Puede que lo mejor, antes de exponer algunas de las frases más célebres, respecto a la Caridad, sea revisar de forma breve el propio concepto de esta actitud y valor humano, tan controversial en el campo espiritual, político y humano.
La caridad
Pese a que el concepto de Caridad ha sido abordado por cientos de pensadores, políticos, economistas, sociólogos, religiosos, entre otros, puede que la forma más objetiva de aproximarse a esta definición sea a través de la definición que proporciona la Real Academia Española de la Lengua, institución que le otorga a este concepto una entrada en su diccionario, la cual cuenta con varias acepciones, de las que se tomarán en cuenta las dos primeras:
- f. Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.
- f. Limosna que se da o auxilio que se presta a los necesitados.
Por consiguiente, según esta visión, la Caridad puede ser explicada entonces como la actitud de solidaridad que tiene un individuo hacia un semejante que se encuentra en una situación un poco peor que la de él, y que lo lleva a compartir o dar algunos bienes o insumos, dirigidos a mejorar aunque sea por un momento la situación de ese otro.
Con respecto a este concepto existe en realidad una gran discusión, en la corriente de pensamiento occidental, pues mientras los más piadosos, es decir, aquellos que practican alguna religión o filosofía altruista, insisten en que la Caridad debe ser el valor sobre el cual se sostiene el mundo, ya que permite que los más fuertes ayuden a los más débiles, otros opinan que la Caridad es tan solo una limosna injusta, producida por las desigualdades sociales, así como la forma de vestir de generosidad las migajas que se le dan a quienes ven suprimidos sus Derechos.
No obstante se crea que la Caridad es una forma o no de tapar la obligación de los Estados de procurar la máxima igualdad social, la mayoría de los pensadores creen que la Caridad es un valor, que debe ser inculcado el los humanos, desde las primeras etapas de la vida, a fin de crear una sociedad mucho más solidaria y justa.
Frases célebres de Caridad
Una buena forma, entonces de saber qué ha opinado cada generación de la Historia reciente sobre la Caridad puede ser el centrar la atención en las frases y pensamientos que han promulgado respecto a este valor algunos de los pensadores e intelectuales más célebres de todos los tiempos. A continuación, algunas de ellas:
Jack London (1876-1916) Tirarle el hueso al perro no es caridad. Caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como él.
Tirarle el hueso al perro no es caridad. Caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como él.
Una de las principales discusiones con respecto al tema de la Caridad se centra básicamente en qué es lo que debe compartirse con los otros. De esta manera, el pensamiento general indica que la Caridad no puede basarse tan solo en darle a los otros las cosas que sobran, o no hacen falta, sino que este sentimiento se convierte realmente en un acto de mérito cuando la persona caritativa es capaz de desprenderse de aquello que necesita, tan solo por hacer que el otro deje de sufrir.
En este orden de ideas, se inserta el pensamiento de Jack London, escritor y activista estadounidense, para quien solo tiene valor la Caridad cuando el ser humano altruista deja de saciar su propia hambre por compartir con otro su comida. Lo contrario –parafraseando a London- no puede ser considerado de ninguna manera un acto caritativo.
Benjamin Franklin (1706 – 1790) Yo creo que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla.
Yo creo que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla.
Sin embargo, siempre que se evalúa la Caridad desde el aspecto político, existen voces que se alzan para denunciar que en un sociedad justa, la Caridad no sería necesaria. Un ejemplo de esto lo representa esta frase de Benjamin Franklin, estadista y político estadounidense, para quien era claro que darle limosna a los pobres no era suficiente para hacer una sociedad ideal, sino que por el contrario, avanzar hacia una sociedad ideal era precisamente hacer que cada día las personas no necesitaran de recibir limosnas para vivir.
Jaume Perich (1941 – 1995) La caridad es la única virtud que precisa de la injusticia.
La caridad es la única virtud que precisa de la injusticia.
Así mismo, la Caridad ha sido analizada también a través del lente del sarcasmo o el humor inteligente, tal como lo expresó en su momento Jaume Perich, humorista español quien con bastante ironía resaltaba que siempre que aparece la Caridad –vista por la Religión como una virtud- es sinónimo de que se está ante un hecho injusto. Por consiguiente, de forma paradójica, quienes desean ganarse el cielo a través de la Caridad –especulando sobre la frase de Perich- seguramente necesitan también de los hechos de injusticia que ocurren en el mundo, ya que sin ellos, perderían la posibilidad de ser caritativos.
San Agustín (354 d.C. – 430 d.C.) Donde no hay caridad no puede haber justicia.
