Descripción de la obesidad
En el ámbito médico, se conoce a la obesidad como una enfermedad consistente en el exceso de acumulación de grasa corporal en el individuo, hecho provocado por gran cantidad de motivos de salud, los cuales pueden ir desde una ingesta desmedida de calorías hasta problemas metabólicos.
Considerada actualmente por la Medicina como una enfermedad crónica, la obesidad constituye la quinta razón de muerte en el mundo, dejando un saldo anual de casi tres millones de personas en el mundo. No obstante, el hecho que más preocupa a la Medicina es que día a día crecen las cifras de obesidad infantil, acercando a los más jóvenes a condiciones colaterales como la diabetes, hipertensión, colesterol alto, hipertensión, etc.
En cuanto a los criterios de diagnóstico considerados para esta condición, la Organización Mundial de la Salud ha determinado que todo individuo con un índice de masa corporal (el cual se calcula dividiendo la estatura entre el peso al cuadrado) que sea superior a 30 puede ser considerado obeso. Así mismo, todo individuo que tenga una circunferencia superior a 88 cm también puede ser considerado una persona con obesidad.
Connotación de la obesidad en la Historia
A pesar de que los organismos encargados de velar por la salud afirman que en los últimos años los hábitos alimenticios y de vida de los humanos actuales han traído como consecuencia una pandemización de la obesidad, siendo cada día más las personas que la padecen, no se puede decir que esta sea una condición nueva dentro del género humano.
De hecho se cree que en todos los tiempos esta condición ha existido dentro del género humano, siendo percibida de distintas formas, según la época y la cultura. Por ejemplo, algunos antropólogos han señalado que las evidencias paleontológicas de las pequeñas esculturas humanas femeninas, denominadas venus, son evidencia de que posiblemente en la antigüedad se conocía la condición de obesidad, al tiempo en que era estimada, siendo considerada símbolo de fertilidad y abundancia.
Más adelante, a principios de la historia, e incluso hasta la Edad Media se tiene registro de que la obesidad era un rasgo físico que culturalmente era asociado con la abundancia, así como con la capacidad de sobrevivir a las hambrunas, las cuales en tiempos pasados era una posibilidad frecuente, pues se dependían de las cosechas, sin que se contaran con mecanismos de prevención del clima o abordaje de contingencias alimentarias. De este modo, una persona obesa era una persona con bienes materiales y acceso ilimitado a la comida, por lo que la obesidad era un símbolo cultural de estatus.
Sin embargo, los antropólogos dicen que esto fue cambiando con el tiempo. En la medida en que la civilización humana fue desarrollando métodos que le garantizaran el alimento a toda la población y la seguridad alimentaria de las poblaciones estuvo garantizada, la obesidad comenzó a ser vista entonces como un símbolo de descontrol y de hambre insaciable, cualidad que durante la temprana edad moderna, incluso tomó rasgos en el ámbito de los erótico, siendo interpretado como sinónimo de lujuría. Un ejemplo de esto lo pueden constituir las pinturas e Rubens, pintor que se enfocó en representar mujeres obesas en sus pinturas, pero desde la erotización.
Concepción actual de la Obesidad
Hoy en día, existen varias culturas orientales, en África, la India o en los pueblos árabes que siguen considerando la obesidad como símbolo de belleza, fecundidad, prestigio, o simplemente como una característica más dentro de la diversidad del ser humano. No obstante, en el mundo occidental es otra historia. Actualmente –algunos investigadores opinan que por influencia de los medios de comunicación y la publicidad- la obesidad es tenida como un rasgo negativo. Entre otras cosas, siendo considerado como un rasgo poco atractivo, sexualmente hablando.
En este sentido, las personas obesas que se desarrollan dentro del mundo occidental tienen que afrontar, además de los problemas de salud inherentes a su condición, los distintos estereotipos negativos de una cultura que relaciona la obesidad con enfermedad, descontrol, baja autoestima, soledad, infelicidad, fracaso, entre otros estereotipos. Así mismo, existen los prejuicios que pretenden encasillar a las personas obesas en determinados patrones, como por ejemplo aquel que dicta que las mujeres obesas son todas dulces o buenas cocineras, cuando se trata de personas distintas entre sí, con intereses y características particulares.
Por otra parte, la nueva visión médica de esta condición, asumida como enfermedad, aunado al constante bombardeo mediático de cuerpos delgados como ideal único a alcanzar, ha hecho que la civilización actual sienta mayor rechazo hacia la obesidad, aunque paradójicamente los propios estilos de vida que promulgas estos mismo medios, son considerados detonantes fundamentales de la expansión de esta condición. Finalmente, el mundo de hoy cuenta con una gran población con obesidad, o en camino de adquirir esta condición, mientras que el tratamiento social la rechaza firmemente, al punto que las personas que sufren de obesidad han debido organizarse, con el fin de constituir movimientos contra la discriminación.
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