No se trata de que lo hubieran obligado a actuar como hombre, a ponerse determinado tipo de ropa o algo por el estilo, sino de algo un poco más siniestro y, de hecho, el caso terminó en los estrados judiciales. Se trata de Andreas Krieger, un deportista alemán que nació como Heidi Krieger y que compitió como lanzadora de peso representando a Alemania Oriental.
El poderío Alemán
Sin embargo, para su mala fortuna, Heidi compitió durante una época en la cual su país practicaba en forma indiscriminada el dopaje con esteroides con el objetivo de mostrar el poderío alemán. Y ella no fue ajena a ello, pero lo peor de todo es que lo hicieron no sólo sin su consentimiento sino también sin su conocimiento.
Mientras Heidi cosechaba medallas para su país, sin saberlo, se estaba convirtiendo en hombre adquiriendo cada vez más una figura masculina. En 1986 ganó la medalla de oro en el campeonato europeo de atletismo, lo que se convertiría en su mayor logro, cosechando luego después un segundo y cuarto lugar, además de distinguidas participaciones en otros certámenes.
El retiro de la actividad deportiva
En 1990 se retiró de la actividad deportiva. Tiempo después la deportista se enteró de lo que sus entrenadores habían hecho a sus espaldas y se resignó al hecho de que los esteroides la habían dejado con una apariencia tan marcadamente masculina que en 1997 decidió que no tenía otra opción que hacerse una intervención quirúrgica de reasignación de sexo así como cambiar su nombre, aunque en varias ocasiones manifestó que no es lo que hubiera querido.
Los culpables del dopaje
Hacia el año 2000 se comprobó la culpabilidad de Manfred Ewald y Mandred Höppner, presidente del comité deportivo alemán y director médico respectivamente, por el dopaje con esteroides, no sólo a Andreas, sino a varios deportistas más, incluyendo a menores de edad. Aunque el daño ya estaba hecho y Andreas se convirtió en el caso más conocido de una persona convertida en hombre en contra de su voluntad.
Fuente de imagen: sport.sme.sk