 38 días. Sin embargo, entre charlas y bromas Julio César les recordaba que tan pronto quedara libre los mandaría a ejecutar a todos por haberse atrevido a capturarlo, aun así, nadie le creía y quedaban impresionados por su carácter y alegría juvenil.

Finalmente, el día del rescate llegó y tan pronto como se pagó el monto y fue puesto en libertad el joven patricio consiguió unas tropas, fue en búsqueda de los piratas y capturó a casi todos en la isla. El emperador tomó sus propiedades y los mandó a la cárcel, para luego mandar a crucificarlos a todos, tal como lo había dicho varias ocasiones, aunque por supuesto nadie le creyó.

Fuentes:

1. https://www.elespanol.com/cultura/historia/20200629/regalo-julio-cesar-piratas-crucifico-lograr-rescate/496201030_0.html

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