El mito erótico del harén
“Harén”, palabra que escuchada por oídos masculinos despierta toda una serie sensaciones erótico-festivas mientras que, evocando mentalmente a un buen número de bellezones bailando para nosotros la danza del vientre, nos cae un hilillo de baba por la comisura de los labios. Pero… ¿En realidad fueron los harenes como nos los mostraron el cine del siglo pasado y la pintura decimonónica?
En realidad, la imagen que tenemos conformada de cómo es por dentro un harén y de las bellezas que allí viven enclaustradas para disfrute único y exclusivo del Shah de turno viene dada por la interpretación en la literatura y en la pintura de románticos y académicos decimonónicos, quienes fijaron plásticamente en numerosos cuadros el harén como un lugar cerrado, cálido y lleno de mujeres desnudas, ociosas y disponibles. Todo ello recreado de los relatos que escuchaban en cafés y en círculos culturales de los que por aquellas lejanas tierras habían viajado y que por aquí contaban, adornando a su antojo lo que a su vez no habían visto con sus propios ojos, ya que el harén era terreno vetado para extraños a la familia de su dueño y sobre todo, a los extranjeros.
De modo que, sin tener ninguna referencia real y directa, se adaptó el harén a los cánones de belleza europeos de la época. Pero por suerte o por desgracia, si que tenemos referencias reales de cómo eran las mujeres de un harén a finales del XIX y, como veremos, distan bastante de lo que plasmaron los pintores y poetas de aquel París romántico.
La referencia es una serie de fotografías realizadas por Nâser-al-Din, Shah de la dinastía Qajar entre 1848 y 1896. Nâser-al-Din, en uno de sus muchos viajes por Europa, aprendió a hacer fotografías con profesionales rusos y franceses y al volver a Iran, inmortalizó a sus concubinas en un ámbito inaccesible para cualquier otro hombre, su propio harén en el Palacio de Golestam.
Como se puede apreciar, el concepto del Shah dista bastante de los cánones europeos y asiáticos. Poco puedo decir al respecto ya que las fotografías hablan por sí solas.
Nâser-al-Din Sah Kayar
De modo que ya sabéis, el próximo día que junto a los amigos y tras tomar unas copas aparezca la pregunta:
– Hey tíos, ¿Qué pedirías si os concedieran un deseo?…
Id con cuidado con lo que deseáis, porque en esta caso la ficción sí que supera a la realidad.
Fuentes:
Historia general de la fotografía (Manuales arte cátedra)
https://es.wikipedia.org/wiki/Naser_al-Din