Enriquecimiento personal, una rutina para hallar la felicidad
Eleanor y Sarah llevaron una rutina acorde a sus metas: cada día leían y estudiaban idiomas, literatura y geografía. Estudiaron la obra Jean Jacques Rousseau y vivieron gracias a una modesta renta otorgada por sus familias.
Más tarde el reconocimiento y la fama ayudó a mejorar su estilo de vida, pues la reina consorte Carlota de Mecklemburgo-Strelitz no solo las visitó, sino que persuadió a su esposo el rey Jorge III para que les otorgase una pensión.
Ni en el campo encontraron paz
Que dos mujeres vivieran solas, sin la compañía o apoyo de un hombre, fue motivo suficiente para convertir a ambas mujeres en una curiosidad, un espectáculo casi cirquero, al punto que más de un personaje de la época fue a verlas. ¿Por qué que fémina no necesita la ayuda de hombre? Entre los personajes que fueron a verlas se encontraban William Wordsorth (quien les dedicó un poema), Duque de Wellington, Sir Walter Scott y el príncipe prusiano Puckler-Muskau él cual se refirió a ellas como “las vírgenes más celebradas de Gran Bretaña.”
Los visitantes y turistas se encontraban fascinados con ellas y con todo lo que hacían, eran muchas las personas que admiraban su estilo de vida muy inspirado en ser autosuficientes: cada una de la dos poseía talentos para diversas áreas como la arquitectura o jardinería, eran hábiles en debates o discusiones y gustaban de educarse a ellas mismas constantemente.
Un matrimonio secreto o una amistad platónica
Es evidente que esta relación había más que una simple amistad: muchas fuentes de la época refieren rumores como que las dos mujeres compartían el lecho y se referían la una a la otra como mi amada o mi mejor mitad, llevaban la vida de un matrimonio.
Estudiosas como Simone de Beauvoir, dieron por sentado que la relación de las damas de Llangollen era más que platónica. Sin embargo, la biógrafa de las mujeres, Elizabeth Mavor después de haber recopilado toda su correspondencia, afirma que lo más probable es que Sarah y Eleanor tenían una amistad romántica propia de la época.
También en su tiempo, hubo rumores de su nada “sana amistad”. En 1790, salió un artículo en el General Evening Post en el que se insinuaba de la impureza en el trato de Sarah y Eleanor, alegando como la primera había rechazado varias ofertas de matrimonio y la segunda tenía un comportamiento claramente masculino. Dicen que Eleanor se enfureció al leer la publicación e inclusive averiguó si era posible tomar medidas legales.
Eleanor fallecería el 2 de junio de 1829 a la edad 90 años y Sarah Ponsonby murió dos años después, el 9 de diciembre de 1831, a los 76 años. Su casa es actualmente un museo donde se conservan todavía sus libros y cristalería (que tiene grabadas las iniciales de ambas mujeres), también algunas vestimentas ya que las damas solían vestir con ropa de montar negra y sombreros de copa de hombre.
Como curiosidad final hay un par de edificios nombrados en honor a Eleanor y Sarah: The Ponsonby Arms y el Butler Hill.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Se%C3%B1oritas_de_Llangollen
- https://www.yorokobu.es/las-senoritas-de-llangollen/
Imágenes: 1 y 2: wikipedia.org, 3: yorokobu.es
En la entrada de hoy vamos a contar la peculiar historia de una pareja que escandalizó a los contemporáneos de su tiempo. Pertenecientes a la aristocracia irlandesa, Eleanor y Sarah se enfrentaron a los prejuicios de su tiempo y los 50 años que compartieron juntas sigue siendo tema de discusión en nuestros días.
Las protagonistas de la historia
Lady Eleanor Butler fue una noble dama de origen irlandés que perteneció a una familia católica; debido a su amor por la lectura, muchos la consideraban una ratona de biblioteca. Hablaba buen francés gracias a su estadía en un convento en Francia, pero tras su salida del mismo sufrió la presión de su familia, en especial de su madre, al ver que pronto se quedaría ‘solterona.’
Dieciséis años después del nacimiento de Eleanor (1739), nacería Sarah Ponsonby, quien vivía con unos parientes en Woodstock, Irlanda. Era hija de Chambré Brabazon Ponsonby y Louisa Lyons; la chica fue acosada en más de una ocasión por Sir William Fownes, un barón de un condado cercano. Tanto la familia Ponsonby como la Butler coincidirían y a pesar de existir una gran diferencia entre ambas damas, las dos se hicieron grandes amigas y trazaron un plan para vivir juntas, lejos de la vida que se les imponía.