Donde no hay caridad no puede haber justicia.
Empero, para otra corriente de pensamiento, sobre todo para aquella más cercana a la doctrina cristiana, la injustica del mundo es un factor inherente a él, por lo que el deseo de Caridad no se satisface de la injusticia, sino que vendría a ser precisamente el valor o la acción que equilibra la balanza de la Justica.
Un ejemplo de esto lo constituye entonces esta frase de San Agustín, considerado entonces como uno de los padres fundacionales de la Iglesia, y para quien en un mundo de naturaleza totalmente injusta, la única forma de acceder a un poco de justicia era a través de la Caridad.
Concepción Arenal (1820 – 1893) Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia que no parece loca la esperanza de que llegue el día en que se confundan.
Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia que no parece loca la esperanza de que llegue el día en que se confundan.
No obstante, hay también quienes parten de que el asunto de construir sociedades más justas es una responsabilidad de los Estados, en donde el individuo poco puede participar, más si se trata de Estados verticales y jerárquicos. Por ende, la Caridad vendría siendo la herramienta individual y humana, a través de la cual el ciudadano coloca su granito de arena en la construcción de un entorno justo.
Por ende, tal como expresaba en su momento Concepción Arenal, socióloga española, la Caridad debe ser interpretada como un acto de Justicia, así también como al momento de construir Justicia social, se debe entender que esta tiene su germen en un acto caritativo. Así mismo, según el deseo de esta socióloga, el mundo ideal sería aquel en donde Justicia y Caridad se confundieran, accionándose siempre juntas.
Georg Christoph Lichternberg (1742 – 1799) Ciertos hombres de mal corazón creen reconciliarse con el cielo cuando dan una limosna.
Ciertos hombres de mal corazón creen reconciliarse con el cielo cuando dan una limosna.
Otro de los aspectos sobre los que siempre se discute cuando se trata de la Caridad son las intenciones desde las cuales entrega caridad una persona. Vista entonces como una de las mayores virtudes religiosas, algunos la usan como penitencia o acto reconciliatorio, que les permite dejar sus errores y pecados atrás.
De esta manera, tal como lo señala Georg Christoph Lichternberg, científico alemán, algunas personas de mal corazón y comportamiento, creen que después de haber obrado mal, basta con dar alguna limosna a algún pobre para ya quedar reconciliado con Dios, cuando en realidad –según el pensamiento de algunos- se precisa de arrepentimiento y cambio genuino para borrar algunos pecados o faltas.
Así también, en caso de que se use la Caridad con el fin de borrar de la lista los propios pecados, ya el acto caritativo, de por sí, perdería sentido, en tanto que no se estaría obrando desde el desinterés y la preocupación por sanar en verdad el dolor del otro, sino que el acto caritativo en sí constituiría también una acción egoísta, dirigida entonces al propio beneficio. Por ende, no tendría sentido tampoco a nivel espiritual.
Pierre Corneille (1606 – 1684) La manera de dar vale más que lo que se da.
La manera de dar vale más que lo que se da.
Al igual que está en discusión la naturaleza de la Caridad, así como lo que debe darse, también ciertas corrientes de pensamiento ponen la lupa sobre la actitud de aquel que decide dar un acto caritativo, puesto que esta acción debe nacer de una conciencia de igualdad y solidaridad, y no desde la superioridad.
Por lo tanto, la persona que practica la Caridad –según esta visión- debe estar totalmente consciente de que lo mueve un sentido de humanidad, así como del dolor de ver a un semejante caído en desgracia. De esta manera, se le acerca a un igual, para brindarle algo que pueda consolarlo. Lo contrario sería ir hacia el semejante caído en desgracia, para verlo desde la superioridad, y darle con desprecio y prepotencia alguna sobra, desconociendo en quien recibe a un hermano.
Charles Dickens (1812 -1870) La caridad comienza en mi casa, y la justicia en la puerta siguiente.
La caridad comienza en mi casa, y la justicia en la puerta siguiente.
De igual manera, ha sido objeto de discusión el nombre que debe dársele a los actos caritativos, ya que algunos insisten en que no debe llamarse Caridad a la Justicia, mientras que otros señalan que toda Justicia nace de la Caridad. En este sentido, resulta conveniente tener en cuenta la idea de Charles Dickens, escritor británico, para quien la Caridad era un valor, así también como un acto que solo podía ejercerse de forma reflexiva, mientras que si se proyectaba el deseo de subsanar necesidades, sólo podría hablarse de Justicia.
Imagen: pixabay.com