Jan Hus y la revolución husita

Jan Hus y la revolución husita

Los precursores del protestantismo

Cuando Martín Lutero pegó en la puerta de la iglesia de Wittenberg las 95 tesis que terminaron con reformar la religión católica en gran parte de Europa, muchos lo vieron como el iniciador de un movimiento sin precedente. La verdad es que no fue así.

Cien años antes, en la región de Bohemia, un checoslovaco había hecho la primera protesta contra la iglesia católica, ocasionando una guerra que devastó el Sacro Imperio Romano-germánico por treinta años.

El terrible Cisma Occidental de inicios del siglo XV, generó muchos pensadores que criticaron la iglesia católica por su corrupción y su sentido de pertenencia con lo que era Dios. Los sacerdotes y el Papa, sólo mostraban ambición material.

Los teólogos, especialmente el inglés John Wiclef, escribieron textos sobre el papel de Jesucristo en el mundo católico. Decía que Jesús debía ser más importante que los sacerdotes y el Papa, además exclamó que el cobro de las Indurgencias, contaminaba más el sentido de la religión.

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La iglesia denunció estos textos y los volvió heréticos. El cuerpo de Wiclef fue quemado y excomulgado. En la Universidad de Praga, los bohemios lo leían con detenimiento por su sentido realista, frente al sentido nominalista de las otras Universidades.

El precursor de los husitas

El personaje que mencionamos se llamó Jan Hus. Nació en una pequeña villa de Bohemia meridional (hoy República Checa) y desde pequeño tuvo gran afinidad con las cuestiones de la religión católica.

Siendo niño leyó la vida de San Lorenzo y se quemó sus manos para ver hasta donde podía soportar el tormento que el santo había sentido. Gracias a su sentido de responsabilidad estudió teología en una escuela y luego, por caridad, ingresó a la Universidad de Praga.

Se encontró con las teorías teológicas más sonadas hasta el momento. Se dio cuenta de que todos los compatriotas de Bohemia admiraban al inglés Wiclef, así que empezó a leerlo. Las grandes discusiones que se generaban en los salones universitarios, propiciaban mayor debate entre los estudiantes.

Con el tiempo Hus fue ascendiendo. Sus textos comenzaron a ir contra los principios de la iglesia católica. Protestaba por la gran corrupción que veía en el clero y maldecía en público las indulgencias. Dentro de poco tuvo muchos seguidores.

Los seguidores se llamaron husitas; practicaban la religión sin intermediarios institucionales; creían en la desvinculación de la iglesia católica y buscaban adorar a Dios, sin pagar impuestos ni nada que contaminara los principios rectores del Antiguo Testamento.

La iglesia tomó esto con mucha hostilidad. Llegaron a quemar tres husitas en una hoguera por boicotear el pago de indulgencias. El emperador para conciliar la división de la cristiandad occidental, pidió a Hus asistir al Concilio de Constanza, donde podía exponer sus ideas.

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El concilio

El emperador prometió seguridad a Hus. Le dijo que fuera para exponer sus postulados y que no tuviera cuidado. Hus se confió y fue a las asambleas. Dio misas y la iglesia aprovechó para detenerlo y encerrarlo antes de poder explicar sus postulados.

A lo único que podía responder en asamblea era a sus blasfemias. Lo llevaron al palacio Gottlieben en Suiza donde se le interrogó por varios días. Sufrió el martirio del frío y el hambre pero nunca dijo una sola palabra. Se sentía traicionado.

Aunque se le torturó de todas las maneras, Hus no renunció a su doctrina. Fue sentenciado a muerte el 6 de Julio de 1415. Ese mismo día su cuerpo quemado a las afueras de la ciudad, daba inicio a una guerra que cobraría miles de vidas.

La revolución husita

Cuando los seguidores del profeta se enteraron de la traición que su líder sufrió en manos del clero, no dudaron en levantarse en armas. Aparte de la pérdida de credibilidad de la iglesia, Bohemia crecía exponencialmente y buscaba su independencia.

Los caballeros apoyaron la purga religiosa, asesinando varios cientos de católicos alrededor de todo Bohemia. Miles de seguidores de Hus propagaron en varias iglesias y otros espacios públicos, las tesis que defendía el reformista asesinado.

El movimiento reformista se instaló en la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves. Allí un discípulo de Hus, Jan de Zeliv, mantuvo los ideales principales del movimiento. En la ciudad de Praga comenzó la defenestración, asesinando a los funcionarios del Ayuntamiento con palos y espadas.

Por todo el reino, miles de seguidores de Hus, pero de distintas corrientes, se reunieron para planear que hacer. Hubo varias corrientes del husitas, unas más radicales que otras, pero todas compartían la idea de llevar un cambio religioso en todo el territorio germánico.

Jan Hus y la revolución husita

Acciones militares

El primero en organizar un ejército fue Nicolas de Dresde. Este militar arruinado organizó cuarenta mil hombres para tomar la ciudad de Sezimovo. Allí, luego de un asedio de días, tomó la ciudad y expulso al clero y a la nobleza. Al norte de la ciudad creó Tábor.