Huyeron de un matrimonio forzoso
Aterradas con la idea de ser obligadas a contraer nupcias en contra de su voluntad, Sarah y Eleanor escaparon del condado de Kilkenny disfrazadas de hombres. Más tarde fueron encontradas por sus respectivas familias y al ver que los planes que tenían con ellas no habían cambiado, decidieron huir otra vez.
Esta vez partieron con una sirvienta llamada Mary Caryll, quien trabajó para ellas sin cobrar nada y fue enterrada en la misma parcela. La pareja de amigas viajó por todo Gales hasta que se establecieron en un pueblo de Llangollen, allá compraron una cabaña a la que llamaron Plas Newydd.
Enriquecimiento personal, una rutina para hallar la felicidad
Eleanor y Sarah llevaron una rutina acorde a sus metas: cada día leían y estudiaban idiomas, literatura y geografía. Estudiaron la obra Jean Jacques Rousseau y vivieron gracias a una modesta renta otorgada por sus familias.
Más tarde el reconocimiento y la fama ayudó a mejorar su estilo de vida, pues la reina consorte Carlota de Mecklemburgo-Strelitz no solo las visitó, sino que persuadió a su esposo el rey Jorge III para que les otorgase una pensión.
Ni en el campo encontraron paz
Que dos mujeres vivieran solas, sin la compañía o apoyo de un hombre, fue motivo suficiente para convertir a ambas mujeres en una curiosidad, un espectáculo casi cirquero, al punto que más de un personaje de la época fue a verlas. ¿Por qué que fémina no necesita la ayuda de hombre? Entre los personajes que fueron a verlas se encontraban William Wordsorth (quien les dedicó un poema), Duque de Wellington, Sir Walter Scott y el príncipe prusiano Puckler-Muskau él cual se refirió a ellas como “las vírgenes más celebradas de Gran Bretaña.”
Los visitantes y turistas se encontraban fascinados con ellas y con todo lo que hacían, eran muchas las personas que admiraban su estilo de vida muy inspirado en ser autosuficientes: cada una de la dos poseía talentos para diversas áreas como la arquitectura o jardinería, eran hábiles en debates o discusiones y gustaban de educarse a ellas mismas constantemente.
Un matrimonio secreto o una amistad platónica
Es evidente que esta relación había más que una simple amistad: muchas fuentes de la época refieren rumores como que las dos mujeres compartían el lecho y se referían la una a la otra como mi amada o mi mejor mitad, llevaban la vida de un matrimonio.
Estudiosas como Simone de Beauvoir, dieron por sentado que la relación de las damas de Llangollen era más que platónica. Sin embargo, la biógrafa de las mujeres, Elizabeth Mavor después de haber recopilado toda su correspondencia, afirma que lo más probable es que Sarah y Eleanor tenían una amistad romántica propia de la época.
También en su tiempo, hubo rumores de su nada “sana amistad”. En 1790, salió un artículo en el General Evening Post en el que se insinuaba de la impureza en el trato de Sarah y Eleanor, alegando como la primera había rechazado varias ofertas de matrimonio y la segunda tenía un comportamiento claramente masculino. Dicen que Eleanor se enfureció al leer la publicación e inclusive averiguó si era posible tomar medidas legales.
Eleanor fallecería el 2 de junio de 1829 a la edad 90 años y Sarah Ponsonby murió dos años después, el 9 de diciembre de 1831, a los 76 años. Su casa es actualmente un museo donde se conservan todavía sus libros y cristalería (que tiene grabadas las iniciales de ambas mujeres), también algunas vestimentas ya que las damas solían vestir con ropa de montar negra y sombreros de copa de hombre.
Como curiosidad final hay un par de edificios nombrados en honor a Eleanor y Sarah: The Ponsonby Arms y el Butler Hill.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Se%C3%B1oritas_de_Llangollen
- https://www.yorokobu.es/las-senoritas-de-llangollen/
Imágenes: 1 y 2: wikipedia.org, 3: yorokobu.es
En la entrada de hoy vamos a contar la peculiar historia de una pareja que escandalizó a los contemporáneos de su tiempo. Pertenecientes a la aristocracia irlandesa, Eleanor y Sarah se enfrentaron a los prejuicios de su tiempo y los 50 años que compartieron juntas sigue siendo tema de discusión en nuestros días.
Las protagonistas de la historia
Lady Eleanor Butler fue una noble dama de origen irlandés que perteneció a una familia católica; debido a su amor por la lectura, muchos la consideraban una ratona de biblioteca. Hablaba buen francés gracias a su estadía en un convento en Francia, pero tras su salida del mismo sufrió la presión de su familia, en especial de su madre, al ver que pronto se quedaría ‘solterona.’
