Con esta imagen se «despidieron» de la Gran Barrera
Arrecifes
Los arrecifes son al océano como las grandes selvas tropicales a las tierras continentales. Pese a que ocupan un territorio pequeñísimo (menos del 4% de la superficie marina) poseen más del 50% de las especies del océano y sirven como refugio, descanso y guardería para muchas de las que habitan permanentemente en otros lugares.
Pese a que en los arrecifes coralinos habitan millones de animales distintos, el elemento fundamental en su existencia son, cómo no, los corales. Estos peculiares animales construyen un esqueleto calcáreo sobre el que sacan sus pólipos para alimentarse; con el tiempo van edificando maravillosas estructuras que se convierten en refugio y hogar para muchos otros. Los arrecifes de coral son verdaderas montañas construidas por animales.
Pero el coral no puede vivir en cualquier parte. Necesita sol (pues obtiene parte de su alimento de su alianza con algas unicelulares) y una temperatura adecuada para desarrollarse y que su huésped no abandone sus tejidos. Por ello los corales crecen hacia la superficie, garantizando condiciones ideales para muchos otros animales.
Blanqueamiento
Se conoce como blanqueamiento al fenómeno que ocurre cuando los corales se ven sometidos a estrés excesivo y ven cómo los abandonan las algas, fundamentales para su funcionamiento. El animal entonces muere lentamente de inanición, dejando únicamente un blanquísimo esqueleto calcáreo (uno que, cuando él estaba vivo, tenía colores diferentes). De ahí que el blanqueamiento represente la destrucción absoluta de los arrecifes.
Lo que otrora fuese un campo de vida hoy es un cementerio gigantesco de corales blanqueados
En la actualidad, debido a fenómenos como la pesca de arrastre, la contaminación de las aguas y el aumento de las temperaturas, entre otras, los corales han aumentado sus niveles de blanqueamiento de manera exponencial. En la Gran Barrera de Arrecifes Australiana (donde se concentra la mayor cantidad de estos ecosistemas) este blanqueamiento ha asesinado ya gigantescos territorios antaño boyantes en vida.
Y es por eso que, recientemente, se publicó un obituario en el que se hablaba de la Muerte de la Gran Barrera de Arrecifes.
La Muerte de la Gran Barrera
El artículo lo publicó Rowan Jacobsen, un reconocido escritor ambiental. En él afirmaba que la Gran Barrera estaba ya a efectos prácticos condenada y que la culpa recaía en las actividades humanas. Su frase fue la siguiente: “La Gran Barrera de Arrecifes Australiana ha perecido luego de una larga enfermedad. Tenía 25 millones de años”.
El artículo, masivamente reproducido por los medios y en las redes sociales, recibió duras críticas de la comunidad científica. “Muerto”, afirmaron, “no es lo mismo que muriendo”.
En efecto, más allá del efecto dramático del obituario, lo cierto es que generó una sensación de desesperanza: la convicción de que nada ya quedaba por hacer. Y eso es completamente falso, afirman muchos investigadores, pues el arrecife, aunque enfermo, sigue con vida, y los esfuerzos adecuados podrían llevar a su salvación.
La situación es crítica: 93% de los corales están amenazados por blanqueamiento, y vastas extensiones ya están desprovistas de cualquier tipo de vida coralina. Esto es gravísimo, y nos muestra el peligro al que estamos sometidos, pues de este arrecife dependen las poblaciones de muchos peces que alimentan a grandes sociedades en el Pacífico; sin embargo, también es un llamado de alerta que debe llevarnos a la acción y no a la apatía.
Es cierto que la Gran Barrera de Arrecifes está moribunda. ¿Dejaremos que antes de una generación haya desaparecido?
Imágenes: cnn.com