Se conoce con el nombre de lectura al proceso intelectual y cognitivo por medio del cual una persona (lector) interactúa, decodifica, comprende e integra en su conocimiento el contenido de un material escrito (texto). De esta forma, el lector –quien también funge como receptor en el proceso de comunicación escrita- logra conocer y comprender el mensaje construido por el escritor-emisor.
Debido a la trascendencia de la historia y al desarrollo mismo de la cultura humana, los textos escritos se han convertido a lo largo de los siglos en el compendio y reservorio del conocimiento humano, así como la forma ideal de transmitirlo a lo largo de las generaciones sucesivas, por lo que el libro y el proceso de lecto-escritura se erigen como los eslabones iniciales y centrales del proceso de aprendizaje académico.
No obstante, la Lectura en sí misma puede llegar a convertirse en un placer, lo cual facilita que a su vez devenga en hábito, hecho que garantiza una continua comunicación y contacto del individuo con las distintas fuentes de conocimiento, bien si se trata de un tema en específico o de todas las áreas de conocimiento en general. Sin embargo, éste es un proceso que difícilmente se da en la mayoría de los individuos de forma natural, pues aun cuando existen personas con inclinación natural al gusto por la lectura, otros sujetos necesitan ser introducidos en el fascinante mundo de la lectura, para descubrir el placer que puede llegar a experimentarse. Por lo que el adecuado estímulo por parte de los padres y maestros es indispensable.
Promoción de Lectura
En sintonía con esto, más allá de las estrategias emprendidas en casa para propiciar en los más pequeños, y desde las primeras etapas de la infancia, el hábito de la lectura, existe toda un rama de los Estudios Literarios encaminada a desarrollar estrategias pedagógicas y lúdicas que incentiven en los niños y niñas la curiosidad y recompensas adecuadas en torno a la relación con los libros y la lectura, a fin de que aprendan que leer puede resultar un oficio placentero, que traiga numerosos aspectos positivos en quien lo ejerce.
A este campo de los Estudios Literarios se le conoce con el nombre de Promoción de Lectura, y cuenta con el objetivo específico de mostrar a las personas, tanto adultas como niñas, la importancia y placer que puede generar la lectura. Así mismo, busca abrir los horizontes de aquellos que ya han adquirido el hábito de leer, mostrándole la importancia y el placer que puede encontrar leyendo todo tipo de textos. Para esto, el Promotor de Lectura desarrollará varias actividades lúdicas y pedagógicas que vayan guiando al futuro lector en el camino de entrar en contacto con el libro, consumirlo, entenderlo y comenzar a apreciarlo en su justa medida de objeto y contenido.
Promoción de lectura para niños
Tal vez una de las fases más importantes de la adquisición del hábito de lectura ocurre en las primeras etapas de la infancia, en donde aun cuando el futuro lector no haya adquirido el nivel adecuado de lenguaje, que le permita leer textos complejos, sí es necesario que establezca un contacto positivo y placentero con el libro como objeto, a fin de que crezca como un adulto que sienta cariño y atracción por los libros, y no rechazo o desinterés.
Debido a esto, los maestros, padres y promotores de lectura deben actuar en conjunto, con el objetivo de brindarle al niño el ambiente más propicio para el descubrimiento y adquisición de la lectura como hábito. En este sentido, los especialistas en el tema han desarrollado algunas estrategias que pueden contribuir al feliz término de este proceso de conocimiento y enamoramiento por parte de los lectores del mañana:
1.- Lo primero que debe brindársele a los niños, tanto en casa como en la escuela es el contacto directo con los libros. En este sentido, es vital que en el hogar y en el salón exista la presencia de una biblioteca, a fin de que el individuo crezca conociendo los objetos llamados libros.
2.- En sintonía con lo anterior, así papá y mamá tengan libros, es importante comprarle al bebé y al niño libros que se adapten a sus intenciones y pulsiones, es decir, resistentes al rasgado, la humedad y los rayones, a fin de que el niño pueda expresarse con el libro, sin que ningún adulto sufra pérdidas o lo reprendan. Dado el caso de que el niño dañe algún libro, la actitud del adulto debe basarse en la comprensión y la explicación, y nunca en reprimir violenta o fuertemente el hecho, pues puede marcar para siempre la relación del niño con los libros, haciéndolo desistir de su intensión de tocarlos y conocerlos.
3.- Igualmente, la principal herramienta de estímulo en la adquisición de la lectura como hábito en la edad prescolar es el ejemplo. Un niño que se levante viendo a sus padres leer, será un niño que sienta el impulso inicial de leer.
4.- Es importante, llevar al niño a comprar sus propios libros y cuentos, a fin de que se sienta emocionado en adquirirlo. En sintonía con esto, es pertinente también enseñarle al niño la existencia de las bibliotecas públicas, con el objetivo de que los pequeños entiendan que existen sitios en donde pueden disfrutar del hábito de lectura con otros niños.
5.- También es pertinente, llevar al niño a distintas actividades organizadas por instituciones del campo de las Letras, como cuentacuentos, títeres, teatro infantil, a fin de que el niño entre en contacto con historias que le fascinen y le conmuevan, despertando en él la necesidad de procurar su conocimiento constante, proceso que lo lleve a descubrir que la lectura es ese camino.
6.- De igual forma, los especialistas en promoción de lectura señalan la necesidad de nunca y bajo ninguna circunstancia imponerle al niño la lectura como castigo o como una obligación, pues se obtendrá el efecto contrario, causando que establezca hacia la lectura un sentido negativo y de rechazo.
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