La pérdida de un hijo para una madre, dicen que es el dolor emocional más fuerte que exista. Sin embargo, este mismo dolor podría causar una reacción brutal y trágica, como le sucedió a “la mujer que mató a sus hijos para culpar a su esposo”.
La pérdida de su primer hijo la dejó traumada
Fiona Donnison lo hizo por dolor; nunca se pudo recuperar de haber perdido a su bebé, seis años atrás del nefasto crimen que cometió en 2010. En su primer matrimonio tuvo dos hijos, sin ningún problema y quienes crecieron y se desenvolvieron normalmente. Luego se divorció y contrajo nupcias por segunda vez y al poco tiempo, quedó embarazada.
Nació una niña a quien la pareja bautizó como Mia Florence, pero lamentablemente, falleció a los 10 meses de edad. El golpe fue espantoso para Fiona y su nuevo cónyuge. No obstante, el tiempo pasó y engendraron dos hijos, quienes llegaron a cumplir 2 y 3 años. Empero, nunca pudieron superar la pérdida de su bebé y afrontaban fuertes discusiones y agresiones.
Desde la muerte de la pequeña Mia Florence, la madre entró en un estado de depresión crónico. Sus allegados y vecinos la describen como una mujer sombría, decaída y antipática, quien casi no se relacionaba con nadie y se le veía comúnmente cabizbaja.
Unos celos obsesivos y peligrosos
Pero una noche, luego de varios días de fuertes discusiones con su pareja, pues Fiona sospechaba que su esposo Paul Donnison, estaba manteniendo relaciones con otra mujer, la mujer entró en desespero por querer vengarse de su esposo y desahogar tanta pena, ira y frustración. No se le ocurrió otra cosa que dirigirse hacia la habitación de sus dos hijos, un niño, Harry de tres años, y una niña, Elise, de sólo dos años, y asfixiarlos cruelmente con una almohada.
Relatan las investigaciones judiciales, que luego esperaba deseosa que llegara Paul, para asesinarlo con un cuchillo y culparlo de la muerte de los pequeños. Pero las horas pasaban y el hombre no llegó a su casa esa noche. Fiona, de 43 años en esa época, comenzó a sentir un terrible remordimiento y en horas de la mañana, se presentó ante las autoridades y confesó su nefasto crimen. Los hechos ocurrieron al oriente de Inglaterra, en Heathfield, Sussex.
Cuando llegaron los policías, descubrieron que 24 horas atrás, habían muerto de asfixia los pequeños Elsie y Harry y aparte de todo, sus cadáveres fueron hallados en la cajuela del coche. En días anteriores, Paul había sido arrestado porque en una discusión supuestamente, agredió a a su esposa.
Un amigo cercano de Fiona, comentó que ella era una buena madre, hasta donde se veía. Pues se mostraba amorosa y tolerante con sus hijos y de hecho, en la semana en la que ocurrió el homicidio, había escrito un post en Facebook dando gracias a la vida, por permitirle estar con sus niños en el trabajo y así, compartir más con ellos. Tanto sus pocas amistades como las familias, quedaron desconcertados y muy lastimados con los hechos.
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