Una gamba terrorífica
Un equipo investigador de la Universidad de Uppsala (Suecia) ha descubierto un animal predecesor de los artrópodos, bautizado Hurdia victoria, que fue un «temible depredador» marino hace entre 540 y 500 millones de años.
Los científicos, dirigidos por Allison Daley, explican hoy en la revista estadounidense «Science» que este gran animal y sus primos cercanos, todos de la familia de los anomalocarídicos, dominaron los mares del periodo Cámbrico y se comieron a buena parte de sus habitantes.
Los anomalocarídicos, entre los que se encontraba el anomalocaris, eran animales de gran tamaño y bocas dentadas y se conocen por el sobrenombre de tiranosaurios rex del Cámbrico.
Anomalocaris y hurdia victoria forman parte, probablemente, del origen del linaje evolutivo de los artrópodos, el gran grupo que abarca insectos, crustáceos, arañas, miriápodos y quilópodos.
Los primeros fósiles del Hurdia victoria se descubrieron hace cien años, pero los trozos de sus restos llegaron a clasificarse dentro de hasta ocho grupos animales, incluidos los crustáceos, las medusas y los pepinos de mar.
Fósiles encontrados de estas especie
En la década de los 90 se encontraron nuevos especímenes en Canadá y ahora los investigadores han podido completar el puzzle y descubrir que los distintos restos forman parte de una única y desconocida especie: Hurdia victoria.
Su cuerpo es segmentado, en su cabeza tiene dos garras espinadas y una estructura de mandíbula circular con muchos dientes y posee branquias.
«La mayoría del cuerpo está cubierto por las branquias, que probablemente eran necesarias para que un animal tan grande y activo nadador obtuviera oxígeno», explica la responsable de la investigación, Allison Daley.
El rasgo novedoso y misterioso de esta especie es el gran caparazón de tres partes que nace de la zona delantera de su cabeza hacia el exterior.
«Esta estructura no se parece a ninguna otra observada en otro fósil o en los artrópodos vivos», afirma Daley.
Muchos animales tienen una concha o caparazón que protege sus órganos blandos, pero en el caso de este depredador marino está vacía y ni cubre ni protege al resto del cuerpo.
Hurdia victoria vuelve a quebrar las cabezas de los paleontólogos, que en esta ocasión deberán descifrar el misterio de su cabeza.
Fuente: EFE