Esta nueva ciudad ha sido comparada muchas veces con la Utopía de Thomas Moro: no existían clases sociales y los cargos políticos y religiosos eran elegidos por elección popular. La propiedad era comunal y el campesinado  era respetado con igualdad, algo extraño para la Edad Media europea.

En Tábor llegaron personas de todas las índoles sociales, entre ellos un noble que estaba en decadencia: Jan Zizka de Trocnov. En la primera batalla de defensa, Zizka hizo una gran arremetida contra los católicos de Pilsen, obteniendo una victoria en Mladá Vozice.

La guerra aumentó con mucha violencia porque el rey Segismundo y el papa Martin V, encabezó una cruzada con 100.000 hombres sobre los husitas. Los soldados intentaron invadir Praga y Tábor pero los hombres de Zizka asentaron una nueva derrota para los cruzados.

Zizka siguió cosechando nuevas victorias en los años posteriores. En 1420, ganó la batalla de Vysehrad, ganando, además, más prestigio entre sus hombres. Este comandante es considerado uno de los más grandes estrategas de las guerras, pues le dio vida al movimiento husita.

Los pedidos de los husitas eran netamente religiosos. Ellos deseaban la posibilidad de dar las misas en checo, desaparición de las propiedades eclesiásticas y el castigo civil para los pecados públicos. Claramente, el Papa jamás permitiría eso.

La táctica fue otro elemento que estuvo a favor de los husitas. Utilizaban los carromatos como pequeñas fortalezas para disparar contra la caballería, lo que ocasionaba un gran desorden en el campo de batalla.

Los arcabuceros empezaron a ser muy necesarios en estas batallas y los cañones fueron usados con más frecuencia. Los taboritas se volvieron expertos militares y vencían las coaliciones europeas que eran mandadas con el ánimo de quemar “la herejía husita”.

El 14 de Julio de 1420, los taboritas sufrieron la derrota más aplastante, cuando el rey Segismundo asedió Tábor. El ejército que enviaron los husitas no logró llegar a tiempo. Sólo acudieron 350 husitas, pero fueron aplastados por las hordas alemanas y austriacas.

Tábor finalmente fue destruido. Todos sus habitantes fueron asesinados y quemados. La reacción del comandante Zizka fue arremeter a la caballería luego del asedio. Lograron contener 400 caballeros y no se les perdonó la vida.

La segunda cruzada (1421)

Estos años de guerra no terminaban. Al año siguiente el rey obstinó enviar otra cruzada para acabar con los husitas. Esta vez, los reformistas tenían el plan de expandirse por todo Bohemia. Las batallas que fueron ganando ayudaron mucho a la fama de Zizka.

Sólo perdieron una batalla ese año: la batalla de Most. No hubo pérdidas considerables pero la moral bajó un poco. Sin embargo, la resistencia religiosa era muy grande, la fe de los husitas y el sueño de un mundo más igualitario y crítico, fueron el motor de la revolución: aun faltaba mucho para acabar.

Los taboritas no fueron muy compasivos con los católicos que hallaban en el camino. Varios grupos ligados vieron esto como un problema y se separaron de la contienda, entre ellos los calixtinos, que prefirieron vivir en Lituania.

Otra división que se presenció fue la de los ultraquistas que consideraban que los taboristas como radicales y enfermos. Estos buscaban el perdón real aunque no le decían a los otros bandos. En 1423, propiciaron negociaciones secretas, y fracasaron.

Jan Hus y la revolución husita

Nuevas batallas se vivieron a lo largo de Europa del este. En Moravia, Zizka cosechó una nueva victoria, así abrió la puerta al oeste, donde conquistó varias ciudades que aun no entraban al conflicto.

La cuarta cruzada también fue muy tensa y sanguinaria. Los husitas conquistaron varias tierras pertenecientes al reino austriaco y tomaron ciudades “impenetrables” como Zwett y Ustí.

El fin de la revolución

Desde 1424 hasta 1431, la guerra se expandió por Alemania, Austria y Hungría. Los husitas eran renuentes a entregarse y buscaron la paz por separado. El rey Segismundo hizo lo posible para entonar una estrategia que venciera las partes más radicales del movimiento religioso.

El 30 de noviembre de 1433, las negociaciones con los ultraquistas dieron fruto y se establecieron los acuerdos en el famoso Compactata de Praga.

Los ultraquistas lucharon junto al rey contra el ala radical, los taboristas. La victoria de Lipany en 1434, significó el fin del movimiento husita. El error terminó con una masacre sobre los husitas radicales. Los sobrevivientes fueron quemados vivos.

En las Universidades las purgas que se hicieron no fueron tan graves, por ello, el ambiente quedó preparado para que cien años después de Hus, Martin Lutero llevara la bandera protestante contra los ejércitos católicos, logrando establecer el protestantismo como una religión oficial.

Fuentes:

  1. https://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_husitas
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Jan_Hus

Imágenes: 1, 3 y 4: jcdonceld.blogspot.com, 2: wikipedia.org

Bibliografía ►
El pensante.com (octubre 8, 2018). Jan Hus y la revolución husita. Recuperado de https://elpensante.com/jan-hus-y-la-revolucion-husita/