Dieciséis años después del nacimiento de Eleanor (1739), nacería Sarah Ponsonby, quien vivía con unos parientes en Woodstock, Irlanda. Era hija de Chambré Brabazon Ponsonby y Louisa Lyons; la chica fue acosada en más de una ocasión por Sir William Fownes, un barón de un condado cercano. Tanto la familia Ponsonby como la Butler coincidirían y a pesar de existir una gran diferencia entre ambas damas, las dos se hicieron grandes amigas y trazaron un plan para vivir juntas, lejos de la vida que se les imponía.
Huyeron de un matrimonio forzoso
Aterradas con la idea de ser obligadas a contraer nupcias en contra de su voluntad, Sarah y Eleanor escaparon del condado de Kilkenny disfrazadas de hombres. Más tarde fueron encontradas por sus respectivas familias y al ver que los planes que tenían con ellas no habían cambiado, decidieron huir otra vez.
Esta vez partieron con una sirvienta llamada Mary Caryll, quien trabajó para ellas sin cobrar nada y fue enterrada en la misma parcela. La pareja de amigas viajó por todo Gales hasta que se establecieron en un pueblo de Llangollen, allá compraron una cabaña a la que llamaron Plas Newydd.
Enriquecimiento personal, una rutina para hallar la felicidad
Eleanor y Sarah llevaron una rutina acorde a sus metas: cada día leían y estudiaban idiomas, literatura y geografía. Estudiaron la obra Jean Jacques Rousseau y vivieron gracias a una modesta renta otorgada por sus familias.
Más tarde el reconocimiento y la fama ayudó a mejorar su estilo de vida, pues la reina consorte Carlota de Mecklemburgo-Strelitz no solo las visitó, sino que persuadió a su esposo el rey Jorge III para que les otorgase una pensión.
Ni en el campo encontraron paz
Que dos mujeres vivieran solas, sin la compañía o apoyo de un hombre, fue motivo suficiente para convertir a ambas mujeres en una curiosidad, un espectáculo casi cirquero, al punto que más de un personaje de la época fue a verlas. ¿Por qué que fémina no necesita la ayuda de hombre? Entre los personajes que fueron a verlas se encontraban William Wordsorth (quien les dedicó un poema), Duque de Wellington, Sir Walter Scott y el príncipe prusiano Puckler-Muskau él cual se refirió a ellas como “las vírgenes más celebradas de Gran Bretaña.”
Los visitantes y turistas se encontraban fascinados con ellas y con todo lo que hacían, eran muchas las personas que admiraban su estilo de vida muy inspirado en ser autosuficientes: cada una de la dos poseía talentos para diversas áreas como la arquitectura o jardinería, eran hábiles en debates o discusiones y gustaban de educarse a ellas mismas constantemente.
Un matrimonio secreto o una amistad platónica
Es evidente que esta relación había más que una simple amistad: muchas fuentes de la época refieren rumores como que las dos mujeres compartían el lecho y se referían la una a la otra como mi amada o mi mejor mitad, llevaban la vida de un matrimonio.
Estudiosas como Simone de Beauvoir, dieron por sentado que la relación de las damas de Llangollen era más que platónica. Sin embargo, la biógrafa de las mujeres, Elizabeth Mavor después de haber recopilado toda su correspondencia, afirma que lo más probable es que Sarah y Eleanor tenían una amistad romántica propia de la época.
También en su tiempo, hubo rumores de su nada “sana amistad”. En 1790, salió un artículo en el General Evening Post en el que se insinuaba de la impureza en el trato de Sarah y Eleanor, alegando como la primera había rechazado varias ofertas de matrimonio y la segunda tenía un comportamiento claramente masculino. Dicen que Eleanor se enfureció al leer la publicación e inclusive averiguó si era posible tomar medidas legales.
Eleanor fallecería el 2 de junio de 1829 a la edad 90 años y Sarah Ponsonby murió dos años después, el 9 de diciembre de 1831, a los 76 años. Su casa es actualmente un museo donde se conservan todavía sus libros y cristalería (que tiene grabadas las iniciales de ambas mujeres), también algunas vestimentas ya que las damas solían vestir con ropa de montar negra y sombreros de copa de hombre.
Como curiosidad final hay un par de edificios nombrados en honor a Eleanor y Sarah: The Ponsonby Arms y el Butler Hill.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Se%C3%B1oritas_de_Llangollen
- https://www.yorokobu.es/las-senoritas-de-llangollen/
Imágenes: 1 y 2: wikipedia.org, 3: yorokobu.es