Un misterio en nuestro vecindario
La Luna es una compañera inseparable en nuestro viaje por el espacio. A ella debemos, entre otras, la longitud del día (pues su órbita en torno a la tierra lo habría ralentizado), la creación de las mareas (de donde se estipula que nacieron los primeros compuestos orgánicos) y los calendarios de innumerables civilizaciones. Desde los orígenes de la humanidad, hemos estado muy atentos a sus particularidades, pero la mayor de todas la vinimos a encontrar apenas en el siglo XVIII.
Conocidas como Fenómenos Lunares Transistorios, las luces aparecen y desaparecen a intervalos aleatorios en la superficie lunar. Documentados desde 1783, fueron grabados por primera vez el 4 de noviembre de 1958 por el astrónomo soviético Nikolai Kozyrev, quien reportó el surgimiento de una luz rojiza en el cráter Alphonsus. De acuerdo con sus mediciones, la luz sería semejante a aquella emitida por la cabeza de un cometa. A partir de 1969, con la creación del Centro de Fenómenos de Corta Vida (CSLP por sus siglas en inglés) comenzaron a documentarse sistemáticamente los casos de Fenómenos Lunares Transitorios para posteriormente informar a los astronautas. Este programa, junto con la Agrupación Astronómica de Sabadell (española) y la NASA (durante el lanzamiento del Apolo 12) pudieron confirmar tras unos años que las luces realmente existían y que no se trataba de una ilusión óptica.
¿A qué se deben las causas de estas luces?
¿Qué genera estos fenómenos lunares? Hay todo tipo de teorías (pasando, claro, por las conspiraciones) que intentan explicarlo, aunque lo cierto es que aún no existe una explicación científica completamente fiable del mismo. Las luces pueden durar segundos, horas o incluso días (de acuerdo con los reportes de astrónomos en 1789, una de ellas habría durado casi 5 meses) y no parecen tener una causa común… a pesar de ser muy semejantes entre sí.
Las teorías más aceptadas sobre las luces pasan por varias causas diferentes. La primera sería actividad volcánica lunar, la cual, aunque poca, aún existe y podría explicar parte de las luces. Sin embargo, la actividad volcánica no es tan activa como para dar cuenta de la gran cantidad de observaciones.
Otra teoría pasa por la liberación de gases a la superficie (principalmente radón), un fenómeno común en la superficie lunar y que en las circunstancias adecuadas podría verse como una luz. Así mismo, se afirma que impactos de meteoritos en la superficie lunar podrían causar algunos episodios – los más cortos – y también se habla de fenómenos electrostáticos en la superficie lunar que cargarían gases cercanos a la superficie volviéndolos incandescentes. Por último se proponen fenómenos de fluorescencia cuando se dan circunstancias de bombardeo de partículas solares particularmente fuertes. Sin embargo, las explicaciones no son del todo satisfactorias, lo que ha llevado a algunas personas a crear sus propias teorías:
Son pocas las imágenes del fenómeno, y la mayoría de avistamientos se concentran en el cráter Aristarchus. La NASA, así mismo, no lo hizo público en su momento en lo que muchos consideraron un interés en ocultarlo de los medios. La teoría le apuntaría a la existencia de una base avanzada de alguna criatura (incluso, de la misma humanidad) cuyo punto de mayor actividad se encontraría en la región oscura del cráter, lo que explicaría nuestra incapacidad de captarlo con telescopios. Aunque interesante, no existen muchas pruebas para esta teoría… más allá del aparente desinterés de la NASA en este intrigante misterio.
Y tú, ¿cómo justificarías estas luces?
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