¿Hay algo en la tierra además de nosotros?
Mucho se habla sobre si estamos – o no – solos en el universo. La vastedad de éste indica que en muchos lugares debe existir la vida y, al menos en alguno, vida inteligente. Sin embargo, nada garantiza que nuestra civilización pueda alguna vez hacer contacto con ellos (si es que ellos no han hacen contacto con nosotros primero).
Pero una pregunta que no se hace lo suficiente es la existencia de otras inteligencias en nuestro propio planeta. Si bien es casi seguro que al menos en la superficie terrestre no existen (quizás en alguna región subterránea lo hagan), nada asegura que no existieran antes de nosotros o, incluso, que compartiéramos la tierra en los albores de la civilización humana.
Son muchas las culturas que se refieren a compañeros en el mundo. Los mayas hablaban de cuatro razas de hombres, de las cuales solo el último habría sobrevivido a las calamidades del mundo. Los nórdicos mencionan razas de enanos y gigantes habitando las tierras humanas, mientras que Plinio el Viejo narra las historias de “monstruosas razas” que viven hacia el oriente y el sur de Roma.
¿Dónde podríamos buscar pruebas?
Si nuestra civilización desapareciera, los restos tardarían menos de 50 mil años en ser borrados de la faz de la tierra. En los 400 millones de años que lleva la vida rondando este planeta, cualquier tipo de construcción habría desaparecido en algunos miles de años, por lo que hallar rastro de civilizaciones antiguas es extremadamente complejo. Sin embargo, algunos afirman que dichos rastros existen y pueden encontrarse, y que algunas civilizaciones sí existieron en tiempos prehistóricos, antes de que los primeros humanos siquiera existieran.
Las minas de Oklo
Algunas pruebas refieren pequeños objetos que asemejan monedas, jarros metálicos u objetos decorativos y pueden rastrearse hasta el periodo cámbrico, sin embargo, son muy pocos y están demasiado dispersos para que permitan llegar a una conclusión sólida. Otras fuentes mejor desarrolladas hablan de la inmensa radiación de algunas regiones indias (que parecerían indicar un desarrollo tecnológico avanzado hace algunos 200 mil años) y los rastros de minería de uranio en el depósito Oklo, en Gabón, donde también parece que se generaron reacciones de fisión nuclear por cientos de miles de años hace más de 100 millones de años.
¿Dónde más podría haber pruebas?
Los rastros son elusivos, y más cuando ha pasado tal cantidad de tiempo. Análogamente, en la eventualidad de la desaparición de la humanidad, no serían nuestras construcciones lo que nos sobreviviría, sino la radiación de los reactores nucleares y el registro fósil indicando un número antinatural de extinciones. A partir de esto, las pistas generadas anteriormente y las extinciones masivas podrían indicar otras civilizaciones. Pero nos enfrentamos a otro problema y es la naturaleza diferente que puede tomar otra inteligencia. Nada nos garantiza que, de haber existido, otra especie se habría comportado como nosotros, y si tal especie existió, necesariamente pereció o abandonó el planeta (y en este último caso seguramente estaría interesada en permanecer oculta y nos mantendría bajo observación). Sea el caso que sea, encontrar pruebas concluyentes es extremadamente complicado.
Es diferente cuando acercamos la escala temporal. Una civilización que existiera hace un millón de años, o 100 mil, o 10 mil, podría ser rastreada con mucha mayor facilidad que una de hace 100 millones de años. Así mismo, hay que recordar que con el hombre surgieron otras especies de homínidos, muchos de los cuales usaban herramientas, conocían y manipulaban el fuego y eran capaces de construir armas. ¿Podría haber una civilización de homínidos que conviviera con los primeros humanos? ¿O incluso, una civilización de alguna otra especie?
Entre lanzas, gigantes y enanos
A un descubrimiento de una lanza en Georgia se le calculó una antigüedad de 400 mil años, cuando se supone que el humano moderno existe apenas hace 200 mil y usa herramientas de cacería hace unos 40 o 50 mil años. Leyendas de diversos pueblos hablan de los “Maestros” – quienes muchas veces ascienden a la categoría de dioses – que educaron a los primeros hombres en el lenguaje, la cultura y el arte de la civilización. Así mismo, muchas culturas refieren pueblos que vinieron antes que ellos – o incluso que convivieron con ellos – pero que desaparecieron de la faz de la tierra.
Uno de estos pueblos sería el de los gigantes. Hay bastantes evidencias en el siglo XIX de hallazgos de esqueletos particularmente grandes en Norteamérica, los cuales lamentablemente se han perdido. Estos individuos, se calcula, habrían vivido hace unos 200 mil años y hasta hace unos 100 mil años, cuando alguna catástrofe los habría aniquilado. Si bien habrían coexistido en el planeta con los humanos modernos, es poco probable que los vieran, pues el homo sapiens no cruzó el océano hasta hace alrededor de 15 mil años.
Hay teorías que establecen que representantes de estas especies de gigantes de hecho convivían con los humanos en Eurasia: se señalan gigantescas construcciones en España, Escandinavia y el cercano oriente, incluyendo gigantescas estatuas de hasta 50 metros de altura en Afganistán y túneles complejos construidos en las montañas en España. Estas historias, de ser ciertas, ayudarían a explicar el surgimiento de las leyendas nórdicas, en las que abundan los gigantes y los enanos trabajando en las montañas.
Así mismo, existen ciudades en el actual Irán que muestran una población de gente pequeña. En esta Liliput antigua habitaron personas de menos de 50 centímetros de altura hace alrededor de 6000 años, aunque perfectamente habrían podido ser una raza de humanos y no una especie diferente. Nadie sabe por qué desaparecieron, pero al vivir en tiempos tan cercanos podrían haber sucumbido ante conquistadores humanos.
Las teorías de la civilización subterránea
Por último, no hay que olvidar que algunos claman que aún en la actualidad existen civilizaciones no humanas bajo la tierra, de las cuales provienen los primeros hombres modernos o, en su defecto, los primeros maestros de estos hombres. Estas razas (que incluirían a homínidos gigantes) se han alejado de la humanidad y esperan pacíficamente que esta aprenda a coexistir o sea destruida. En cualquier caso, esto probaría que podrían no tener tecnología (al menos militar) más avanzada que la nuestra, pero si ser capaces de construir y gestionar una mejor sociedad, así como de encontrar medios alternos de producción y comunicación.
En todo caso, el punto es pensar que no porque seamos la única inteligencia visible en la superficie de la tierra somos la única que ha existido o existirá.
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