Calentamiento global
Ya hemos hablado en estas páginas del Calentamiento Global y el peligro que representa para la supervivencia de nuestra civilización. En general, aunque se trata de un cambio menos dramático que otros en la historia terrestre (como el máximo térmico del Eoceno, cuando las temperaturas fueron mucho mayores a las actuales) está ocurriendo en un lapso de tiempo demasiado corto. Unos siglos son centésimas de segundo en tiempo geológico.
Uno de los lugares más simbólicos en este proceso es la Antártida. Conocida como el “Continente blanco” por sus perpetuos hielos, la Antártida se encuentra ubicada en torno al polo sur y es hogar de gigantescos glaciares. El frío evita que nada verde crezca en sus costas… o al menos, lo hizo hasta un periodo reciente.
Porque evidencias recolectadas por varios investigadores indican que la superficie “verde” de la Antártida está en rápido crecimiento. En algunos años podría ocupar una parte importante del continente.
Antártida verde
No es la primera vez que el continente austral se cubre de plantas. En el pasado (en torno al máximo del Eoceno que ya señalamos) estuvo cubierta por el equivalente a los bosques templados modernos: se trataba prácticamente de una densa selva. Sin embargo, sí es la primera vez que ocurre en los últimos millones de años.
El proceso, sin embargo, es lento. Por ahora el mayor impacto es visible desde arriba, cuando rocas que permanecían descubiertas en verano están comenzando a cubrirse de musgo. En las zonas más cálidas ya comienzan a aparecer plantas estacionales más complejas, provenientes principalmente de las costas de América del Sur.
De acuerdo con las evidencias, la cantidad de musgo en el continente se ha quintuplicado en los últimos 50 años, y su crecimiento podría acelerarse más en el futuro cercano. Así mismo, el aumento en las visitas de turistas podría llevar especies foráneas que rápidamente conquistarían un territorio abierto para cualquiera que pueda sobrevivir en él.
Ahora, siendo sinceros, aunque el calentamiento global representa un peligro para nosotros en muchos aspectos, es difícil imaginar que la Antártida volviéndose más verde sea un asunto crítico para nuestra supervivencia. Si algo, es un símbolo que nos muestra la extensión de los cambios que están ocurriendo.
Imagen: telegraph.co.uk