Desierto
En términos técnicos no se habla de ecosistemas desérticos, sino de ecosistemas xerofíticos, y el término hace referencia a lugares donde el total anual de lluvias es inferior a los 500 milímetros de agua por metro cuadrado. Esencialmente, donde llueve poco.
Al haber poca disponibilidad de agua son pocas las plantas que pueden subsistir, lo que en turno significa que el suelo tiene muy poca materia orgánica. Peor aún, la baja presencia de raíces permite que el viento, el sol y la poca agua erosionen de manera mucho más acelerada los suelos desérticos. Con el paso del tiempo estos suelos se vuelven arenosos, poco firmes y compuestos principalmente por partículas pequeñas que tienen poca capacidad de absorber el agua.
Y este es el principal problema de los desiertos: la misma falta de agua hace que la tierra se vuelva arenosa, e incapaz de absorber la poca agua que cae.
Convirtiendo en tierra fértil
Ya hablamos en este portal del “Gran Muro Verde” que está siendo edificado en el Sahel y que tiene el objetivo de que las escasas precipitaciones en el área se mantengan en el suelo, permitiendo el retorno de la agricultura a tierras desertificadas. Este es uno de los mecanismos más eficaces para hacer que las tierras desérticas recuperen su verdor aunque, como es lógico, solo funciona en áreas con algún tipo de precipitación (puede ser baja, pero debe existir). Pero no es el único.
Recientemente la empresa noruega Desert Control anunció el desarrollo de una sustancia llamada Liquid NanoClay o LNC (algo así como nanoarcilla líquida) que podría modificar de manera temporal la naturaleza de los suelos desérticos en áreas específicas. Esencialmente, se trata de “juntar” moléculas de agua y de varias sustancias que componen el lodo consiguiendo así una estructura firme que no se deforma y que, a nivel molecular, deja espacios suficientes para que el agua ingrese y se mantenga allí por más tiempo.
Uno de los principales problemas de sembrar en el desierto es la evaporación. Al juntar de manera química el agua con la arcilla la evaporación se reduce, y se consigue que aún a grandes temperaturas el suelo mantenga algo de humedad. Esta es la principal ventaja de la nueva tecnología.
Probando la arcilla
Según las pruebas realizadas por la empresa en los Emiratos Árabes Unidos (EUA) el suelo tratado con LNC requería un 50% menos de agua para poder brindar los mismos resultados en términos productivos. Su duración, sin embargo, no es tan alta: estamos hablando de 4 a 6 años antes de que toque volver a aplicar la sustancia, que se va deteriorando con el uso y el paso del tiempo. Para un país donde el agua abunde, esto no es negocio. Pero para un país donde el agua es un recurso escaso puede valer cada centavo.
Y son bastantes centavos: el tratamiento de una hectárea de desierto puede costar fácilmente 5 mil dólares, con un precio que fluctúa entre los 2.000 y los 9.500 dependiendo de la escala. Sin embargo, ya los EUA están interesados en tratar áreas considerables.
Está por verse el alcance y la utilidad a largo plazo de esta nueva tecnología, pero si la desertificación continúa a los ritmos que viene ocurriendo podría ser clave para la supervivencia de incontables sociedades en el futuro.
Fuentes:
- https://ecoinventos.com/liquid-nanoclay/#more-61927
Imágenes: 1: desertcontrol.com, 2: ecoinventos.com