El Contexto
Al final del capítulo pasado quedamos en la lucha entre los medios de occidente y del bloque comunista con respecto a los orígenes del VIH y las acusaciones de los soviéticos con respecto a una creación artificial del virus para ser usado como arma biológica.
Esto no ocurría en un momento cualquiera de la Historia. Como lo veíamos en Los Orígenes de Al Qaeda, en este periodo los soviéticos se encontraban luchando desesperadamente por mantener el dominio de Afganistán mientras su economía entraba en la peor de las crisis de la que ya no saldría. El comunismo, como modelo político, estaba en entredicho.
Por esta razón ahora, más que nunca, tenía la URSS razones para atacar a los Estados Unidos. Y de acuerdo con varias versiones (supuestamente basadas en documentos desclasificados de la URSS luego de 1990) lo que ocurrió a partir de aquel momento fue precisamente eso.
La llamada Operación Infektion no habría sido ejecutada por los Estados Unidos, sino por la misma Unión Soviética, interesada como siempre en desacreditar a los norteamericanos. La hipótesis de la creación en laboratorio, por lo tanto, sería falsa. Veamos la evidencia:
¿Propaganda Soviética?
Al final del artículo anterior mencionamos los detalles que parecían indicar ya desde 1987 que algo andaba mal con las acusaciones. Repasemos:
En primer lugar, las fechas. Aunque se conocían casos de SIDA desde al menos los 1960’s (que habían sido conveniente ignorados, eso sí, pero igual aparecían en los documentos médicos), la acusación aseguraba que el virus había sido desarrollado en 1975 en la facilidad de Fort Detrik. Así mismo, en su informe el Dr. Segal afirmaba que Nueva York había presentado los primeros casos por ser el lugar más cercano al fuerte en un claro error geográfico, pues varias ciudades incluyendo Washington D. C. están más cerca. Nueva York, de hecho, se encuentra a más de 400 kilómetros.
Esto sembró dudas en el llamado “Informe Segal” y llevó a que se desestimaran las acusaciones del científico, que había sido el principal caballo de batalla de los medios soviéticos. Tras ello, el escándalo se fue diluyendo.
Tegveni Primakov, el Primer Ministro ruso que confesó sobre la Operación
¿Qué tanto prueba una confesión?
Varios años más tarde, tras la caída de la URSS, el Primer Ministro ruso Yegveni Primakov anunció públicamente que todo había sido una campaña orquestada por la Unión Soviética. Esto, que ocurrió en 1992, cerró el asunto al menos en los medios oficiales.
Sin embargo, la teoría de la conspiración continúa y muchos consideran que fue el desacreditar las acusaciones fue una campaña larga y esforzada de los norteamericanos que no terminó hasta poner un gobierno aliado en Rusia y garantizar que afirmara que todo había sido una ficción.
En estos aspectos ya es difícil determinar quién tiene la razón. Sin embargo, hay que admitir que los documentos originales a los que tenemos disposición (que bien podrían ser solo una muestra parcial) sí indican una injerencia rusa en las acusaciones y la supuesta inocencia de la CIA. Esto también parece verificarse por el apoyo a los norteamericanos de muchos expertos soviéticos en el tema, incluso en tiempos en los que la Unión Soviética todavía estaba en pie.
Negligencia criminal
El hecho de no haber creado el virus no exime a occidente de las terribles consecuencias que ha tenido. Al concentrarse ante todo en población homosexual y afrodescendiente en los Estados Unidos, y en los mismos países africanos, el SIDA fue sistemáticamente ignorado por las comunidades estatales que la consideraban “problema de otros”. La discriminación y la negligencia limitaron un estudio temprano sobre la que se convertiría en la peor epidemia desde 1918.
Aunque no crearan el virus, los estadounidenses sí fueron responsables en su distribución en América y todo el mundo desarrollado en su impresionante virulencia en África, donde se crio una generación de huérfanos por la cantidad de enfermos de SIDA que murieron en los 1980’s y 90’s. No fue hasta que las comunidades heterosexuales y blancas se vieron afectadas que comenzó una verdadera investigación al respecto.
En Rusia ocurrió algo semejante. La URSS decidió no hablar del problema (“si no lo mencionamos, no existe”) lo que llevó a un dramático aumento en los casos y otra epidemia que cobraría menos vidas, pero igual sería terriblemente seria. Aún hoy el problema sigue en la Rusia Federal.
En cualquier caso, sea o no el VIH una creación artificial, se podría decir que la epidemia de SIDA sí que es obra del ser humano.
Parte 1
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