Asesinato en la campiña italiana
Esta historia comienza en febrero de 1936, en la ciudad de Catanzaro, Italia. En un puente de esta localidad se encontró el cuerpo de Giuseppe “Pepe” Veraldi, ahogado y con serias heridas en la cabeza. Los investigadores determinaron que el hombre había saltado desde el puente, había quedado inconsciente al golpearse en la cabeza y se había ahogado en el pequeño riachuelo que pasa por la región.
Su familia nunca estuvo del todo convencida por esta versión pues consideraba que el hombre no tenía motivos para suicidarse. La investigación no pasó de allí hasta 3 años después cuando María Talarico, entonces una adolescente, pasó bajo el mismo puente. Apenas cruzó el punto en el que se había encontrado el cuerpo de Giuseppe, la muchacha quedó inconsciente y sus compañeros tuvieron que llevarla a su casa.
Al despertarse, la mujer comenzó a hablar en una voz más gruesa, casi como si fuera un hombre. Insistía en que lo llamaran “Pepe” y repetía que quería hablar con su madre, la viuda Catarina Veraldi. La familia de inmediato envió algunos muchachos a buscar esta mujer y, mientras la esperaban, María comenzó a pedir tabaco, vino y un juego de naipes con el que comenzó una alegre partida con varios vecinos.
Su madre estaba anonadada. Su hija no solo no tomaba ni fumaba, sino que no sabía jugar a los naipes. Además, estaba llamando a sus vecinos por nombres extraños (que, se enteró luego, eran los de viejos amigos de Giuseppe). Afortunadamente para la mujer, la señora Veraldi llegó pronto y su hija dejó a un lado los naipes para hablar con ella.
El fantasma de Pepe Veraldi
Catarina Veraldi estuvo cerca de sufrir un infarto al oír la voz de la muchacha, idéntica, afirmó, a la de su difunto hijo. Atónita, escuchó cómo el espíritu de su “Pepe” le contaba sobre el día en que murió, afirmando que habían sido algunos amigos quienes lo habían asesinado. De acuerdo con Giuseppe, lo habrían arrojado desde lo alto del puente para terminar golpeándolo con una barra de acero. Apenas hizo la confesión, María salió corriendo hasta llegar al mismo lugar en el que había sido poseída. Una vez allí, volvió a caer inconsciente.
De acuerdo con el relato de su familia, Giuseppe dejó en paz a María por las repetidas peticiones que su madre le hizo de que la dejara en paz. Una vez recobró la conciencia, la muchacha no había recordado nada de lo sucedido y pensaba que había permanecido todo ese tiempo bajo el puente.
Se confirma la posesión
La confirmación de los relatos de María (¿o de Giuseppe?) llegó nueve años más adelante, cuando Catarina Veraldi recibió una carta de Luigi Marchete, uno de los amigos de su hijo que había abandonado Italia tras su muerte. Luigi confesó que había asesinado a Pepe en un ataque de ira y celos, por culpa de una pelea propiciada por una mujer. Sus otros amigos le habrían ayudado a asesinarlo, tal y como había relatado María 9 años antes.
2 de los participantes fueron después capturados por la policía y encarcelados por su crimen. El tercero ya había muerto y Luigi, el cuarto, no pudo ser capturado, pues se encontraba en Argentina en este momento. Al alma de Giuseppe al menos le quedó la tranquilidad de que su muerte no había pasado impune. Y a su madre, claro.
¿Conoces algún caso semejante de posesión?
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