A lo largo de la historia los hombres se han mostrado más proclives a los placeres sensuales y dados a la búsqueda de elementos que puedan ayudarles a satisfacerlos, aspecto que la industria de adultos ha sabido explotar para su provecho económico creando toda una variedad de dispositivos para todos los gustos y llegando, en su punto de mayor complejidad, a crear muñecas de enorme realismo y con una avanzada inteligencia artificial que, más allá de los placeres de la carne, también se perfilan como una compañía –no sabemos si idónea– de sus propietarios, con la que pueden inclusive intercambiar diálogos.
El mito de Pigmalión y Galatea
En el año 8 d.C., Ovidio, escribió “La metamorfosis”, un poema que narra no sólo la historia del mundo sino que además, en el libro X narra el mito de Pigmalión y Galatea (que a la postre cobrará vida). Se trata de un solitario escultor sin esposa que logra esculpir la que a su antojo, es la mujer más bella del mundo, al punto que se enamoró de ella, llegando a acariciarla, besarla, cortejarla y llamarle “compañera de su tálamo”.
Este relato sería quizás el primer precedente en la antigüedad que logrará servir de un precedente parecido a lo que ahora se ha convertido en la moderna industria del placer y de muñecas que emulan ser verdaderas y de las que los hombres se han “enamorado” y que han podido adquirir como producto a partir del año 1968, año en el cual comenzaron a venderse las primeras muñecas.
Mújeres en búsqueda del placer
Sin embargo, los hombres no son los únicos que han buscado este o aquel juguetito con el cual satisfacer sus más íntimos deseos lujuriosos y sus más estrambóticas fantasías carnales, sino que las mujeres también, por supuesto, tienen sus antojitos. Y en esta ocasión no se trata de ninguna manzana edénica a la que, bajo el ardid de la serpiente, ávidas se apresuran a comer, sino del “hombre” que muchas desearían, al que pueden poner como su esclavo personal o el que, simple y llanamente, puede resultar incansable en las labores de la cama.
Gabriel, el muñeco de silicona
Se trata de Gabriel y Sinthetics, la empresa ubicada en Los Ángeles y encargada de su producción, afirma que cada detalle de sus productos es cuidado en forma especial, atendiendo a la calidad de sus productos más que enfocarse a la producción en masa.
Y en efecto, el acabado artesanal hace que Gabriel luzca bastante real y parecido a un hombre de carne y hueso. Elaborado a base de silicona, quienes han tenido la oportunidad de sentirlo al tacto afirman que se siente como si su piel fuera la de un humano. Pero no sólo su piel, sino que Karley Sciortino, una sexóloga que hizo parte del equipo de creación del muñeco y que tuvo relaciones con él, afirma que su miembro también es increíblemente realista y que puede ser útil para experimentar velocidades y ángulos, haciendo de la intimidad algo que funcione para la mujer que desee llevarse a Gabriel para su casa y, más aún, debajo de sus cobijas.
En cuanto a la altura, Gabriel mide aproximadamente 1.75 metros y pesa aproximadamente 45 kilos. La complexión es la de un hombre atlético y su miembro es duro en su interior, pero con un recubrimiento suave y flexible en su exterior, además de intercambiable, ya por uno rígido, ya por uno flácido.
Creando al «hombre ideal»
Sin embargo Gabriel es totalmente personalizable a pedido y se puede cambiar cualquiera de sus rasgos físicos como su color de piel, de ojos, facciones, etc. Además, la mujer o el hombre que se decante por un muñeco de estos, puede elegir si quiere que lleve vello o que venga depilado, inclusive si desea que sea circuncidado o que simplemente luzca al natural.
Y para finalizar, su precio. Para llevarse a Gabriel a casa se debe disponer de aproximadamente unos 5.000 dólares. Por un precio así, quizás pudiera ser mejor un Gabriel no de silicona, sino de carne y hueso, pero para los gustos los colores y, en este caso, los muñecos.
Imágenes: digo.do