La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 3

La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 3

Guerra de fortificaciones: la estrategia de defensa paraguaya

Como vimos en el artículo anterior, la Guerra del Chaco se pareció más a un combate en tiempos medievales que a una rápida guerra moderna. Los ejércitos se movían atacando y defendiendo posiciones fortificadas (semejantes a los castillos medievales) que garantizaban el abastecimiento de las tropas. Tomar un fuerte era costoso en términos humanos, por lo que el atacante llevaba las de perder.

Y Paraguay, pese al peligro que implicaba tener al ejército boliviano tan cerca de Asunción, había entendido bien la situación. Tenía menos hombres y menos armas, pero estaba más cerca de casa, tenía mejor moral y estaba jugando a la defensiva. El Comandante Estigarrabia no gastaba hombres en ataques infructuosos… como sí lo hacía Kundt.

Entonces, pensando en términos de fuertes, volvamos al mapa del principio (que ya habíamos usado el artículo anterior).

Si recordamos, Bolivia había comenzado la guerra controlando los fuertes que iban de Boquerón a Saavedra. Sin embargo, el rápido contraataque paraguayo de los primeros seis meses (obra de la acertada lectura de la situación por parte de Estigarrabia) permitió a este país, partiendo desde Isla Poi, retomar Boquerón, Arce, Falcón, Alihuatá, Fernández, Platanillos y Toledo. Esto fortaleció de manera importante la posición paraguaya y limitó a los bolivianos, que apenas se quedaron con Corrales y Saavedra.

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Si vemos el mapa, hay tres fuertes de particular importancia para los paraguayos en este escenario: Nanawa, Arce e Isla Poi. De caer Nanawa, el abastecimiento por el sur se cortaría, pues el camino de Asunción a los demás fuertes pasa por allí. De caer Arce, se podría cortar la comunicación entre los fuertes del Norte (Boquerón, Isla Poi), el Occidente (Fernández, Platanillos y Toledo) y el Sur (Falcón, Alihuatá y Nanawa). De caer Isla Poi, el abastecimiento por el norte, a través del ferrocarril a Puerto Casado, se cerraría.

Por esta razón el primer objetivo boliviano había sido Nanawa. Y por esta razón los bolivianos ejecutarían un rápido y decisivo ataque sobre Alihuatá (lo que les permitiría atacar Arce desde el sur).

La toma de Alihuatá y la retirada paraguaya de Campo Jordán

La ofensiva boliviana estaba estancada. La 3ª División había quedado trancada en Corrales y la 7ª, como vimos, había sido incapaz de tomar Nanawa, y sufrido duras pérdidas en el proceso. Kundt sabía que la situación no era sostenible y que cada momento que pasaba era ventajoso para los paraguayos, que no tenían que sostener una larga y costosa cadena de suministros.

Por esta razón, el comandante boliviano decidió cambiar de estrategia y ordenó a la 9ª división un avance rápido y decisivo sobre el fuerte de Alihuatá. Más de 3000 hombres trabajaron en las noches construyendo caminos (con el objetivo de no ser detectados por los aviones paraguayos) y el 10 de marzo de 1933 comenzaron un ataque combinado desde tres posiciones, ataque que se hizo posible por el apoyo de la 4ª división al esfuerzo de guerra boliviano.

La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 3

Estigarrabia quedó sorprendido. No se esperaba el ataque, y peor aún, esto aislaba a los soldados ubicados en Campo Jordán, que estaban avanzando sobre el Fuerte Saavedra. Alihuatá contaba con apenas 250 defensores, que fueron rápidamente superados en capacidad y se retiraron del fuerte el 13 de marzo, apenas 3 días después del ataque. Estigarrabia había pedido al Teniente Coronel Carlos Fernández que resistiera hasta el 20, pero una vez más primó el criterio del subordinado y Alihuatá fue abandonado. Esto dejó a los soldados que habían avanzado a Campo Jordán (desde donde asediaban Saavedra) en una precaria situación.

Pero una vez más, el talento paraguayo demostró su habilidad para funcionar bajo presión. El Teniente Coronel Fernández fue capaz de resistir en Campo Jordán (a donde se había retirado) y organizar una retirada exitosa al fuerte de Gondra. Sí, los paraguayos perdieron Alihuatá, cesaron su ofensiva contra Saavedra y se retiraron, pero Bolivia perdió centenares de hombres en esta operación, mientras que Paraguay no perdió casi ninguno, y apenas si dejó unos 40 fusiles en Alihuatá. Los soldados bolivianos no volverían a ver la luz, los paraguayos vivirían para luchar otro día.

Con la toma de Alihuatá, Kundt quedó en una posición decente, pues desde allí podría presionar a Arce o a Nanawa… como efectivamente haría en los meses por venir.

El Ataque a Arce y la Segunda Batalla de Fernández

Desde Alihuatá, Kundt podía presionar el fuerte central de Arce. Sin embargo, la ofensiva boliviana sería detenida con fuertes pérdidas (más de 30% de la tropa) y Kundt optaría por una estrategia alternativa: el ataque al Fuerte de Fernández (que ya habían sido incapaces de tomar en enero) con el objetivo de poder atacar Arce desde dos frentes.

La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 3

El mismo mapa de los fuertes, pero ahora señalando los avances bolivianos

Pero una vez más, los bolivianos, pese a su superioridad numérica y en términos de armamento, fueron incapaces de lidiar con la defensa paraguaya. Los casi 2000 soldados se perdieron entre la vegetación del Chaco y no pudieron atacar Fernández de manera frontal, y peor aún, su retaguardia fue cortada por un aventurado ataque paraguayo. Derrotados, a fines de marzo tuvieron que volver al Fortín Platanillos tras haber sufrido considerables pérdidas; la acción llevaría a una reprimenda por parte del General Kundt que no sería bien tomada entre los oficiales bolivianos.

