Definición de Feudalismo
Dentro de la Historia Universal se conoce como Feudalismo al sistema político y económico, que imperó entre los siglos IX y XV de la Europa medieval de Occidente, y durante la Edad Moderna en la Europa oriental, y que se basaba principalmente en un ejercicio del poder vertical, coronado por el Emperador y los reyes, y cuyo último eslabón eran los poderes locales, asumidos por loa aristocracia, la cual dominaba sobre los vasallos y artesanos.
Aun cuando los historiadores no han llegado a una convención sobre el momento determinado en que empezó el Feudalismo, así como tampoco tienen claro el momento en el que empezó, coinciden en señalar que la principal característica de este sistema es haberse constituido en base a una descentralización del poder, pues aunque el Rey o Emperador era reconocido como soberano, a quien se le rendían tributos y pagaban impuestos, los poderes locales, ejercidos por duques, marqueses, condes, barones o caballeros, contaban con suficiente autonomía e independencia, para decidir sobre la administración de su economía justicia.
Así mismo, es importante destacar que el término Feudalismo es usado también por la teoría marxista, para señalar el tipo de relaciones de producción desarrolladas por el materialismo histórico, así como las clases sociales formadas como consecuencias de un sistema vertical, donde la base está conformada por aquellos que trabajan la tierra, para alimentar a los poderosos, sin ser dueños de esta ni acceder a los privilegios de aquellos que coronan la cúspide de esa escala social.
Organización de la Sociedad Feudal
De acuerdo a lo que han señalado los distintos historiadores, la sociedad feudal inicial estaba conformada por los gobernantes, los cuales habitaban los castillos o casas del señor feudal, las cuales también –con su amurallada arquitectura- servían de protección a los vasallos durante los enfrentamientos armados. En este sistema, el Castillo representa el centro del poder, desde donde se imparte la Justicia, que debe ser acatada con obediencia. Así mismo, se encontraban los siervos.
Considerada una herencia directa del Imperio romano, el Feudalismo fue generando una organización social, bajo la óptica de uno de los máximos poderes establecidos: la Iglesia, la cual promulgaba que la humanidad debía estar organizada en tres grupos, bien delimitados, cuyas fronteras debían ser respetadas, como designios divinos que eran. De esta forma, existía una primera clase, conformada por los servidores de Dios, cuyo objetivo fundamental es salvar las almas humanas. En segundo lugar, había una segunda clase, conformada por aquellos cuya principal tarea era proteger a la nación y velar porque la paz se cumpla, estos eran conocidos como los combatientes. Finalmente, existía –de acuerdo a la Iglesia- una clase social que debía encargarse de trabajar, con su esfuerzo y dedicación, para sostener a todas las clases, produciendo alimentos y bienes.
Sin embargo, como han apuntado algunos historiadores, esta división de tres clases, a su vez tenía sub-categorías o subdivisiones de poder. A continuación, una breve descripción de cada una de ellas:
Primera Clase o división
Dentro de esta división, la Historia distingue a aquellos denominados como privilegiados, en donde se encontraban a su vez los Grandes Señores, aquellos pertenecientes al Clero, y también los Caballeros. No obstante, estaban organizados según una jerarquía, la cual estaba encabezada por el Rey o Emperador, máxima autoridad, cuya autoridad provenía directamente de Dios.
Debajo de él, se encontraba el Poder Eclesiástico, integrado por cada uno de los arzobispos, obispos y abades (Alto Clero) así como los distintos Curas y Sacerdotes (Bajo Clero). La misión de estos era la de servir de guía espiritual y moral a la población, sin que esto los excluyera de la posibilidad de ser Señores.
En la última escala de esta división, se encontraban los miembros de la nobleza, los cuales estaban conformados por aquellos que poseían títulos nobiliarios y formaban parte de la corte, y que tenían autonomía y poder sobre las regiones en las que ejercían poder, sin que esto involucrara desconocer al Rey.
Estas tres categorías sociales, conformaban los conocidos como privilegiados, quienes a su vez se encontraban exentos de pagar impuestos o algún otro tipo de tributo, salvo su fidelidad y obediencia al Rey.
Segunda clase o división
Esta clase se encargaba por proteger los intereses y límites del reino o ciudad. Parte de esta clase estaban conformados por los propios vasallos, los cuales además de trabajar para el Señor, debían garantizar la defensa del Feudo. Con el tiempo, esta clase fue viendo el nacimiento de los Caballeros, los cuales eran hombres que se dedicaban a batallar, pero que no tenían dueño, sino que vagaban errantes, sirviendo al Señor con quien les uniera más camaradería, por lo que era común que se cambiaran de un bando a otro. Con el tiempo este grupo, que derivó en la imagen medieval del hombre de armadura y caballo fue convirtiéndose en una clase cerrada, donde no entraban muchos. Así mismo, esto generaría posteriormente la conformación del Ejército permanente, y no sólo reunido en ocasión a la guerra, lo cual traería como consecuencia el fortalecimiento y consolidación del Rey, el cual tenía todo un sistema de defensa entrenado y a disposición de su defensa.
Tercera división o clase
Conformada por aquellos que tenían la obligación de trabajar. En primer lugar, en la cúspide de esta división se encontraban los villanos, aquellos que habitaban las villas, y se dedicaban al cultivo de la Tierra. Contaban con algunos privilegios, como el poder irse de una villa a otra, casarse e incluso poseer bienes, sin embargo, tenían la responsabilidad de defender el Feudo, prestando servicio militar, así como el de pagar impuestos al Señor, con los cuales garantizaba el poder seguir usando las tierras en las que sembraba. En este primer eslabón, sin embargo existían formas de ascender en la escala social, pues un villano podía hacerse con una gran extensión de tierras, que tarde o temprano lo convirtiera en un terrateniente, y posteriormente en un miembro de la nobleza, a través de la compra de títulos nobiliarios, convirtiéndose entonces en un señor.
Sin embargo, este tipo de posibilidades correspondían solo a los villanos libres, pues existían otra clase de campesinos, que eran denominados siervos. Se cree que esta subclase fue introducida por los Germanos, y constituían una clase formada por hombres “semi-libres” que eran sometidos por el señor de la Tierra, sin que ellos hubiesen podido elegirlos. Tenían la obligación de pagar impuestos con parte de su cosecha, o dinero si lo tenía.
Aparte de estas tres divisiones y sus correspondientes subclases, se encontraba la Burguesía, la cual era considerada una clase libre, es decir, que no tenía para trabajar para el señor feudal, pero que a diferencia de los privilegiados sí debía pagar impuestos.
Imagen: scoop.it