Volvemos con otra historia de desapariciones misteriosas que parece no tener solución. En este caso se trata de un joven de Minnesota (Estados Unidos) que se encontraba camino a casa cuando se esfumó sin dejar rastro alguno.
Una noche cualquiera
Brandon Swanson tenía 19 años y estudiaba en el Minnesota West Comunity and Technical College cuando, el 14 de mayo del año 2008, partió en dirección a su hogar después del último día de clases. Como muchos estudiantes universitarios en Estados Unidos, el joven tenía su propio auto, y algunas horas más tarde llamó a sus padres a decirles que había sufrido un pequeño percance: su auto se había estrellado en una zanja.
Los padres de Brandon salieron de inmediato en búsqueda de su hijo, y consideraron que, por las indicaciones, se encontraba en las cercanías. Sin embargo, no encontraron rastro del joven en la zona donde pensaron que estaba, por lo que volvieron a llamarlo. Brandon entonces les repitió que se encontraba allí y comenzó a prender y apagar las luces de su automóvil.
Tras una media hora, la familia comenzaba a preocuparse y Brandon les dijo a sus padres que se iría caminando en dirección a la casa de un amigo. A eso de las 2 de la mañana dijo a su padre que lo buscara en un parqueadero de un club nocturno que era un sitio de reunión popular en Lynd. Sin embargo, su padre seguía sin encontrarlo y, a los 47 minutos de la llamada, esta terminó de manera abrupta. El joven musitó una grosería y su celular se desconectó de la red.
Su padre siguió llamándolo, pero el celular no presentaba conexión alguna. Preocupado, decidió alertar a las autoridades que comenzaron la búsqueda en la madrugada de ese mismo día. Los amigos de la familia también se reunieron a ayudar a los angustiados padres que veían cómo pasaban las horas sin que su hijo apareciera por ningún lado.
Parecía que Brandon se había esfumado en el aire. Pero entonces, nuevas evidencias hicieron del caso algo aún más sospechoso:
Pruebas anómalas
En primer lugar, el auto del joven apareció en una zanja a unos 45 kilómetros de Lynd (lugar en cuyas cercanías lo estaban buscando). No parecía haber huellas que revelaran que el ocupante del vehículo había salido caminando de allí pero la policía no le prestó atención a ello.
En segundo lugar, un rastreo de las llamadas en la investigación posterior reveló que el joven no se había dirigido a Lynd, sino que se encontraba en una torre a 35 kilómetros de Minnesota. Nadie sabe cómo o por qué llegó a este lugar, si se quedó allí o siguió caminando, pero al menos ahora las autoridades podían concentrar la búsqueda en esa zona.
Las cercanías de un río llevaron a la policía a proponer que el joven, distraído mientras caminaba en la noche hablando por celular, se había ahogado allí. Sin embargo, más de un mes de búsqueda fue insuficiente para encontrar su cuerpo, y el río era más bien pequeño (a su máxima profundidad no superaba los 4 metros). Brandon jamás volvió a ver a su familia.
Las autoridades aún no tienen idea de lo que le pasó al joven. Su desorientación en una región que conocía bien, su incapacidad de seguir el camino a Lynd y la confusión con sus padres solo añaden misterios a la historia. Pareciera, pues, que Brandon habría sido víctima de algún tipo de confusión debida a factores que no conocemos.
Estos factores podrían ir desde una desorientación espontánea hasta algún tipo de alucinaciones, pasando por viajes a dimensiones paralelas (una interesante teoría paranormal para explicar este asunto). Lo cierto es que, a menos de que Brandon aparezca, jamás sabremos qué pasó aquella noche de mayo.
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