El siguiente personaje lo podemos encontrar en distintos países a lo largo de Latinoamérica, sus características y sus travesuras pueden variar según el relato que te encuentres. Esta es la historia del Sombrerón.
Un anciano muy taciturno
En plena época de la Colonia vivía en Colombia un anciano bastante callado y misterioso. La gente que lo rodeaba no conocía casi nada él; además, el hombre tenía costumbres bastante extrañas como cabalgar muy entrada la noche por las praderas y le pasar sus días completamente aislado.
La gente podía ver al hombre a las orillas de los caminos, observando todo, casi como si los estuviera juzgando de un modo muy sombrío. Y así como lo podía encontrar cabalgando o en diferentes rutas, un día el hombre desapareció y las personas del pueblo lo dieron por muerto.
No obstante, el espectro de aquel señor volvió. Más de un habitante del pueblo afirmaba haberlo visto acechando y corriendo detrás de las personas, gritando «si te alcanzo, te lo pongo». Al parecer ese ente gusta de perseguir a los borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y los jugadores tramposos y empedernidos.
Su leyenda alcanzó fama en la ciudad de Medellín en 1837. Dicen que los vientos helados son una señal de su presencia, también augura su llegada escuchar aullidos de perros (por lo general lo acompañan dos perros negros de gran tamaño), el sonido de los cascos de caballos y el arrastre de cadenas.
También la leyenda nos narra que la intención del espíritu es hacer correr a sus víctimas, que le gusta es asustar nada más. Hay que agregar, que hay una versión femenina del sombrerón que espanta a los mujeriegos.
El dolor de un adiós lo transformó
A diferencia de nuestro anciano taciturno, la historia del sombrerón que podemos encontrar en Guatemala es bastante diferente, desde su físico hasta sus intenciones, y aun en este país su historia también puede tener distintas variaciones.
En una de las tantas leyendas, nos presentan al sombrerón como un hombre muy pequeño que un día se enamoró de una jovencita llamada Celina, a la cual llevaba serenatas para ganar su corazón. Su insistencia fue finalmente recompensada y la joven correspondió sus sentimientos, pero las habladurías de la gente lo alejaron de ella, al decir que él era un espíritu maligno.
Celina fue encerrada en un convento, allá cayó en una gran depresión y dejó de comer. Finalmente, la muerte vino por ella y su enamorado no soportó su pérdida. Con el corazón lleno de rencor dijo lo siguiente, al pie del ataúd de la joven: “Estoy tan mal hecho que desde aquí mi amor perdí, que el mal me parece bien y el bien es mal para mí.”
La historia termina que el alma del dolido hombre aparece cada aniversario de Celina, para seguir con sus serenatas de amor.
Sin embargo, Guatemala nos ofrece otra variante en donde el sombrerón no es romántico, sino más bien un ser escabroso que gusta de ocasionar problemas, en especial a las mujeres: molesta las chicas cantándoles y no dejándolas dormir, trenzándoles el cabello para hacer notar su presencia.
Fuentes:
- ;
Imágenes: 1: aprende.guatemala.com, 2: wikipedia.org
El siguiente personaje lo podemos encontrar en distintos países a lo largo de Latinoamérica, sus características y sus travesuras pueden variar según el relato que te encuentres. Esta es la historia del Sombrerón.
Un anciano muy taciturno
En plena época de la Colonia vivía en Colombia un anciano bastante callado y misterioso. La gente que lo rodeaba no conocía casi nada él; además, el hombre tenía costumbres bastante extrañas como cabalgar muy entrada la noche por las praderas y le pasar sus días completamente aislado.
La gente podía ver al hombre a las orillas de los caminos, observando todo, casi como si los estuviera juzgando de un modo muy sombrío. Y así como lo podía encontrar cabalgando o en diferentes rutas, un día el hombre desapareció y las personas del pueblo lo dieron por muerto.
No obstante, el espectro de aquel señor volvió. Más de un habitante del pueblo afirmaba haberlo visto acechando y corriendo detrás de las personas, gritando «si te alcanzo, te lo pongo». Al parecer ese ente gusta de perseguir a los borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y los jugadores tramposos y empedernidos.
Su leyenda alcanzó fama en la ciudad de Medellín en 1837. Dicen que los vientos helados son una señal de su presencia, también augura su llegada escuchar aullidos de perros (por lo general lo acompañan dos perros negros de gran tamaño), el sonido de los cascos de caballos y el arrastre de cadenas.
También la leyenda nos narra que la intención del espíritu es hacer correr a sus víctimas, que le gusta es asustar nada más. Hay que agregar, que hay una versión femenina del sombrerón que espanta a los mujeriegos.
El dolor de un adiós lo transformó
A diferencia de nuestro anciano taciturno, la historia del sombrerón que podemos encontrar en Guatemala es bastante diferente, desde su físico hasta sus intenciones, y aun en este país su historia también puede tener distintas variaciones.
En una de las tantas leyendas, nos presentan al sombrerón como un hombre muy pequeño que un día se enamoró de una jovencita llamada Celina, a la cual llevaba serenatas para ganar su corazón. Su insistencia fue finalmente recompensada y la joven correspondió sus sentimientos, pero las habladurías de la gente lo alejaron de ella, al decir que él era un espíritu maligno.
Celina fue encerrada en un convento, allá cayó en una gran depresión y dejó de comer. Finalmente, la muerte vino por ella y su enamorado no soportó su pérdida. Con el corazón lleno de rencor dijo lo siguiente, al pie del ataúd de la joven: “Estoy tan mal hecho que desde aquí mi amor perdí, que el mal me parece bien y el bien es mal para mí.”
La historia termina que el alma del dolido hombre aparece cada aniversario de Celina, para seguir con sus serenatas de amor.
Sin embargo, Guatemala nos ofrece otra variante en donde el sombrerón no es romántico, sino más bien un ser escabroso que gusta de ocasionar problemas, en especial a las mujeres: molesta las chicas cantándoles y no dejándolas dormir, trenzándoles el cabello para hacer notar su presencia.
Fuentes:
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Imágenes: 1: aprende.guatemala.com, 2: wikipedia.org