El último asedio a Nanawa, la Batalla de Campo Grande  y el fin del sueño boliviano

Bolivia llevaba a estas alturas casi un año en el conflicto, y casi seis meses bajo la dirección de Hans Kundt. Y sin embargo, parece ser que el comandante alemán no había aprendido de sus errores.

En efecto, Kundt seguía interesado en realizar ataques frontales, que permitieran aprovechar la superioridad boliviana en armamento y número de hombres. Pero dichos ataques habían fallado una y otra vez. A estas alturas, Kundt debía tener claro que tomar los fuertes paraguayos no sería fácil, y aprovechar las ventajas bolivianas en otros escenarios.

Tras el ataque fallido a Fernández, la situación se estabilizó y por meses el Comandante Estigarrabia recibió aviso de que los bolivianos estaban fortificando su posición en las cercanías de Nanawa. Para Estigarrabia era obvio que Kundt buscaba un ataque sorpresivo, quizás avanzando por el río para amenazar la retaguardia, quizás intentando un envolvimiento hacia el norte. La situación en el Comando Paraguayo, consciente de su inferioridad, fue bastante tensa durante estos meses.

Por esta razón, cuando Kundt concentró todo su fuego en el fuerte Nanawa, Estigarrabia respiró con alivio. El comandante boliviano acababa de cometer el peor de sus errores, y los paraguayos podrían jugársela toda haciendo lo que mejor sabían hacer.

El 4 de julio comenzó el ataque. Los bolivianos contaban con tanques, poderosa artillería, aviones y un ordenado sistema de comunicaciones. Pero los paraguayos conocían mejor el terreno y habían fortificado sus posiciones.

La batalla fue tremendamente cruenta. La artillería boliviana atacó las trincheras paraguayas abriendo el paso para que avanzara la infantería ligera (armada con lanzallamas y ametralladoras) y los tanques. Sin embargo, los paraguayos tenían su propia artillería y pudieron detener estos avances con muchos esfuerzos.

Hubo un punto en el que pareció que la batalla estaba perdida. En el sector norte, Brizuela (Teniente Coronel), el comandante paraguayo, recibía partes cada vez peores de la situación:

las cosas van mal, los bolivianos han roto la línea, …las cosas empeoran, …todo está perdido, …los bolís ya se infiltran…

Pero la orden para los paraguayos era resistir hasta el último hombre, y honrarían este comando. Aún en el norte, donde se vivió lo más duro de la batalla, fueron pocos los que abandonaron sus posiciones. Las retaguardias, alertadas, fueron rápidas y decisivas en el apoyo a sus compañeros en el frente. Al Norte los bolivianos alcanzaron a tomar varias trincheras y el cementerio, amenazando todo el fortín.

La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 3

Si el esfuerzo boliviano hubiese virado al norte, y la aviación apoyado los ataques con bombardeos a la retaguardia paraguaya, este hubiese sido el fin de Nanawa. Pero Kundt insistía en ataques frontales, y los rápidos refuerzos paraguayos pronto permitieron retomar los sectores más críticos de la sección norte. A finales de este día ya se veía que Bolivia había perdido la batalla.

Por dos días más, los ataques bolivianos chocaron con una cada vez más decidida defensa paraguaya. Por dos días más, miles de bolivianos encontraron la muerte en estos ataques. El 6 de julio los soldados bolivianos se vieron obligados a retirarse, dejando más de 2000 bajas en el campo (contra menos de 600 de Paraguay). Fue la primera derrota importante de Kundt, quien presentó una renuncia que no fue aceptada por el Presidente Salamanca.

Tras esto, continuarían una serie de combates frente a Nanawa, fracasaría una iniciativa paraguaya (un cerco a la 4ª división boliviana) y una boliviana (la toma del Fuerte Falcón). Pero las dinámicas de la guerra habían comenzado a cambiar. Paraguay había demostrado su valía, y estaba claro que no sería derrotado con facilidad.

En Septiembre, una fuerza paraguaya partiría de Arce con una ambiciosa misión: el encapsulamiento de las tropas bolivianas ubicadas en Campo Grande (entre Arce y Alihuatá). Kundt estaba concentrando sus fuerzas en la toma del Fuerte Gondra, por lo que dicha operación era posible.

La Batalla de Campo Grande, gracias a una exitosa movilización paraguaya y al error de cálculo de Kundt y de sus subordinados, pudo lograr la captura de dos regimientos bolivianos, con un total de 509 hombres, 11 oficiales, 3 médicos y 10 suboficiales. Sería la primera ofensiva paraguaya, y demostraría que los aires de la guerra estaban cambiando de dirección.

Kundt, por primera vez, comenzó a recibir recomendaciones de retirada. Se encontraban profundo en territorio paraguayo, por lo que sería posible retirarse hasta 150 kilómetros sin poner en peligro la tierra boliviana. Ya todos tenían claro que no sería posible firmar la paz en Asunción, como habían planeado originalmente los bolivianos.

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Imágenes: 1 y 3: wikipedia.org, 2: chacosinfronteras.com, 4: radio1000.com.py

Bibliografía ►
El pensante.com (septiembre 5, 2018). La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 3. Recuperado de https://elpensante.com/la-guerra-del-chaco-relato-de-una-improbable-victoria-paraguaya-parte-3/