El Taj Mahal, o «la Corona del Palacio»
El Taj Mahal no es solo una de las maravillas del mundo moderno, es mucho más. Este complejo de edificios construido entre 1631 y 1654 en la ciudad de Agra (India) por un emperador como mausoleo para su esposa favorita, encierra detrás todo un monumento a una historia de amor.
El príncipe Shahbuddin Mohammed tuvo una de las mejores educaciones de la época y a pesar de la riqueza ilimitada de su familia nunca mostró interés por la riqueza ni los intereses de esta. Un día el príncipe se enamoró en un bazar de la princesa Arjumand, de sólo 15 años, hija del Primer Ministro de la Corte. El príncipe, impresionado por su belleza, preguntó el precio del collar de cristal que ella se estaba probando. Le respondieron que no era de cristal sino de diamantes y que valía 10.000 rupias. El príncipe pagó sin dudarlo y así conquistó de inmediato el corazón de la princesa.
Pero los novios tuvieron que esperar cinco años para casarse, tiempo durante el cual no pudieron verse ni una vez. Finalmente la boda tuvo lugar en el año 1612, con una ceremonia espectacular, en la que el Emperador nombró a Arjumand Mumtaz Mahal, La Elegida del Palacio. Su amada no era su primera esposa, pero sí la favorita.
El príncipe fue coronado unos años después con el nombre de Shah Jahan, Rey del Mundo y gobernó en paz.
Pero unos años después de coronarse, sufrió la peor tragedia de su vida. Su amada y favorita esposa, Mumtaz Mahal, no resistió el parto de su 14º hija. En su lecho de muerte, la reina le pidió a su rey que construyera en su memoria un monumento sin igual en el mundo.
En su memoria contrató a 20.000 obreros para construir el que sería el mejor mausoleo del mundo y un ejemplo de simetría. El mausoleo de Taj Mahal, tiene ese nombre en honor también a su esposa, Mumtaz-i Mahal, cuyo nombre significa Perla del Palacio, según otras Elegida del Palacio. El nombre del mausoleo, Taj Mahal, a veces es considerado como una abreviatura del propio nombre de la emperatriz, pero también significa Corona del Palacio ya que, aunque se trata de una tumba, el emperador quiso ofrecerle a su esposa un palacio y una corona.
En una curva del río Yamuna se eligió el emplazamiento del increíble mausoleo.
Veintidós años de construcción con los mejores materiales, el mármol fino y blanco de sus paredes se trajo de las canteras de Jodhpur en elefantes, jade y cristal de la China, turquesas del Tibet, lapislázuli de Afganistán, crisolita de Egipto, ágata del Yemen, zafiros de Ceylán, amatistas de Persia, coral de Arabia, malaquita de Rusia, cuarzo del Himalaya, diamantes de Golconda y ámbar del océano Indico.
El emperador también se propuso que gracias a esta construcción, Agra tuviera más importancia que Delhi.
No se sabe quién fue exactamente el arquitecto del Taj Mahal. Se menciona el nombre de Ustad Isa, pero si este personaje existió o no, es pura conjetura. Otra leyenda local dice que el emperador mató a la esposa del arquitecto para que sintiera el mismo dolor que él quería reflejar al construir el edificio, y que después lo dejó ciego y cortó las manos para que nunca construyera algo igual, pero es algo que nunca se ha podido comprobar.
El emperador Shah Jahan quería construir su propio mausoleo en mármol negro, a imagen y semejanza del de su esposa, al otro lado del río Yamuna, y unir después ambos mediante un puente de oro. Hoy, al otro lado del río, frente al Taj Mahal, queda un resto, en piedra roja, de lo que se dice que fue el inicio de la construcción del edificio gemelo del Taj Mahal. Pero no llegó a construirse ya que Aurangzeb, tercer hijo de Shah Jahan, después de vencer a sus hermanos y hacerse con el poder, encarceló a su propio padre en la fortaleza roja de Agra.
Shah Jahan murió en prisión, después de largos años de enfermedad, contemplando desde sus alojamientos en el Fuerte Rojo el Taj Mahal, su gran obra, monumento a su amada y refugio para el descanso eterno de ambos. En su lecho de muerte, a los 74 años, pidió que se le colocara un espejo para ver la tumba de su esposa. Se dice que cuando murió, miraba el Taj Mahal.
El mausoleo está emplazado en un jardín simétrico, típicamente musulmán, dividido en cuadrados iguales, cruzado por un canal flanqueado por dos filas de cipreses donde se refleja su imagen más imponente. Hoy en día los jardines siguen siendo arados por bueyes, para sorpresa de muchos turistas.
El mausoleo, por dentro, deslumbra menos que por fuera. La cámara mortuoria está rodeada de finas paredes de mármol incrustadas con piedras preciosas que filtran la luz natural, traduciendo su belleza en mil colores. La sonoridad del interior, amplio y elevado, es triste y misteriosa, como un eco que suena y resuena, y nunca se detiene.
Pero el hijo del Shah Jahan rompió con la perfecta simetría del mausoleo por venganza, al enterrar a su padre al lado de Mumtaz Mahal. Ella está representada por una pequeña loza, y el Rey, por un tintero, símbolo de la mujer como un papel en blanco en la que escribe su marido.
El Taj Mahal no se trata de un solo edificio, sino de todo un complejo de grandes dimensiones. En total 22 pequeñas cúpulas simbolizan los 22 años que duró la construcción del Taj Mahal. Sobre el edificio hay una gran cúpula en el centro que es la Corona del palacio, Taj Mahal. Rodeando a esta hay cuatro chattris de cúpulas más pequeñas; y en los extremos de la plataforma se alzan cuatro minaretes culminados en cúpulas más pequeñas aún, construidos con cierta inclinación hacia afuera para que, en caso de derrumbamiento, no caigan sobre el edificio principal.
Rodeando al recinto hay una alta muralla de arenisca roja, rodeada a su vez de jardines, con una monumental puerta de entrada en el sur; por ella se accede a un inmenso patio de 300 m de ancho con un estanque de mármol en el centro y numerosos jardines y fuentes; el mausoleo propiamente dicho, construcción a la que habitualmente se hace referencia con la denominación de Taj Mahal, flanqueado por dos edificios simétricos, al oeste una mezquita de tres cúpulas construida en arenisca roja y mármol blanco, al este el llamado eco de la mezquita que no se usa para el culto por estar orientado en dirección errónea y cuya finalidad es mantener la simetría, siendo el río el telón de fondo de todo el impresionante conjunto.
El Taj Mahal tiene algo de mágico, quizás por la tonalidad que le confiere el mármol del que está formado que cambia de color según la luz que recibe, o quizás por su significado, el caso es que al verlo nadie queda indiferente.
Posteado por Drag0nerrante