Definición de Teatro
De acuerdo a la Teoría del Teatro, se puede concebir a éste como el arte escénica, consistente en la representación actoral de una historia, interpretada frente a un público, valiéndose de elementos estéticos y dramáticos, a fin de producir determinadas emociones en éste, procurando así la captación del mensaje que busca transmitir.
Así mismo, los teóricos apuntan al carácter etimológico de la palabra teatro, la cual proviene del vocablo griego theátron, el cual puede traducirse literalmente al Español como “mirar”, y que en su momento hacía referencia directa a los espacios al aire libre, donde se reunían los ciudadanos de la civilización griega a “mirar” las distintas representaciones teatrales, por medio del cual se contaban pasajes mitológicos, con la intensión de entretener, y también de educar, pues en primer momento el Teatro es concebido por esta civilización como un método lúdico y pedagógico con el cual se podía transmitir a la población los valores correctos, así como los determinados mitos y comportamientos por los que se debía regir la polis.
El Teatro para la civilización helénica
Según lo señalado por los distintos historiadores, el Teatro en la civilización griega tiene sus orígenes principalmente en los antiguos Ritos Òrficos, destinados a rendir culto al Dios Dionisio. Por lo que se sabe, este tipo de culto consistía en la representación histriónica como tal de algunos pasajes mitológicos. Con el tiempo este género comenzó a tomar fuerza, siendo usado para representar las distintas historias de la Mitología, separándose poco a poco de su carácter religioso, y ejerciéndose más como un género destinado al entretenimiento.
La razón por la que la mayoría de los estudiosos consideran a Grecia como cuna del Teatro es precisamente los distintos elementos que esta civilización fue sumándole a este creación humana, edificándola en la forma en que se conoce en la actualidad. En este sentido, el Teatro le debe al pueblo helénico la integración de un Coro, la creación de la tragedia y la comedia, la incorporación de varios actores en escena, la disposición de un sitio específico para apreciar las representaciones, los cuales comenzaron a realizarse en espacios circulares, cercanos a una colina. Así mismo, la civilización griega integró en el Teatro las nociones de escenario, proscenio, vestuario, máscaras, así como la palabra misma que lo nombra: Teatro.
No obstante, en términos literarios, quizás el aporte más grande que ha dado Grecia al Teatro sea la creación de conceptos como la mimesis y la catarsis, descritos por Aristóteles, en su célebre Poética. De acuerdo con este filósofo, la mimesis puede definirse como la imitación que se hace de la naturaleza, con fines artístico, ergo, el Teatro –específicamente la Tragedia- estaría basada en el arte de imitar la naturaleza plena, tanto los elementos vegetales y animales que la componen en su exterior, como las acciones llevadas a cabo por los humanos, en su accionar en el mundo.
Así mismo, apunta el Filósofo griego que la catarsis, puede ser entendida como la purgación (corporal, mental, emocional y espiritual) ocurridas en el espectador, luego de presenciar y vivenciar sucesos que despierten en él sentimientos de eleos (compasión) y phobos (miedo) los cuales inspiran también la identificación con lo presenciado y la purificación de dichas pasiones. Tomando así estas nociones aristotélicas, se podría decir entonces que el Teatro es un arte escénica que busca, a través de la mimesis, conseguir un proceso de catarsis en el espectador, a raíz de la exaltación de emociones determinadas, las cuales son provocadas por elementos estéticos que fungen como agenciadores de estas.
Carácter educativo del Teatro
Con respecto a esta capacidad de conmover que tiene el Teatro, durante años se ha debatido sobre la pertinencia de usarlo y no olvidar su carácter educativo, pues esta arte escénica –al igual que en la antigua Grecia- puede fungir a un tiempo como creación destinada al entretenimiento y a otro como Medio de Comunicación de gran alcance, tanto a nivel cuantitativo (cantidad de espectadores que pueden verlo) como a nivel cualitativo (alcance del efecto interno que puede ocasionar en cada uno).
En este sentido, autores como Juan Miguel Mora (1970) en su obra Panorama del Teatro en México plantea que esta Arte Escénica consiste básicamente en lo siguiente:
«El teatro es el ser humano mirándose a sí mismo desde todos los puntos de vista posibles, examinándose, estudiándose, observándose, ora complaciéndose en la observación, ora reaccionando contra ella, según se vea las partes agradables o desagradables de sí mismo o, precisando más, según como esos aspectos le sean presentados».
Visto así, el Teatro sería la asistencia a la representación de las emociones humanas, que en su carácter universal, logran que el individuo –a través del pacto ficcional con el actor- olvide las barreras escénicas, participando como testigo sensible del despliegue de acciones y sentimientos, que lo marcarán y conmoverán de determinada manera, la cual casi siempre es pensada previamente por el creador de la obra en fin.
De esta forma, el Teatro se erige como una plataforma educativa y comunicacional de alto alcance, que permite a quien participa del hecho teatral –tanto si lo hace como actor o espectador- entrar en contacto con sus emociones y purgarlas, a través de la catarsis. En los últimos años –de acuerdo a la opinión de algunos críticos- pareciera haber una expansión de obras teatrales comerciales, que parecen quedarse en el mero entretenimiento que puede involucrar el Teatro, desligándose u olvidando el tremendo valor educativo que tiene este medio expresivo.
No obstante, en contraposición, existen organizaciones, educadores y movimientos sociales que han encontrado en el Teatro un nicho esencial para la propagación de su mensaje. Por ejemplo, algunas organizaciones en pro de los derechos de las Personas con discapacidad han encontrado en el Teatro la plataforma ideal para mostrar en escena a aquellas personas –que pese a su derecho a la participación- se encuentran con la constante intensión por parte de la sociedad de ocultarlas. Experiencias entonces como el grupo argentino Andador, Orgullo Down Venezuela, Grupo teatral venezolano Apoye o el Teatro Espada de Madera en España han rescatado el carácter educativo primigenio del Teatro para tratar de reivindicar el derecho a la participación de la población con discapacidad al tiempo en que se coloca en escena situaciones que buscan conmover al espectador, a fin de lograr la catarsis, que permita hacer llegar un mensaje determinado, en este caso dirigido a la concienciación sobre la inclusión, la tolerancia y la convivencia.
Igualmente, algunos programas educativos están hoy en día incluyendo dentro de sus actividades las visitas a obras de Teatro o la realización de obras, por parte de los estudiantes, a fin de conseguir el aprendizaje, a través de esta arte escénica que plantea un proceso tanto externo como interno, cuyo principal objetivo es producir un cambio en quien forma parte de él. Así el Teatro continúa siendo, como hace siglos, una forma de expresión formativa, humana y estética, que ofrece la oportunidad de colocar en escena las experiencias, condiciones y emociones humanas en pro de educar, formar y transmitir.
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