Iron Man
La Guerra, desde tiempos inmemorables, ha requerido que los seres humanos manejen herramientas. Originalmente se trataba de garrotes, que dieron paso a las lanzas afiladas, las jabalinas y los arcos y, más adelante, a las armas de bronce y hierro.
Pronto vinieron las máquinas: catapultas, balistas y arietes reforzaron el arsenal ya impresionante de la Humanidad. Con la llegada de la pólvora aumentó aún más la capacidad humana y en el siglo XX tanques y aviones convirtieron nuestra civilización en una verdadera máquina de matar.
Sin embargo, muchos no quedaron contentos con este cambio. Un hombre manejando un tanque tiene control sobre el aparato, pero difícilmente podrá reaccionar como lo haría manejando su propio cuerpo. Un piloto de avión tiene mayor margen de maniobra, pero igual sigue siendo vulnerable. ¿No podría sencillamente usarse un traje que brindara la protección de estas máquinas – o su movilidad – pero con la flexibilidad natural del cuerpo humano?
Iron Man – el clásico superhéroe de Marvel – ilustra a la perfección este punto: su traje combina todas las ventajas de una máquina de guerra, pero brindándole la flexibilidad y capacidad de acción del cuerpo humano. Como es lógico, estamos muy lejos de construir un aparato como aquel (suponiendo que fuese posible).
Pero parece ser que algunas naciones ya están apuntando en esa dirección. Recientemente el gobierno ruso anunció que se encuentra desarrollando un exoesqueleto capaz de moverse con indicaciones del cerebro: si resulta ser eficiente sería la primera arma en combinar estos dos factores.
El exoesqueleto del ejército ruso
En la actualidad, los exoesqueletos son grandes, pesados y de difícil conducción: sus habilidades son prácticamente inútiles en la guerra y se usan ante todo para cargar pesos que resultarían excesivos para una persona.
Su tamaño y lentitud se deben, ante todo, a la necesidad de incorporar un complejo sistema de manejo y un “cuarto de control” integrado. Es esto lo que quieren superar los ingenieros rusos creando un sistema capaz de leer señales cerebrales y transmitirlas directamente al dispositivo. O en otras palabras, creando literalmente un exoesqueleto manejado con la mente.
El proyecto recién comienza, por lo que no debemos esperar muchos avances en el corto plazo. Aunque algunas prótesis ya integran este tipo de funcionamiento, un exoesqueleto completo requiere muchísimo más detalle y, por lo tanto, sensores y procesadores más finos. La construcción está actualmente a cargo de la Corporación Unida para la Construcción de Máquinas (OPK por sus siglas en ruso), el principal contratista encargado de fabricar armamento para el gigante del norte, y muchos esperan que presente sus primeros resultados el próximo año.
No será nada fácil. Construir un dispositivo así de sensible requiere de una precisión milimétrica y de la capacidad de adaptarlo a cada cerebro, pues las señales bien pueden cambiar ligeramente entre una persona y otra. Si los rusos en verdad logran construir este dispositivo asociarlo a un exoesqueleto no debería ser muy difícil y podríamos estar ante un nuevo paradigma de guerra.
Aunque pensándolo bien, esto es una lástima. Un invento así tendría millones de aplicaciones en campos como la medicina, las comunicaciones o las operaciones de salvamento, pero en lugar de ello lo estaremos usando para matarnos unos a otros.
Fuente de imágenes: 1: sputniknews.com, 2: dailystar.co.uk