Dentro de las religiones de corriente cristiana, se distingue con el nombre de la virgen María a un personaje femenino de la Biblia, quien es identificada por los evangelistas como la madre de Jesús de Nazaret, al tiempo que se le concede el haber jugado un papel crucial, según estas escrituras religiosas, en la historia de la salvación cristiana.
Trascendencia de la Virgen María
En este sentido, los Evangelios cristianos señalan a la virgen María como una mujer, de origen judío, oriunda de Nazaret, y quien habría vivido entre las últimas décadas del siglo I a.C y la mitad del siglo I d.C, momento en que algunas de estas religiones tienen la creencia de que fue ascendida en cuerpo y alma al Cielo, para ocupar su lugar en el reino del Dios cristiano. Así mismo, se le reconoce como el vehículo humano por medio del cual el hijo de Dios, Jesucristo, logró encarnarse en hombre, siendo engendrado por el espíritu santo en el vientre virgen de María, sin que hubiese habido la intervención de ningún varón, razón por lo cual estas religiones reiteran el adjetivo “virgen” delante del nombre de María.
Igualmente, sobre los hombros de esta mujer y de su esposo José –quien aceptó la misión de ser su compañero- pesó la responsabilidad de cuidar y educar al hijo de Dios, hasta que éste partió a su vez a su tarea, a los treinta años. Más adelante en la Historia, María sigue fielmente a la prédica de su hijo, lo acompaña en el momento de su muerte y –de acuerdo a la Biblia- también tiene el privilegio de verle resucitado y de acompañar a sus discípulos en la misión de fundar la primera Iglesia Cristiana.
Incluso, otras religiones, como el Islam, aceptan la existencia histórica de María, al tiempo que también la identifican como la madre de Jesús de Nazaret. Al respecto, se puede ver como el libro sagrado de la religión musulmana, el Corán, señala la existencia de María, así como su maternidad sobre Jesús de Nazaret (Isa), sólo que la identifican con el nombre de Miriam o Maryam, más cercana a su forma original en arameo Mariam.
Actualmente, María es venerada por la Iglesia católica, quien la asume como símbolo de obediencia, amor, dedicación y maternidad. Otras religiones como los testigos de Jehová o los cristianos no practican esta devoción, aun cuando reconocen su existencia y gran misión. No obstante, se le rinda o no homenaje y rituales marianos, la figura de esta antigua mujer ha suscitado admiración y respeto en casi todas las religiones cristianas que ven en su valor y devoción el ejemplo a seguir por parte de todo creyente.
Frases bonitas para la virgen María
Por consiguiente, es importante también revisar de forma breve cuál ha sido la opinión de algunos de los más importantes seguidores y practicantes de la religión Católica sobre la virgen María, llamada también madre de Dios. A continuación, algunas de ellas:
San Agustín de Hipona “María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno”.
“María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno”.
Un ejemplo de ello, lo constituye esta frase de San Agustín de Hipona (354 d.C – 430 d.C) uno de los teólogos y creyentes de mayor renombre dentro de la Iglesia católica, en la cual se puede notar la gran admiración humana hacia la mujer que, obedeciendo el mandato de su Dios, prestó su cuerpo para que el proceso de encarnación de Jesús, de Dios a hombre, se completara de forma natural, a fin de que este Dios pudiese pasar por la experiencia humana de forma completa. Así mismo, fue quien lo trajo al mundo, hecho que inspira el respeto y consideración de los seguidores de esta religión, así como de otras de índole cristiano.
San Alfonso María de Ligorio «El Eterno se enamoró de vuestra incomparable hermosura, con tanta fuerza, que se hizo como desprenderse del seno del Padre y escoger esas virginales entrañas para hacerse Hijo vuestro. ¿Y yo, gusanillo de la tierra, no he de amaros? Sí, dulcísima Madre mía, quiero arder en vuestro amor y propongo exhortar a otros a que os amen también».
«El Eterno se enamoró de vuestra incomparable hermosura, con tanta fuerza, que se hizo como desprenderse del seno del Padre y escoger esas virginales entrañas para hacerse Hijo vuestro. ¿Y yo, gusanillo de la tierra, no he de amaros? Sí, dulcísima Madre mía, quiero arder en vuestro amor y propongo exhortar a otros a que os amen también».
Por su parte, unos siglos más tarde, este obispo italiano y fundador de la Congregación del Santísimo Redentor redactaba esta frase en donde reconoce la grandeza y baluarte que debió tener María, para que –según esta fe- Dios la escogiera entre las miles de mujeres del mundo, para ocupar su vientre y encarnarse en hombre. De esta manera, San Alfonso María de Ligorio (1696 – 1787) expone que si Dios pudo ver la gracia de esta mujer, cómo el resto de los mortales podrían desconocer la necesidad de profesar amor y devoción sobre esta figura católica.
San Bernardo de Claraval “Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡invoca a María!”.
“Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡invoca a María!”.
Así mismo, San Bernardo de Claraval (1090-1153) reconocido por su gran devoción mariana y su posición como Abad de Claraval logra exponer en tan corta frase la importancia –para todo católico- de invocar la imagen y el amor de María cuando los momentos más oscuros arriben a la vida, a fin de que ella –cónsono a los símbolos y creencias católicas- como madre y guía, marque el camino de la salvación.
San Francisco de Asís «Dios os salve, María, Madre de Dios. En Vos está y estuvo todo la plenitud de la gracia y todo bien».
«Dios os salve, María, Madre de Dios. En Vos está y estuvo todo la plenitud de la gracia y todo bien».
Otro profundo devoto católico de la figura de María, fue San Francisco de Asís (1226 – 1230) fundador de la orden de los franciscanos. En esta frase se puede ver cómo este religiosos alababa la imagen de María, señalándola como Madre de Dios, cualidad que la hacía portadora y recinto de la gracia de Dios, y por ende capaz de proyectar esa gracia sobre todos, desde su máxima bondad.
Santa Teresa de Lisieux “Con la práctica fiel de las virtudes más humildes y sencillas, has hecho Madre mía, visible a todos el camino recto del Cielo».
“Con la práctica fiel de las virtudes más humildes y sencillas, has hecho Madre mía, visible a todos el camino recto del Cielo».
Sin embargo, no sólo los creyentes masculinos son los que sienten admiración hacia la virgen María. Ejemplo de esto, la frase de esta santa del siglo XIX, quien es esta oración reconoce a María como una de las principales creyentes y devotas de Dios, pues –según la historia bíblica- respeto el mandato de obedecer a Dios sobre todas las cosas, aceptando su misión de ser la madre de Dios, convirtiéndose a la vez en madre de todos los católicos y conversos. Así mismo, Santa Teresa de Lisieux (1873 -1897) señala a la virgen María como ejemplo a seguir para todos los fieles católicos.
Imagen: Pintura «María Auxiliadora» de Daniel Daley / fuente: wikimedia.org