El rey que lo perdió todo por su reino
Sancho I de León fue el gobernante de uno de los reinos medievales de la península ibérica, lo que hoy se conoce como comunidades autónomas de Galicia, Principado de Asturias, las provincias de León, Zamora y gran parte de la provincia de Salamanca. El rey Sancho tuvo dos periodos de mandatos: 956 – 958 y 960 – 966, con un breve interregno de dos años. Esto no era novedad en el periodo (guerras civiles, traiciones o enfermedad podían ser la causa), pero en este caso no fue que el líder hubiera dirigido una regencia o que hubiera perdido su trono por causas de la guerra, sino que la interrupción de ese gobierno se debió a que el Rey estaba gordo, una obesidad mórbida que no le permitía ni realizar las actividades más sencillas como caminar.
Era tanto el sobrepeso de Sancho que muchos nobles e incluido su pueblo lo apodaron el craso, el tamaño del rey no pasaba desapercibido y nadie le perdonaba tal descuido físico. En esas condiciones sería imposible dirigir a su gente, batallar en guerras o cumplir con su deber como rey: concebir un heredero.
Fue así que, para finales del año 958, Sancho (que se calculaba que para esa época pesaba 240 kilos) y su esposa, fueron expulsados de la corte y tuvieron que huir
En busca del tratamiento
Su primo Ordoño IV fue nombrado en su lugar. Sin embargo, el ex rey no se rindió y fue en busca de consejo de alguien que lo estimaba: su abuela Toda de Pamplona, quien en ese momento se encontraba en Navarra. Pamplona le dijo que, para recuperar el reino, era necesario que demostrará su voluntad para ser fuerte y disciplina, para eso era necesario que perdiera todos esos kilos así podría enfrentarse a sus enemigos.
Ya con consejo en mano, Sancho partió a Córdoba, sitio en que se encontraba la corte del rey musulmán Abderramán III, donde vivía un médico judío conocido como Hasday ibn Shaprut. Él actuaba como diplomático y fue impulsor de la edad de oro de la cultura judía en España.
Abderramán III
Por intercesión de la abuela de Sancho se llegó a un trato con Abderramán: después que el rey estuviera bien formarían una alianza para recuperar el trono. A cambio, el rey le cedería al gobierno del rey musulmán unas poblaciones a orillas del río Duero
Hay que coserle la boca
El buen médico, le impuso al desterrado rey una dieta extrema, la idea era que pronto llegará a un estado en el que pudiera enfrentarse a sus detractores. Como primera medida decidió coserle la boca a Sancho dejando únicamente el espacio suficiente para poder introducir una cánula, con esto el Rey tendría una dieta líquida (la idea era que no pudiera ingerir ningún sólido). Hasday le preparaba todos lo días como alimento concentrados especiales con los suficientes nutrientes para que el Rey se mantuviera saludable.
Como complemento a su dieta, Sancho era sometido a baños de vapor para que perdiera la grasa acumulada. Como perdía peso las zonas en donde quedaba la piel flácida eran constantemente masajeadas, también le pusieron como rutina caminar por los jardines del palacio. Al principio para obligarlo a caminar lo amarraban con cuerdas y sus sirvientes lo levantaban, pues el rey no podía movilizarse solo.
Finalmente, fueron 40 días llenos de sufrimientos para Sancho, quien logró su cometido y perdió más de la mitad de su peso. Ya listo para guerrear, fue en contra de su primo Ordoño y recuperó su trono. Ascendió al trono en el año de 960 gracias a los musulmanes a quienes traicionó. Por esto, seguramente, su dicha no sería mucha: a los 5 años murió envenenado posiblemente una venganza por parte del califato que lo ayudó.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Sancho_I_de_Le%C3%B3n#Véase_también
Imágenes: 1: condadodecastilla.es, 2: lamedicinaylacorte.blogspot.com.co