En tiempos del origen del sistema solar la atmósfera marciana habría sido destruida por el «viento solar» en ausencia de un campo magnético (como el terrestre) para protegerla
Nuevo hogar
Quizás su tendencia a buscar nuevos horizontes es la característica más universal de la humanidad. Desde que los primero cazadores-recolectores abandonaron los territorios africanos para esparcirse por todo el viejo mundo el hombre ha comenzado una carrera sin fin para explorar nuevos mundos y encontrar nuevos horizontes.
En la actualidad, el mundo está en gran medida descubierto y no hay lugares (al menos no en un plano físico) para llevar a cabo estas ansias de investigación. Pero en el espacio, tan infinito como podamos imaginarlo a escala humana, siguen habiendo un número inconmensurable de misterios.
Las paradas más obvias son nuestros vecinos estelares: la Luna, Marte y Venus. Ya hablamos alguna vez de los proyectos que existen para convertir a Venus en un planeta habitable (técnicamente hablando, para terraformarlo). Hoy hablaremos de los proyectos parecidos que tiene la NASA para permitir la colonización marciana.
Planeta Rojo
Marte en su momento fue seguramente muy parecido a la Tierra. Las evidencias indican la existencia de océanos de agua líquida y de una atmósfera que poco a poco fue pulverizada por el “viento solar”. En la actualidad, apenas si quedan rastros de la atmósfera marciana y su superficie se ha convertido en un desierto.
Llevar agua a Marte implicaría repetir la historia del pasado: el planeta sencillamente carece de un campo magnético que, como el terrestre, le permita resistir la poderosa radiación solar. Venus sí lo posee (o podría poseerlo), por lo que se considera más viable su trasformación, aunque a priori resulte mucho más difícil.
Sin embargo, la NASA considera que terraformar Marte también es una opción para la cual podrían usarse gigantescos escudos de tamaño planetario.
El concepto es simple: un escudo magnético artificial entre Marte y el Sol, que permita el resurgimiento de la atmósfera marciana
Escudos planetarios
Como ya lo señalamos, la principal limitación de Marte es la inexistencia de un campo magnético que proteja su atmósfera. Modelos actuales indican que Marte podría generar una atmósfera de más de la mitad de presión de la terrestre en el lapso de unas pocas generaciones si tan solo pudiese controlar los vientos solares. Tiene hielo suficiente para ello.
Pero aunque Marte no pueda hacerlo nosotros sí podemos. En la actualidad científicos del CERN se encuentran construyendo una máquina capaz de generar un campo magnético 3.000 veces más potente que el terrestre en un área de unos 10 metros. Con el paso del tiempo este campo podría hacerse más grande, ocupando varios miles de kilómetros y con una potencia quizás equivalente a aquella de nuestro planeta.
Los científicos aclaran que no se trata de controlar el clima marciano, sino de brindarle la seguridad para que pueda desarrollarse con autonomía. Una vez el campo magnético esté en posición (en un punto medio entre Marte y el Sol conocido como el punto L1 de Lagrange, donde se mantendría en su lugar sin necesidad de motores) podría comenzar a bombardearse Marte con hielo proveniente del cinturón de asteroides o de los anillos de Saturno, para que recuperase el agua que perdió en el pasado (y de paso consiguiera una presión atmosférica ligeramente más alta). En cuestión de algunos siglos, el planeta podría ser apto para la colonización humana.
Imágenes: 1: engadget.com, 2: phys.org