Eta Carinae y la nebulosa que la rodea
De los peligros en el cosmos
Aunque no es algo que pensemos en nuestro día a día, todos sabemos que no somos más que una minúscula mota de polvo, un insignificante punto en medio de la inmensidad del Universo. Nuestra vida es corta (al menos, a comparación de los cuerpos celestes) y por lo tanto hemos estado a salvo de catástrofes que irremediablemente ocurren de vez en cuando, pero con el paso del tiempo es probable que uno de estos eventos ocurra.
A nuestra escala somos vulnerables ante prácticamente todo. Desde una minúscula variación en la radiación solar (las llamadas “manchas solares” o las tormentas electromagnéticas) hasta el impacto con una mota aún más pequeña que nuestro planeta: un asteroide, prácticamente todo podría borrar nuestra civilización del mapa sin que el universo notara más de lo que nosotros notamos cuando una de nuestras células muere.
Algunos hablan de planetas cuya existencia está en entredicho (como Nibiru) como la amenaza más inminente a nuestra civilización. Otros refieren asteroides que podrían pasar cerca de la Tierra y, si las circunstancias son las adecuadas, llegar a alterar la órbita terrestre o incluso a impactarla directamente. Sin embargo, poco es lo que se habla de Eta Carina, una verdadera bomba de tiempo que está ubicada sobre nuestras cabezas. Y al contrario que con un eventual asteroide, aquí no hay nada que podamos hacer para defendernos.
Eta Carina
Hay varios periodos en la vida de una estrella. Sacrificando detalles por brevedad, podríamos decir que la estrella se va haciendo más y más pesada a medida que envejece hasta que al final colapsa. Originalmente convierte hidrógeno (de un solo protón y un neutrón) en helio, (con dos protones y dos neutrones, es decir, más pesado) y cuando se agota el hidrógeno el helio, a su vez, comienza a convertirse en materiales más y más pesados. Eventualmente la estrella no puede sostener el proceso y colapsa.
Eta Carina está rodeada por una nebulosa de nitrógeno, lo que indica que ya está fusionando materiales más pesados que el helio. El proceso puede ser sostenible hasta que la estrella comience a fusionar hierro: a este punto ya viene la irremediable muerte.
Pero su inevitable colapso no es su característica más interesante. Eta Carina es la estrella más lejana (se encuentra a unos 7.500 millones de años) que puede verse sin necesidad de un telescopio. Es decir, se trata de un verdadero titán, incluso entre las estrellas.
Se calcula que Eta Carina tiene una masa equivalente a 150 veces la masa del sol, y que emite en un segundo la energía que el sol genera en 2 meses. Esto es algo característico de las estrellas gigantes: consumen rápidamente su combustible por lo que mueren en un suspiro (al menos, en términos estelares): mientras que el sol vivirá en total unos 12 mil millones de años Eta Carina seguramente ha vivido menos de 20 millones de años y quizás menos de 10.
La ubicación de la Estrella en el cielo
Pero lo más interesante es que las emisiones de masa y energía parecen indicar que su muerte está muy cercana. Menos de 100 mil años faltan para que muera y de acuerdo con la mayor parte de los astrónomos, menos de 1.000. Podríamos estar en el umbral de la destrucción de la estrella en el lapso de unas pocas generaciones.
Y entonces llega el peligro. Porque cuando un titán de este tamaño explota lanza una cantidad impresionante de energía y, en particular, dos haces de radiación en dirección a los polos de la estrella. Estos haces irán cargados con altísimas cantidades de radiación ultravioleta y de rayos X y Gamma.
De impactarnos directamente los seres humanos seríamos testigo de un brillo equivalente a unas 10 veces el de la luna llena. Los rayos ultravioleta, aunque potentes, seguramente no tendrían mayor efecto en la superficie. Pero los rayos gamma y los rayos X sí que la tendrían:
En primer lugar habría un pulso inmediato que tendría el mismo de una tormenta electromagnética solar… solo que más potente. Todos los aparatos electrónicos del hemisferio impactado se achicharrarían en un instante.
Y más adelante vendría lo serio. La radiación destruiría la capa de ozono, un proceso que puede tardar varios años en reponerse, haciendo que la superficie se viera afectada por la constante radiación ultravioleta letal para la mayor parte de los seres vivos. Este proceso podría afectar toda la superficie y quienes sobrevivan al primer impacto serían vulnerables y tendrían que protegerse bien por varios años.
Tamaño de la estrella en comparación al sol
Pero lo peor es la radiación gamma. Miles de millones de partículas conocidas como “rayos cósmicos” penetrarían la atmósfera, generando lo que se conoce como una “lluvia de muones”. El poder de la radiación sería equivalente a unas 10 veces la resistencia del ser humano promedio. Y lo que es peor: los muones pueden atravesar la superficie a más de 2 kilómetros, por lo que sería imposible protegerse. La mitad de la humanidad (o mejor, aquella que habita en la mitad de la tierra) estaría irremediablemente condenada.
¿Qué tan probable es que pase algo así? Pues bien, de momento los polos de la estrella no nos apuntan (están a 45°, tan lejos como pueden estar) pero existe la posibilidad de que su dirección cambie. Ahora, la distancia de la estrella funciona como una especie de “seguro”: una desviación de menos de 0,1° bastará para que el rayo no nos golpee. Pero de que existe, la posibilidad existe.
Aunque no creo que el golpe nos impacte, vale la pena analizar el eventual escenario para comprender nuestra insignificancia frente a la inmensidad del universo.
Fuente de imágenes: 1: upload.wikimedia.org, 2: i44.tinypic.com, 3: paolera.files.wordpress.com