Arthur Schopenhauer: “La conmiseración con los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, de tal suerte que se puede afirmar seguro que quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona. Una compasión por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la conducta moral”.
Sin duda alguna esta frase de Schopenhauer, dilucida una verdad innegable. Un individuo que le guste infringirles dolor físico a los animales, también tiene la tendencia a hacerlo con humanos. Nuestros hermanos no sólo son los otros humanos, sino todos los seres que habitamos el planeta Tierra. Nuestra relación con la naturaleza denota la relación con nosotros mismos y nuestros semejantes.
Siddartha Gautama Buddha (en el Dharmapada): “Porque un hombre que se apiada de todas las criaturas vivientes es llamado ‘santo’.”
El problema de la sociedad actual, es que el sistema nos programó las mentes para vernos aislados de la naturaleza y de unos con otros. Hoy, las personas más citadinas cuando ven un animal en sus casas, se sienten amenazadas y molestas e intentan matarlo a toda costa, porque lo consideran como inferior, inservible y desagradable. Es por ello que ninguna persona de la actualidad, es comparable con los antiguos habitantes de la tierra, los indígenas y ancestros que comulgaban con todas las criaturas de la obra de Dios.
Federico Nietzsche: “Las mentes más profundas de todos los tiempos han sentido compasión por los animales”.
Nietzsche y todos los grandes filósofos verdaderos, o sea “Amantes de la Sabiduría”, coinciden en la idea de que los animales son nuestros hermanos y es nuestro deber protegerlos, armarlos y respetarlos. Cierto día, cuando Federico vio a un sujeto castigando a un caballo con un látigo, sintió profunda pena moral y llorando, corrió a abrazar al caballo y a detener el brazo violento de su amo.
Mahatma Gandhi: “Sostengo que cuanto más indefensa es una criatura, más derechos tiene a ser protegida por el hombre contra la crueldad del hombre. Debo realizar muchas purificaciones y sacrificios personales para poder salvar a esos animales indefensos de un sacrificio que no tiene nada de sagrado. Ruego constantemente a Dios para que nazca sobre esta tierra algún hombre o mujer, encendido en la piedad divina, capaz de librarnos de nuestros horrendos pecados contra los animales, salvar las vidas de criaturas inocentes y purificar los templos”
Tristemente, muchas religiones han desviado desde hace siglos, la verdadera esencia de Dios, que es el Amor. Pero el amor no es un sentimiento bonito que siente en el estómago alguien mirando al sexo opuesto, sino el deseo natural y espontáneo de que los otros seres sean felices y la capacidad para contribuir a ello. Así como nunca los maestros de todas las épocas, promulgaron la creación de religiones imperiales e instituciones de alguna índole, tampoco nunca promovieron el asesinato ni de animales o personas. Todo esto deviene de la magia negra, aun infiltrada en las mismas doctrinas de la fe.
Doctor Albert Schweitzer: “Debemos luchar contra el espíritu inconsciente de crueldad con que tratamos a los animales. Los animales sufren como nosotros. La verdadera humanidad no nos permite imponer tal sufrimiento en ellos. Es nuestro deber hacer que el mundo entero lo reconozca. Hasta que extendamos nuestro círculo de compasión a todos los seres vivos, la humanidad no hallará la paz”.
Nuevamente encontramos la misma similitud de pensamiento entre los grandes sabios de las épocas. La humanidad pretende alcanzar la paz, en cada nación, en cada continente; pero lo buscan de maneras equivocadas: con las guerras, con los tratados que firman los políticos corruptos, con discursos bonitos, con marchas, fútbol, modelaje y farándula. Si cada persona no obtiene la paz verdadera y permanente en su interior, no habrá paz en este mundo. Si hay paz en el individuo, todas las criaturas de la naturaleza vivirían en perfecta armonía.
Leonardo Da Vinci: “Llegará un día en que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre”.
Pero tal parece que al pasar de los días, los hombres mal llamados hombres se vuelven cada vez más insensibles y crueles con la naturaleza. Los mataderos municipales son completos campos de concentración de bovinos; las torturas son inimaginables. Es verdad que el hombre necesita obligatoriamente la carne, empero polarizarse en el extremo del canibalismo o del vegetarianismo, es un completo error. El problema no está en consumir carne de los animales que fueron diseñados para eso, sino en la forma como se les cultiva, mantiene, reproducen y sacrifican.
Y para culminar con estas frases sobre la veterinaria, concluimos con Francisco de Asís: “Todas las cosas de la creación son hijos del Padre y hermanos del hombre… Dios quiere que ayudemos a los animales si necesitan ayuda. Cada criatura en desgracia tiene el mismo derecho a ser protegida”