Situada en el número 112 de la Ocean Avenue en Amityville, Nueva York (Estados Unidos), la llamada “Casa Maldita de Amytiville” ha sido el lugar de una macabra leyenda que ha perseguido a sus habitantes desde que, en 1974, ocurriera allí un macabro asesinato. Tras una serie de eventos sobrenaturales completamente aterradores (y de descubrir nuevos secretos ocultados por la construcción), la familia que llegó a vivir allí decidió abandonar para siempre la morada. Su nuevo dueño, quien compró la casa de manera anónima, jamás ha puesto un pie en ella. Sigue al día de hoy deshabitada.
La triste historia de la familia DeFeo
La historia comienza con la familia DeFeo, que había vivido en la casa por varios años. Algunas leyendas con respecto a una fabulosa (y misteriosa) riqueza familiar comenzaron a circular poco después de la masacre, pero jamás pudieron verificarse del todo. En la madrugada del 13 de noviembre de 1974 Ronald DeFeo Jr., el hijo mayor de la familia, apareció en un bar llamado The Witches’ Brew donde afirmó que alguien le había disparado a su familia. Su actitud alejada, casi tranquila, lo convertiría en el primer sospechoso del asesinato cuando algunos trabajadores del local encontraran muertos a todos sus familiares en la casa.
Ronald defendió su inocencia, afirmando que no se encontraba en la casa porque se había marchado a su trabajo. Pronto se probó que su coartada era alza y el joven fue arrestado: sus declaraciones comenzaron a ser casi erráticas, afirmando cosas muy diferentes en varias ocasiones que incluían la posible ayuda de otras personas y una acusación por posesión. Las autoridades fueron escépticas y como prueba contra el joven mostraron evidencias de su consumo de sustancias alucinógenas. En este momento Ronald perdió cualquier posibilidad de defenderse y fue condenado a cadena perpetua.
La casa se vendió entonces a la familia Lutz, tras más de un año de permanecer cerrada. Pese a conocer la historia, la familia decidió comprarla por tener un precio increíblemente bajo. Sin embargo, no duraría más que 28 días allí antes de que se viera obligada a abandonarla por los horribles eventos que habrían de suceder.
Macabros sucesos en la casa de los Lutz
Desde el primer día en su nuevo hogar, en diciembre de 1975, la familia comenzó a notar que cosas extrañas sucedían. Aquel día habían pedido al padre Pecoraro que bendijera su nueva casa, pero al entrar en una de las habitaciones el sacerdote escuchó una clara voz que le decía “¡Fuera de aquí!”. Pese a ello, terminó con la bendición, pero luego abandonó el lugar tan pronto como pudo.
Diversas criaturas demoníacas comenzaron entonces a aparecer en el hogar. La más conocida fue bautizada Jodie, un cerdito que se volvió el amigo imaginario de Missy (la menor de los hijos de la pareja). En una ocasión, George Lutz (padre) afirmó que había visto, en la madrugada, como la pequeña asomaba la cabeza junto con un gigantesco cerdo. Sin embargo, al llegar a la habitación, la había encontrado dormida.
Missy solía hablar con su amigo invisible: originalmente hacía comentarios sencillos (“¿no crees que la nieve es muy bella, Jodie?”), pero con el tiempo fueron tomando un cariz más y más macabro. En un punto le dijo a su madre que Jodie no gustaba de ella y que no quería que se le volviera a acercar, así como que un pequeño había muerto de enfermedad en aquel cuarto y que Jodie había dicho que ella (Missy) iba a quedarse allí para siempre, jugando con el niño. En varias ocasiones la familia vio momentáneamente a la criatura y comúnmente encontraban sus huellas en la nieve en torno a la casa (principalmente luego de sus apariciones).
Apariciones y horribles descubrimientos
La forma de cerdo adoptada por el demonio tomó sentido algunos días después, cuando la pareja realizó un descubrimiento particularmente macabro. Mientras estaban arreglando su sótano, encontraron un cuarto secreto con un olor fétido y completamente pintado de rojo. Tras una pequeña investigación, descubrieron que se trataba de un lugar donde la familia anterior sacrificaba cerdos y parecía ser que el rojo de sus paredes estuviera pintado con la sangre de estos animales.
Las apariciones comenzaron a aumentar. Un niño que espiaba por las ventanas, o un ser monstruoso vestido con una capa blanca (que incluso plasmó su rostro en una pared) fueron las más importantes, pero no las únicas. Los hijos de la familia también comenzaron a sufrir pesadillas, pero la más afectada fue Kathy quien sufrió quemaduras de origen desconocido, levitó en dos ocasiones en medio de la noche y soñó muchas veces que ella y su familia eran asesinados.
Mientras la familia evaluaba la necesidad de quedarse allí, sustancias misteriosas comenzaron a aparecer. En algunas ocasiones se trató de un limo negro, pero lo más común era una gelatina verdosa que parecía salir de la nada y se colaba por los resquicios de las puertas. Por más que limpiaran, la familia jamás se libró de la sustancia que fue luego identificada por parapsicólogos como ectoplasma.
La copa que colmó el vaso llegó una noche que los niños comenzaron a gritar que había un monstruo debajo de sus camas. Cuando sus padres llegaron a revisar se encontraron con una horripilante criatura, semejante a una persona de rostro desfigurado y con un gorro blanco que cubría parcialmente su rostro. Mientras la criatura bajaba las escaleras, la familia abandonó a toda prisa su hogar: vendrían luego, en el día, a recoger sus cosas. Solo habían vivido 28 días en esta casa.
¿Conocías la historia de la casa de Amityville? ¿Conoces alguna leyenda semejante sobre la que te gustaría leer?
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