Desde tiempos remotos, la humanidad ha soñado con poder viajar en el tiempo. Grandes escritores de ciencia ficción han empleado este tema en sus obras, pero uno de los más sorprendentes es Julio Verne, un enigmático personaje que podría probar que sí es posible.
Verne en sus escritos, describía objetos y situaciones que, en el aquel momento, siglo XIX, aún no existían y con el tiempo aparecieron tal cual, con entera precisión. Y ahora, un equipo de arqueólogos, perteneciente a la Universidad Descartes, asegura haber encontrado lo que consideran como “la máquina del tiempo en la que viajaba Julio Verne”. Veamos:
Este grupo de arqueólogos está enfocado en hallar los objetos personales de Julio Verne y utilizando la ayuda de drones, algoritmos de geo posicionamiento, geo radares y obras del escritor de origen francés. De ese modo pudieron hallar una caja de metal que data del siglo XIX, marcada con extraños símbolos, en inmediaciones del Pirineo, en un lugar próximo a la región de Occitania. Según ellos, todo apunta a que sí era propiedad del literato.
En esta extraña caja hallaron libros y toda clase de documentos pertenecientes al padre de la ficción. Pero no es una caja cualquiera, sino que se piensa que se trata de un artefacto desconocido, que presuntamente, tiene la facultad de trasladarse en el tiempo.
Las profecías exactas de Julio Verne
Con el pasar de los años, crece la incertidumbre de cómo hacía este escritor para acertar con tan fina precisión, que irían a aparecer en el futuro varios elementos sorprendentes que describía en sus plausibles y maravillosas obras literarias. Desde que empezó a juntar varias coincidencias, se ha creído que de alguna manera podía viajar en el tiempo.
Su nombre real era Jules Gabriel Verne y es el escritor más traducido de los últimos siglos, después de Agatha Christie. Varias películas se han producido inspiradas en sus libros, como “Viaje al Centro de la Tierra”, entre otras tantas.
Increíblemente, mucho tiempo atrás de que apareciera si quiera la idea de la televisión, él habló de este invento en su época y sus lectores lo admiraban por tener tan brillante imaginación, pero jamás creyeron que en el siglo XX aparecería todo al pie de la letra, no sólo aquella cajita mágica tan importante en la sociedad, sino también helicópteros, submarinos y hasta naves interplanetarias.
Un siglo antes, anticipó la llegada del hombre a la luna y como si lo hubiese visto con sus propios ojos, detalló el submarino, el cual en su tiempo era toda una fantasía, pues la gente no concebía la posibilidad de navegar por el fondo del océano. Sólo formaba parte de una fantasía que Verne recién inyectaba en la mente de las personas de ese entonces.
Son numerosos los artefactos y eventos que pronosticó con una perfección asombrosa. Predijo que China, Rusia y Estados Unidos serían las tres potencias más importantes del mundo. En su libro intitulado “La asombrosa aventura de la misión Barsac”, habla de una situación exacta a la de los nazis, enfocado en el desarrollo científico con fines eugenésicos.
Antes que cualquier científico, fue el primero en hablar de cohetes que se lanzan al espacio, sistemas de aire acondicionado, armamento de misiles, entre otros tantos inventos de los siguientes dos siglos. Hay quienes lo comparan con grandes videntes como Nostradamus. Una de sus frases célebres más impactantes por su relación con todo esto, es:
¿La imaginación puede hacerse realidad?
“Todo lo que un hombre es capaz de imaginar, otros lo realizarán”. Igualmente, en una de sus obras cuyo nombre es “El Albatros de Robur”, profetiza con entera exactitud: “Los hombres del siglo XXIX viven en modernas ciudades con largas vías, con altas casas de 300 metros de alto y bajo un cielo surcado por aerocars y aerómnibus”. Eso aún no ha sucedido, pero todo va en camino.
Entre otros pronósticos sobresalientes, dijo que llegaría el momento en que China debía controlar la natalidad. Que se crearían bombas de fragmentación. Que se producirían filmes con sonido. Que se construirían enormes edificios y rascacielos.
En el libro que lleva por título “De la Tierra a la Luna”, escrito en 1865, menciona cómo un gran proyectil espacial llamado Columbiad, se lanza hacia Selene, la Luna. Un siglo y cuatro años más tarde, Estados Unidos envía hacia el satélite natural un cohete que bautizaron como Apolo, en una misión cuyo nombre fue Columbia y con un peso casi exacto al que detalló en la obra.
Por si fuera poco, habló que aparecería la internet y el fax, así como toda una tecnología de comunicación inalámbrica y que cubre todo el globo planetario. En aquella época no existía el sistema eléctrico y Verne le hablaba al mundo acerca de ciudades llenas de luces por todas partes. Ya en principios del siglo XX, predijo que aparecería un tren veloz con alta capacidad que atravesaría todo París.
Aún no se sabía mayor cosa del espacio exterior y él ya describía el fenómeno de la antigravedad y cómo los objetos flotan al salir del planeta, cosa que descubrió tiempo después la NASA. Indudablemente, Verne acumula un enorme número de coincidencias, que han motivado a muchos a pensar que él conocía algún método de viajar en el tiempo o cuanto mínimo, ver de algún modo el futuro.
Se habla de que perteneció a una sociedad secreta masónica, de donde extrajo todos sus conocimientos. Algo muy similar a Matt Groening que, con sus caricaturas de Los Simpsons, ha logrado predecir otra gran cantidades de hechos y de aparatos, con un acierto impresionante.
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