La idea del “dominio supremo” ha sido natural a lo largo de toda la historia de la humanidad. Ya fuera por una deidad omnipotente, una serie de dioses indiferentes o los espíritus de los antecesores, muchas sociedades creían que la humanidad era de una u otra manera controlada y que realmente no teníamos las riendas de nuestro destino.
Conforme comenzó a surgir el mundo moderno, la idea de que éramos en realidad los dueños de nuestro destino comenzó a tomar más y más fuerza. Episodios como la Revolución Francesa convencieron a los miembros de la Ilustración de que, en realidad, era el hombre quien construía la Historia, guiado por los ideales de la ciencia, la sabiduría y la democracia.
Pero conforme pasaba el tiempo y el mundo se volvía más complejo, las personas comenzaron a darse cuenta de que los grandes jamás habían desaparecido, que sólo los habían reemplazado con otros más fuertes, más resistentes, de algún modo más peligrosos. Estos poderes, basados en el control de los recursos y en el poder económico, habrían logrado manejar los asuntos mundiales de manera mucho más sólida que sus predecesores basados en la legitimidad divina y el apoyo de una clase nobiliaria. Los temores sobre el surgimiento de una nueva élite mundial – esta vez, una que no pudiera ser derrocada – comenzaron a aumentar a medida que los poderes económicos se alejaban más y más de la realidad de los ciudadanos promedio. Y la aparición, o el aumento en la importancia de diversas sociedades secretas, no hizo sino exacerbar este temor.
El Club hace su aparición
Uno de los grupos más importantes en estas teorías de la conspiración del siglo XX y XXI es el Club de Bilderberg. Originalmente fundado en 1954, se organizó como una reunión de personas influyentes que buscaban aumentar los lazos de cooperación entre el occidente europeo y los Estados Unidos de América. Con el tiempo, la reunión evolucionó para convertirse en el sitio donde, anualmente, las personas más influyentes del mundo se reúnen para discutir asuntos de actualidad y definir las acciones que deben tomarse.
Pero, ¿tomarse para qué? De acuerdo con sus participantes, la reunión anual del Club de Bilderberg, no tiene ninguna agenda política, y se trata solo de un espacio de discusión y de intercambio de ideas. Así mismo, se afirma que el Club no tiene ningún tipo de actividad más allá de su reunión anual. Sin embargo, el absoluto secreto que, desde el principio, ha caracterizado todas sus reuniones impone dudas en esta versión y da pie para quienes afirman que en realidad se deciden los asuntos de la agenda mundial.
La lista de participantes a la reunión siempre ha sido pública, aunque no lo sea la lista de asuntos tratados allí. Siempre los invitados son personajes influyentes con gran poder político y/o económico: principalmente gobernantes de los países desarrollados, banqueros y gerentes de grandes empresas. Las razones que llevarían a una selección tan específica son bastante cuestionables, y el gran poder económico de los actores involucrados permitiría que una acción concertada manejara los destinos de la economía mundial, al menos a corto plazo.
¿Qué tanto poder tienen en realidad?
No son, entonces, vanas las acusaciones de que habría sido el club de Bilderberg quien decidió en la década de los 90’s iniciar una espiral de liquidez que ellos mismos habrían terminado en torno al año 2007 para sustraer las ganancias a costa de millones de personas que se habrían arruinado. Este objetivo también habría debilitado a los gobiernos nacionales, obligándolos a ceder ante las demandas de instituciones multi o supranacionales como el Banco Mundial y el FMI.
Lo más interesante del asunto es que los principales miembros del club – asistentes a sus reuniones – representan a este tipo de entidades más que a los gobiernos, a excepción, claro, de los Estados Unidos (y en menor medida de la Unión Europea). Por ello, una de las teorías más interesantes y mejor sustentadas del Club es que se realiza con miras a estructurar un futuro Nuevo Orden Mundial bajo el dominio de un solo gobierno. Las características de este mundo aún no están claras, y nadie sabe si pasan por el aumento o la disminución de la calidad de vida del promedio de población mundial, pero sí pasa por la monopolización del poder. Dependiendo de las características del monopolio, podría sustentarse en mantener una población medianamente satisfecha, pero también en la esclavitud y el dominio sobre los habitantes de la tierra.
Una de las cosas más interesantes del Club es que nadie sabe exactamente cuáles son sus banderas. Los defensores del libre mercado y la apertura de las fronteras los acusan de buscar la colectivización de muchos bienes y la creación de un gobierno que podría manejar los asuntos de sus ciudadanos. Por su parte, los defensores del intervencionismo los acusan de debilitar los estados para poder implementar sus políticas de capitalismo salvaje.
Puede ser que el Club realmente no tenga ninguna bandera, y no sea más que una reunión de gigantescos poderes para ver en qué pueden ayudarse unos a otros. Puede ser que sea la agencia que dirige los destinos del mundo (o al menos de la economía mundial). ¿Qué creen ustedes?
NOTA: La siguiente reunión del Club se realizará el próximo 9 de junio en Austria, en el Hotel Interalpen. Será custodiado por las fuerzas anti terroristas de aquel país para evitar filtraciones a la prensa.
Fuente de imágenes: 1: api.ning.com; 2: cryptome.org.