Para aquellos que dicen estar cansados de vivir en un sistema opresor, manipulado y controlado, en el cual explotan la naturaleza y a los mismos seres humanos de manera cruel y despiadada:
quienes quisieran hallar un lugar especial en el planeta dónde vivir en armonía, junto con otras personas con la misma conciencia, por fin se construyó la comunidad para vivir fuera de Matrix. Y no en cualquier sitio, sino en uno de los más mágicos del mundo: el cerro Uritorco. Veamos:
El mágico cerro argentino
El agotador bullicio de las ciudades, las rutinas mecánicas y sin sentido de la vida moderna y el deseo intenso de conectarse con la naturaleza y el Universo, conllevó a que varias familias con este pensamiento, decidieran construir su casa en pleno cerro Uritorco, en Argentina, entre los árboles, el aire limpio y los extasiantes paisajes de ese lugar.
El cerro Uritorco es uno de los sitios con mayor actividad paranormal y ufológica del planeta. Por eso, allí se congrega gente de todas las latitudes y culturas, que son amantes de todo ello, muchos de los cuales se arriesgaron a abandonar toda su vida en la ciudad, por ir a integrarse en la naturaleza y dedicarse a la espiritualidad.
Juan Bilezker estaba muy aburrido con la forma de ser y de pensar de las personas, además del modo de vida actual, lleno de estrés y de problemas. Entonces, en su mente cada día persistía el sueño de construir una ecoaldea, o un tipo de comunidad, pero debía quedar en ese monte mágico, en la provincia de Córdoba, donde se acumula la energía de alta vibración, según se dice.
Bilezker era un destacado ingeniero, pero vivía inconforme en el “laberinto de roedores”, como se le asemeja a él, la ordenanza territorial y estilo de vida citadino. Cuando era pequeño, constantemente sus padres lo llevaban a la naturaleza y nunca olvidó esas imágenes y sensaciones en el bosque y las montañas. Así que “colgó la toalla”, como dicen popularmente, y se embarcó rumbo al Cerro Uritorco.
Contando con una suerte envidiable, o como si todo estuviese orquestado por el Universo, aquel ingeniero compró unas tierras a un buen precio, en ese afamado lugar espiritual. Llamó a su ecoaldea como “Wallala”, un término nórdico que pertenece a uno de los paraísos de esa mitología. El ingeniero Bilezker lo explica de la siguiente manera:
“Esto es un barrio de conciencia, donde la ecología va a ser consecuencia, no vamos a empezar ahí. La propuesta tiene que ver también con vincularnos con toda esta energía. Estamos haciendo realidad nuestro sueño de volver a la tierra y compartir el anhelo de soberanía, de ser independientes en esta sociedad tan marcada por el consumo. Acá se respira paz, hay tiempo, mucha naturaleza y poca información de los medios. El silencio es corriente y los estados internos se viven con más frecuencia”.
Fue en mediados de 2010, cuando concretó el negocio de compra de más de 50 hectáreas en Uritorco. Destinó 38 para dividirlos en lotes de 1.500 metros y las demás, las destinó para construir los lugares propios de la comunidad, como los viveros, las huertas, los consultorios, negocios y la planta purificadora de agua.
El origen de la comunidad
Todas las personas aburridas de la matrix, suelen ser calificadas como inadaptadas, antisociales, rebeldes, ovejas negras, chivos descarriados, etc. Es precisamente esta clase de individuos, quienes suelen llegar hasta aquí buscado su tan anhelado sueño de desprenderse del sistema opresor.
Al comienzo se juntaron varias familias con ideas espirituales y ecológicas similares. Poco a poco ha ido creciendo. Cada núcleo familiar se encarga de erigir su vivienda y obtener los alimentos que no siembran en común. El ideal de la libertad financiera y la auto sostenibilidad resulta bastante atractivo para mucha gente en el mundo.
El autor de este proyecto añade que la paz que allí se respira es invaluable y que al contrario del sistema, allí sí hay tiempo para desarrollar el arte y el conocimiento universal. Asegura que lo más valioso es el silencio que se promueve, porque permite disfrutar de los estados internos con mayor periodicidad.
Sin televisión, sin internet, sin muchas comodidades a las que comúnmente estamos acostumbrados, pero gozando de la fortuna de estar en el seno de la madre naturaleza. El transporte más cercano es el tren, cuyas vías unen la provincia de Córdoba con Cruz del Eje. Según Bilezker, el aporte de los nuevos integrantes es voluntario.
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