Desde su creación en el año 1700, el Piano ha evolucionado convirtiéndose en símbolo inseparable de los grandes compositores y músicos, que ven en ese cuerpo musical blanco y negro la posibilidad de darle sonidos y silencios a sus más fervientes emociones.
El piano como símbolo
En este sentido, el Piano ha venido constituyéndose también como un símbolo importante dentro de la cultura occidental. De esta manera, en primera instancia es considerado como el cuerpo del arpa, símbolo de Dios, de la cual se dice es el corazón del piano. Así mismo, a través de los años, el Piano –debido sobre todo a su importante costo- se convirtió en señal de prestigio social, puesto que no todas las familias podían darse literalmente el lujo de contar con uno de estos instrumentos, adornando uno de los salones principales de su vivienda. Igualmente, la dificultad que implica el aprendizaje de este instrumento lo hizo posicionarse también como símbolo absoluto de Cultura. Por ende, se puede decir que el Piano no es solamente un instrumento musical, sino que se ha convertido en un símbolo importante de la cultura occidental, el cual ve en él una señal poética, así como un signo de prestigio social, mientras que los músicos que se entregan a su sonido, terminan viéndolo como una extensión de su alma.
Frases célebres sobre el Piano
Así las cosas, resulta pertinente traer a colación entonces las distintas frases, que a lo largo de los años han promulgado algunos de los hombres y músicos más importantes, sobre este instrumento clásico, que desde el siglo XVIII ha conquistados los círculos sociales y académicos con su elegancia y su dulce sonido. A continuación, algunas frases célebres sobre el Piano:
Michael Levine Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista.
Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista.
Denunciando un poco el fetiche snob de la sociedad contemporánea, que llevaba a muchas familias a adquirir un piano, sólo por traer un halo de elegancia y cultura a sus salas y hogares, aun cuando ningún miembro de la familia lo tocara, este publicista estadounidense, Michael Levine hace una analogía social de éste hecho con la facultad de padre, que no se resume al hecho biológico de tener hijos. De esta forma, a través de esta frase, en donde refiere directamente al símbolo del piano versus su real uso, Levine enarbola una forma un poco más refinada del refrán que cita que “el hábito no hace al monje”.
Wolfgang Amadeus Mozart Dádme el mejor piano de Europa, pero con un auditorio que no quiere o no siente conmigo lo que ejecuto, y perderé todo el gusto por la ejecución.
Dádme el mejor piano de Europa, pero con un auditorio que no quiere o no siente conmigo lo que ejecuto, y perderé todo el gusto por la ejecución.
Por su parte, en un sentido mucho más musical, este genio compositor del siglo XVIII, Wolfgang Amadeus Mozart coloca el acento en otro matiz, y es que a diferencia de lo que puedan pensar los no entendido en materia artística, la belleza de una pieza musical no depende de la calidad del piano con la que se interprete, sino que está mucho más relacionada con la intensidad de emociones, así como la conexión que puede lograr el artista con su público, y sin la cual todo pierde simplemente sentido.
Fito Páez Mi piano un poco soy yo, yo soy un poco de él, hermanos en la prisión, viajando en un carrusel.
Mi piano un poco soy yo, yo soy un poco de él, hermanos en la prisión, viajando en un carrusel.
A siglos de distancia, Fito Páez, reconocido compositor y músico contemporáneo argentino, se dio a la tarea de escribir una canción que reflejara la relación que sostiene con su instrumento: La rumba del piano. Y es que aun cuando la mayoría lo ignore, el nexo que nace entre un músico y su instrumento es poético, pues este objeto se convierte prácticamente en una especia de alterego, una extensión del alma, el cual logra articular lo que las palabras no pueden, porque es una esencia distinta a la verbal, aunque sonora. De esta forma, la mayoría de los músicos, podrían identificarse con esta frase de Páez que hermana al instrumento, desdibujando los límites de cada uno, para devenir en una dualidad vertiginosa.
Franz Liszt El piano concentra y resume en él el arte todo entero.
El piano concentra y resume en él el arte todo entero.
Por su parte, este compositor austro-húngaro del siglo XIX logró plasmar en esta breve frase la magnitud del símbolo que representa el Piano en la cultura occidental, en donde no sólo es admirado por su increíble arquitectura, la cual en sí es una obra de arte acústica y artesanal, sino que es visto como el símbolo mismo del Arte, y como Santo Grial de todo aquel que desee figurar dentro del mundo cultural.
Jelly Roll Morton Levántese de ese piano. Usted hiere sus sentimientos.
Levántese de ese piano. Usted hiere sus sentimientos.
Finalmente, otro testimonio material de cómo los músicos conciben al instrumento como una entidad viva, es esta frase del compositor estadounidense de la primera mitad del siglo XX, Jelly Roll Morton, quien –aun cuando el contexto no se tiene claro- instaba a un interlocutor a dejar de tocar de inmediato un piano, colocando de argumento los sentimientos del instrumento, lo cual rebela mucho de la relación de este músico con su piano, así como la estima que tenía hacia él.
Imagen: pixbay.com