La imprenta puede ser definida como la máquina o procedimiento mecánico por medio del cual se imprime un conjunto de letras e imágenes, en soportes como el cartón, papel o tela, a fin de producir publicaciones impresas, como libros, folletos, pancartas, carteles, entre otros.
Así mismo, es concebida también como uno de los inventos modernos que más influencia han tenido en la cultura, cambiando totalmente el concepto del libro, haciendo que la producción de estos se acelerarán de una forma sin antecedentes, estimulando igualmente su difusión y rompiendo por primera vez con la propiedad del conocimiento sólo en algunas manos poderosas, como la nobleza y la Iglesia.
Antecedentes de la imprenta
A pesar de que la Historia ubica la creación de la imprenta en el año 1444 de manos de Johannes Gutenberg, también reconoce otros importantes pasos y creaciones antes de esta imprenta moderna, los cuales pueden ser identificados como sus antecedentes directos. En este sentido, el primer invento que señalan los historiadores se remonta al año 440 a.C, momento en el cual los romanos poseían una técnica por medio de la cual lograban imprimir hojas, llenas de inscripciones, sobre tablas de arcilla.
Así mismo, destaca la imprenta de tipos móviles creada en China por Bi Sheng, y que constituyó en Asia la primera imprenta de este estilo. Esta imprenta estaba conformada por tipos hechos en cerámica, sobre la cual se tallaban los distintos caracteres chinos. No obstante, la enorme cantidad de caracteres que posee esa lengua hacía que el proceso de impresión, la cual se realizaba sobre papel de arroz, fuese sumamente lento y tedioso.
Por otro lado, Corea resalta también como uno de los puntos álgidos de los antecedentes de la imprenta moderna, destacándose principalmente la creación, en el 1234, de los primeros tipos móviles de metal, los cuales fueron fabricados por los artesanos del reino de Koryo. En este sentido, estos juegos de tipos móviles serían unos doscientos años más jóvenes que los diseñados en 1444 por Johannes Gutenberg, sólo que en el caso de Corea esta técnica era usada en muy raras ocasiones, por lo que no tuvo la trascendencia que cobraría la imprenta moderna dos siglos después.
Historia de la imprenta
Así las cosas, y más allá de los inventores y tipógrafos inmediatamente posteriores a la creación de la imprenta moderna, que han querido atribuirse este invento, la figura de Johannes Gutenberg resalta entre todos, a pesar de que no pudo firmar ningún libro como suyo, ni ganar fama y dinero debido a uno de los inventos más revolucionarios y trascendentales de la historia. No obstante, es importante reflexionar en dos puntos cruciales: primero, entender cómo era la concepción de libro que se tenía antes de la invención de la imprenta; en segundo lugar, apreciar en qué forma este invento cambió el mundo.
El libro antes de la imprenta
Es importante destacar, que para el momento en que Gutenberg logró materializar el invento por el que trabajó durante años, los libros eran objetos rarísimos, que sólo podían ser pagados por personas de grandes recursos económicos, como nobles o miembros del clero, quienes encargaban a monjes y monjas la misión especial de copiar un libro, que requirieran para su estudio. Igualmente, destaca el dato curioso de que la gran mayoría de estos religiosos dedicados a la labor de escribientes, no sabían leer ni escribir, sino que la copia de los libros se hacía más como la copia de un dibujo, del cual se desconocía el significado. De esta forma, los religiosos copiaban los símbolos que aparecían en las páginas, sin entender lo que copiaban. Igualmente, se encargaban de decorar las páginas, al tiempo que adornaban artísticamente la letra capitular (primera letra de cada página o capítulo.
Así las cosas, la copia de un libro no constituía en ese momento un ejercicio de lenguaje, sino un oficio artístico, que podía extenderse por cerca de diez años, por lo que se requería de una gran fortuna, a fin de hacerse con uno de estos ejemplares, hecho que condenaba a la gran mayoría de la población a no tener acceso a los libros, sin contar con que la mayoría del mundo era analfabeta para ese momento, estando el conocimiento en muy pocas manos.
La imprenta moderna
En este contexto, y siendo el método de impresión más moderno el de la xilografía, Johannes Gutenberg decidió perfeccionar el método, tratando de solventar el inconveniente originado por las piezas de madera. De esta forma, Gutenberg concibió la idea de diseñar tipos móviles de metal. Con ese propósito talló moldes de madera, correspondiente cada uno a una letra del alfabeto latino. Posteriormente los rellenó con plomo. Johannes Gutenberg elaboró cerca de 150 ejemplares de cada letra del alfabeto, creando entonces el primer juego de tipos móviles, los cuales eran organizados en una barra metálica, en el orden del texto, a fin de poder imprimir una hoja completa rápidamente, así como muchas hojas, acelerando entonces el proceso de impresión.
Gutenberg había inventado la imprenta moderna, ganando su apuesta de que podría fabricar mayor cantidad de Biblias que los copistas cristianos antiguos, en menor cantidad de tiempo, y con una calidad asombrosa. Sin embargo, el cumplimiento de esta creación le había costado tiempo, dinero e incluso su libertad financiera, puesto que en el camino tuvo que emplearse para quien había sido primero su prestamista y luego su socio. Johannes Gutenberg logró ver cómo su invento se convertía en un poderoso negocio, sin que pudiese beneficiarse en ese momento de la fama y la riqueza, así como seguramente tampoco entendió la gran influencia que tendría en el mundo moderno, como medio de difusión del pensamiento.
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