Aparece en diversas culturas milenarias

Escritores de la antigüedad como Dante Alighieri o Quevedo, escribieron sobre el enigmático pájaro de fuego. En oriente también es muy conocido, como en las culturas milenarias occidentales. En China, se le conoce como Feng y lo ubican al lado de un dragón, representando la fraternidad irrompible.

En la mitología hindú, se conoce una historia que trata de un ave misteriosa que puede llegar a vivir casi medio millar de años, pero en vista de que la muerte no le llegaba, se inmoló en un altar dispuesto por un sacerdote especial en un ritual. Entonces se encendió en llamas y quedó convertida en cenizas.

Un día después, entre la ceniza, se divisó una larva que se desarrolló rápidamente en un ave de fuego, mucho más poderosa y fuerte que antes. Los egipcios le llamaban Benú y era fundamental en esa mitología basada en las artes alquimistas, simbolizando claramente el proceso de resurrección de entre los muertos. La pintaban de color violeta o roja.

Resulta emocionante admirar aquellas obras de arte de la antigüedad egipcia, con el esplendor del Fénix encendido y resplandeciente por los rayos del sol, hasta que se reduce a cenizas y polvo. Después, renace y logra la vida eterna. Por estos detalles, muchos investigadores afirman que el cristianismo está muy basado en las doctrinas egipcias antiguas.

Hesíodo, uno de los más grandes griegos reconocido por la historia, decía con total convicción, que el ave Fénix solía vivir la vida de un cuervo multiplicada por nueve. Así mismo, otro pensador grecorromano que la tuvo muy en cuenta, fue Ovidio.

Y si nos transportamos a las mágicas y sorprendentes tierras mexicanas, donde florecieron las culturas mayas y aztecas, nos maravillamos al contemplar que como si se tratase de una gran coincidencia entre culturas de la Tierra, también exaltaban al ave Fénix, en cuyo caso llamaron Quetzalcoatl, el gran señor que murió y resucitó en una historia similar a la de Cristo.

Plinio no fue la excepción y la resaltó en su obra intitulada “Historia Natural”, donde habla de que un collar de oro del más fino, adorna el cuello del ave flamígera, misma que tiene cuerpo violeta y cola azulada, con una que otra pluma de color rosa. Según él, la mítica criatura vive más de 540 años y revive por la acción de los gusanos.

Otro que le atribuyó casi medio milenio de vida, fue Isidro de Sevilla, quien describió bien el proceso de la muerte del Fénix, que cuando nota que se ha envejecido, construye una pira y luego se inmola, para resurgir de entre la oscuridad de la muerte.

El mito cristiano del Fénix

Según éste, en el Jardín del Edén, justo en la parte de debajo del Árbol del Bien y del Mal, apareció un misterioso arbusto de rosas. Al lado de una de las rosas, nació un ave cuyo plumaje reflejaba una condición divina superior a los demás pájaros y tenía un canto sublime.

Se dice que fue el único ser que no probó del terrible fruto prohibido y que cuando Adán y Eva fueron echados del Paraíso, dos Querubines se posaron en la entrada como guardianes y del nido de aquella ave, cayeron chispas de fuego que encendieron las espadas de los Querubines y el pájaro ardió en llamas por vez primera. En seguida resurgió de los residuos del fuego y su plumaje se renovó de color escarlata, como el traje divino de un cuerpo dorado.

El premio a la obediencia suprema a los mandatos de Dios, le otorgó el don de la inmortalidad y la vida eterna a esta ave edénica, además de la suprema sabiduría, el poder de sus lágrimas de fuego que curan y hacen otros prodigios, así como su majestuosa fuerza. El mismo mito hebreo recalca que el Ave Fénix es el Portador de la Luz y del Conocimiento Universal.

El fénix sigue y seguirá siendo un ave mitológica muy representativa para muchos seres humanos.

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