El budismo es considerado una religión, perteneciente al grupo de religiones no teístas, es decir que no conciben la idea de un Dios creador, quien todavía se encuentre presente y activo en la conservación de su obra y a quien deba rendírsele culto.
Origen del Budismo
Vista más bien por sus seguidores como una filosofía de vida, alejándose del concepto de religión, el Budismo implica una serie de guías, que buscan orientar a sus adeptos en una vida llevada bajo principios éticos, así como por la meditación, la cual busca hacer despertar al hombre del sufrimiento inherente al apego a las cosas del mundo, enseñándole por el contrario a aceptar la infinita impermanencia de todo en el Universo.
Con respecto a sus orígenes históricos, las distintas fuentes coinciden en señala que esta doctrina nació alrededor del siglo VI a.C, en la India, de mano de su fundador, Buda Gautama, quien de acuerdo a los especialistas basó muchas de sus guías en el brahmanismo, por lo que se asume que el Budismo es descendiente directa de esta religión védica, aun cuando es entendida como una reacción al dogmatismo de esta primera y su posición de destinar el conocimiento sólo a las altas castas, al contrario del Budismo que coloca el conocimiento espiritual a todo aquel que busque acceder a él.
Expansión del Budismo
En cuanto a su crecimiento y expansión, el Budismo experimentó desde su nacimiento una multiplicación y diversificación importante, dando paso a distintas escuelas, que básicamente son las distintas formas de entender el conocimiento dado por este sabio indio. Igualmente, con los años, el Budismo fue adoptado como la religión oficial de algunos Gobiernos, situación que lo fortaleció como práctica, sumó seguidores a sus creencias y lo llevó a expandirse por el continente asiático.
A la fecha, el Budismo ha sobrepasado esas fronteras continentales, viajando a otras regiones como Europa y América, donde ha tenido una gran recepción de parte del público, posicionándose en la actualidad como una de las primeras cinco religiones más importantes del mundo, sumando un total de seguidores que se calcule esté entre los 169 millones y 230 millones de personas en todo el mundo, ubicándose el grueso de creyentes en el continente asiático, cuna de esta doctrina.
Religión fuertemente criticada
No obstante, a pesar de que hoy en día el término budismo sea asociado por el hablante occidental de inmediato con la noción de paz y meditación, al parecer no todo ha sido color de rosa en la concepción que de esta religión tienen los diversos sectores de la sociedad en este hemisferio. De esta forma –y al igual que todas las religiones- el Budismo ha llegado a ser el centro de profundas críticas, tanto por parte de otras religiones y movimientos, como incluso de propios practicantes, quienes en ocasiones piensan que esta corriente se ha separado de los principios reales dictados por Buda.
En este sentido, resulta pertinente hacer una revisión del panorama general en este respecto, a fin de entender de qué manera cada uno de los actores críticos de esta filosofía se ha pronunciado en su momento. A continuación, entonces, algunas de las principales quejas u observaciones sobre esta religión milenaria:
Desviación de los principios de Buda
Una de las principales críticas que se le hace a esta religión es la actitud de algunas escuelas y seguidores, viene incluso de sus propios practicantes, quienes consideran que en ocasiones ciertas ramas del budismo y sus líderes se han apartado frontalmente de los principios budistas que dictan desprendimiento y la conciencia de que todo es impermanente como única forma de alejarse del sufrimiento y poder continuar el camino hacia el despertar.
Sin embargo, en opinión de algunos de sus críticos, dentro del Budismo se pueden conseguir varios movimientos y líderes que por el contrario se han enfocado en la acumulación de riquezas, el apego a lo material, e incluso actos de corrupción, lo cual se aleja por completo de la concepción ética de esta doctrina. De esta forma, tanto desde el interno como desde afuera, las Escuelas budistas son criticadas por quienes creen que no siguen los pasos señalados por Buda.
Política, guerra y religión
Por otra parte, una de los grandes señalamientos que han pesado sobre esta religión es la de ser una doctrina que se ha valido sagazmente del Estado para lograr su expansión. A lo largo de su historia, el Budismo contó y ha contado con el apoyo de varios gobiernos, como por ejemplo el reino de Asóka, tercer soberano del imperio Mauria, quien luego de su cruenta invasión a Kalinga y en vista del remordimiento que sintió, decidió buscar orientación espiritual, convirtiéndose al budismo hacia el año 250 a.C, y asumiendo esta doctrina como la religión del Estado, haciendo que su funcionamiento se plegara a los principios budismo.
No obstante, el caso de Asóka es apenas uno de los tantos en los que el Budismo ha estado relacionado directamente con la política y el ejercicio del poder, aun cuando sus críticos señalan que el mismo Buda pensaba que la participación en estos ámbitos no debería pasar de una mera asesoría a los poderosos. De esta forma, algunos historiadores han señalado como ejemplos concretos algunos de los estados budistas existentes en el sudeste asiático, como el Reino de Sukhothai, entre muchas otras experiencias.
Sin embargo, la crítica más fuerte de esta estrecha relación entre Budismo y política ha llegado a su máxima expresión en los señalamientos hacia algunos líderes budistas de promover hechos de guerra y violencia, como es el caso por ejemplo de las acusaciones hechas hacia el Dalai Lama, quien en el año 2008 fue señalado directamente por el gobierno de la República Popular China de propiciar, orquestar y financiar los disturbios violentos, en torno al movimiento independentista tibetano. En este sentido, tal como consta en los archivos de prensa, el gobierno chino afirmaba haber encontrado gran cantidad de armas y explosivos en algunos monasterios tibetanos, hecho del cual responsabilizaban directamente a este líder. En este sentido, algunos de sus más fuertes críticos señalan que la participación de esta doctrina religiosa en ámbitos bélicos, bien desde la resistencia pacífica o no, es también un acto que la separa de los principios dictados por su fundador, Buda y de las guías éticas dadas por éste sobre el respeto a la vida de los seres.
Crítica económica
Igualmente, algunos pensadores y politólogos, sobre todo de corriente marxista, han señalado que pese a los principios budistas, por ejemplo, a la fecha el Tibet sigue siendo una sociedad, basada en el feudalismo, donde la figura del campesino sufre la explotación directa de manos de los terratenientes, aun cuando estos primeros constituyen la mayoría de la población. En respuesta, según algunas fuentes, el Dalai Lama habría señalado que a nivel económico sentía gran atracción por la lógica marxista, más que por el capitalismo, por ser esta aquella que promulgaba la compasión hacia los pobres e inclinación hacia los pobres, tesis que parecía compaginar mucho más con los principios de esta doctrina nacida de las enseñanzas de Buda.
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