Definición del valor de la Puntualidad
En el ámbito de los valores éticos, se conoce como Puntualidad a la capacidad y disciplina de un ser humano para llegar a tiempo, e incluso con un tiempo de antelación, a las distintas citas o compromisos que tenga en su vida como estudiante, padre o trabajador.
Con respecto a este valor, cada cultura tiene sus nociones. Por ejemplo en sociedades como la Suiza es una cualidad obligatoria en todo tipo de relaciones, tanto sociales como personales, y es entendida como la facultad de estar en el sitio indicado con por lo menor diez o cinco minutos antes de lo acordado, entendiéndose que aquel que llega uno o dos minutos después de la hora precisa está llegando tarde. Por el contrario, en otras zonas, como el Latinoamérica hay países que son un poco más flexibles, dando hasta un rango de diez a 15 minutos después de la hora fijada para considerar que la persona llegó tarde.
Sin embargo, independientemente del grado de flexibilidad, en todas las latitudes el valor de la puntualidad es asociado con otras virtudes como el compromiso, la lealtad, la disciplina, la constancia, la laboriosidad y el respeto por el otro o la institución a la cual está acudiendo. Así mismo, es entendido como pilar de la convivencia y cumplimiento en los ámbitos laborales, en donde se requiere tanto que la persona cumpla adecuadamente con su horario, como que entregue en el lapso establecido las asignaciones para las cuales fue escogida.
Importancia de la Puntualidad como valor
Por otro lado, disciplinas como la Psicología han señalado la repercusión que tiene en la vida de una persona contar con el valor de la Puntualidad integrado dentro de su esquema de comportamiento y pensamiento. En este sentido, en la medida en que una persona practique y sea consciente de la importancia de la Puntualidad, en primer lugar, irá siendo percibida por su entorno como una persona responsable, respetuosa y cumplida, lo cual le generará relaciones interpersonales sólidas, al tiempo que se le irán abriendo oportunidades laborales, pues en este ámbito a veces no sólo importa el talento sino el cumplimiento cabal de asignaciones y tiempos.
Así mismo, una persona que actúe en su vida académica y laboral desde la Puntualidad, será un individuo que se oriente a la disciplina, la constancia y la dedicación, lo que tarde o temprano se traducirá en triunfos académicos o laborales, que originarán en la persona también sentimientos de bienestar, éxito y una alta autoestima.
En cuanto un aspecto mucho más amplio, la Psicología también ha indicado los rasgos positivos que genera en una sociedad que sus individuos adopten y ejerzan la Puntualidad como un valor. En ese sentido, será un grupo humano, conformado por integrantes que cumplan adecuadamente cada uno de sus roles, es decir, será un colectivo en el cual los padres se encarguen de la manutención y crianza de sus hijos, los estudiantes de ir a la escuela y la universidad y cumplir con sus asignaciones, y los trabajadores de realizar las labores asignadas a tiempo, lo que puede ser descrito como una sociedad guiada por virtudes como la disciplina, la responsabilidad y la laboriosidad, lo cual se traducirá también en una sociedad mucho más productiva y eficiente.
Adquisición de la Puntualidad como valor
A pesar de que la Puntualidad se encuentra entre unas de las capacidades inherentes a la naturaleza del ser humano, la Psicología ha resaltado la importancia que tiene el estimularla desde las primeras etapas de la infancia, a fin de formar individuos que sepan lo positivo de envuelve asistir puntualmente a sus actividades y responsabilidades como personas, estudiantes y profesionales, como parte de la manifestación de su sentido de responsabilidad y disciplina.
Sin embargo, pueden existir padres y maestros que lleguen a sentirse un poco desorientados en su tarea de inculcar y estimular este valor en los más pequeños, por lo cual la Psicología también ha desarrollado un conjunto de estrategias que puedan servir de apoyo a los responsables de la crianza de niños en esta tarea. A continuación, algunas de ellas:
1.- Como siempre que se trata de la adquisición de una cualidad o valor, los psicólogos resaltan que la principal herramienta es el Ejemplo. Así, un niño que crezca viendo cómo sus padres se esmeran por cumplir a tiempo sus obligaciones en la casa, como el pago de los servicios, la realización de las tareas y el establecimiento y cumplimiento de un horario, será un niño que se forme sabiendo que la puntualidad depende mucho del orden y la disciplina, y que a la larga origina que se pueda cumplir con todas las obligaciones, con un sacrificio adecuado.
2.- De igual forma, es importante que el niño vea cómo sus padres cumplen con sus promesas en el día y circunstancias establecidas, pues hacerle al niño promesas que no se cumplirán es enseñarlo a no tener palabra, o a considerar que lo que se dice a otros no es un compromiso por sí mismo.
3.- Igualmente, es necesario que los padres acompañen al niño en sus años de estudio, a fin de estar pendiente de cuáles asignaciones tiene que cumplir, para poder ayudarlo a llevar a cabo sus tareas y entregarlas a tiempo, elaboradas de la mejor manera posible. Esto enseñará al niño poco a poco cómo llevar a cabo el proceso del estudio, preparándolo para etapas más difíciles como la Secundaria y la Universidad.
4.- De igual manera, sería prudente asignarle otras actividades en casa, como miembro de una familia, a fin de ir preparándolo para la puntualidad y responsabilidad que requerirá en su vida profesional, como parte de una empresa. Así mismo, se le deben reconocer su esfuerzo y cumplimiento, para que también experimente el hecho positivo de ser puntual con sus responsabilidades.
5.- En cuanto a las actividades que pueden diseñar los maestros en el aula, además de la asignación de tareas a entregar en tiempos determinados, estos pueden incluir dentro del pénsum de tareas aquellas historias o fábulas que cuenten al niño, en un lenguaje sencillo, la importancia de la puntualidad.
Fuente de imagen: elpensante.com